martes, 5 de febrero de 2013

MI CURSOR TEMBLABA, YO TAMBIÉN

He llegado a la conclusión de que visitar el psicólogo es darle chance a tu niño interior que después de tanto tiempo de oprimirlo, hable… ¿Da miedo lo que tiene que decir? Tal vez sí, y tal vez de miedo porque tiene razón, sabe lo que necesita y probablemente como “adultos” que intentamos ser, aún no somos capaces de dárselo…
No hay nada más desgastante que ver el cursor temblar y no hacer nada así que aunque no sepa qué escribo no voy a detenerme ni intentar quedar bien en estas letras que lo siento, son sólo para mí. – Ya no, lo estoy publicando pero cuando lo escribía pensé que era para mí. -
Aún parece que fue ayer cuando mi papá nos metía a todos en el carro para ir a Plaza Patria. Pasábamos horas en Martí viendo balones de fut y comprando el nuevo uniforme de Jorge Campos para David. Después en Fábricas, mientras los niños se iban a deportes Guerra cuidados por Juan Pablo, mi papá y yo íbamos a Fábricas de Francia. Recuerdo entre tantos vestidos no encontrarme. Mi papá elegía uno que ya no era para mi edad y no sabía cómo decirle que no, me lo compraba, y peor aún, me lo ponía. Quería darle gusto a mis padres para que tuveran a la niña más tiempo así que aumentando mi traje ridículo me ponía una diadema de flores.
Pero amaba usarlos cuando se trataba de ir a Xaverianos de Altamira a misa. Era una casa de descanso de los padres,  parecía antigua y tenía tres pisos, yo me ponía el vestido más hampón, no por tratar de ser niña y darle gusto a Flor y Javier, sino porque jugaba que nacía en otra época y me metía en el mundo tanto que ni siquiera escuchaba la misa, después nos quedábamos a cenar. Al regresar a casa me quitaba el vestido y volvíamos a los noventas.
Todavía me acuerdo de esa niña y a veces me pregunto en qué momento llegué hasta donde estoy, una persona intentando ser adulta y negándolo en el intento. Me provoca llorar pensar en la enorme cantidad de recuerdos que ponen a mi memoria de cabeza. Y las lágrimas se me salen en señal de nostalgia, como producto de meter a la licuadora las risas y los momentos dolorosos que aún no he podido digerir y digo que ya.
Así avanzo en mis días, reconociendo que mi cuerpo cambia, que mis intereses cambian mucho más que mi cuerpo y que mi corazón no ha borrado nada que pueda hacerme cambiar. Mi esencia flota como lo ha hecho siempre aunque bajo ciertas murallas que le construí para que nadie la cambie, como si el peligro no estuviera adentro de mí.
¿A qué viene todo esto? Mañana, en punto de las nueve, por recomendación de una hermosa mujer, me reúno con otra para hablar de esas cosas que piensas que ya superaste. Me incomodé. Todo comenzó con mi libro, al pedir apoyo en los gastos de mi libro, la recibí de la hermosa mujer y su esposo y me pidió a cambio que platicara con Claudia… “No estoy diciendo que necesitas un psicólogo, es sólo que creo que si vas a esas sesiones con ella, te ayudaría para poder ser más sensible al escribir… para que puedas empezar tu segundo libro…” Dijo. Yo entendí, entendí todo pero a la vez no tuve el valor de tomar el teléfono hasta casi un mes después. Eso y un libro que me entregó días antes. ¿Ya lo leíste? Me preguntaba. El libro tendría cuando mucho cincuenta páginas y no podía abrirlo… no sé cuál era mi problema, pero no es que no pudera abrirlo, no quería abrirlo. Ni quería hablarle a Claudia.
Con un poco de arrogancia como quien admite que no tiene nada le hablé hoy a Claudia y le dije a que iba a ir con ella por petición de una mujer que quiero mucho. Solté una risa como diciendo que a mí no me hacía falta ver a nadie tratando de poner la voz más serena, de esas voces maduras que transmiten que no tienen ningún problema, pero hoy que me he entregado al sueño de dos horas y me he despertado con la sensación de que mi corazón hubiera abierto una cajita de sentimientos guardados de años queriéndome sentí que mi propio ser me quisiera jugar un juego sucio para que mañana vaya hecha pedazos.
¿Qué es lo que siento? No lo sé, trataba de averiguarlo mientras veía temblando al cursor y sin pensarlo más me solté a escribir lo que no sé si se publica o se queda en mis documentos de word como muchos otros. ¿Qué me pasa? Tampoco sé, no quiero quebrarme mañana, no quiero desenterrar lo que ya domino y tampoco quiero abrir un proceso que me tenga llorona mientras debería estar festejando mi libro, feliz y contenta vendiendo cada uno con cariño.
No es recomendable, podría decirlo, y por otro lado… ¿Qué es lo que no quiero destapar? ¿A caso no he vivido una vida feliz llena de recuerdos que precisamente me hicieron escribir lo que se convirtió en mi más grande sueño?
¿Qué es lo que no quiero hacer consciente? ¿De qué no me quiero desprender? ¿Qué necesito olvidar y tengo miedo de hacerlo? ¿Qué me duele y no me doy cuenta? ¿Cuál es la piedra de mi zapato? No lo sé pero sea lo que sea mañana me voy sin armaduras a descubrir si no he hecho bien mi tarea y por qué. Y sí, si voy a publicar esto porque creo que muchas veces sólo me gusta mostrar otra parte de mí que no se siente derrotada como yo ahora, y creo que de algún modo, si vas a conocerme, que sea completa.
Deséenme suerte y algo me dice que mañana se “fecunda” mi segundo libro.
GRACIAS POR LEER
Su escritora.
  •  
  • PARA SEGUIR TODOS LOS DETALLES DALE "LIKE" A MI PÁGINA DE FACEBOOK  http://www.facebook.com/LuciaLaDeFlor  Y TWITTER
    @lucialadeflor

    también pueden seguirme en mi blog lucía la tapatía
    http://blogs.quien.com/lucia-la-tapatia/2012/09/05/segundolibr/

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario, es lo más sabroso de escribir... :)