martes, 5 de febrero de 2013

Hola 2013


He tratado de escribir y no puedo… o no quiero, o no tengo ordenadas las ideas y de por sí “ordenadas” las escribo como niño que regresa corriendo a contarle algo a su mamá y entre el aliento y la emoción no se entiende nada…. Pero aquí voy una vez más… ¡Bienvenido 2013!

 
Terminó el mejor año de mi vida. ¡De mi vida dije! Y aunque el pasado parezca insuperable… mi corazón dice que este será todavía mejor.

Y es que en el 2012 me fui como gorda en tobogán realizando mi más grande sueño: Publicar un libro. Fueron altibajos en la insistencia por verlo realizado que una catarata de sentimientos encontrados habitaba en mí y no sabía como acomodar tanta cosa en mi corazón. Lo que se me venía a la mente era escribirlas pero pasaban los días y mi compu y yo no producíamos ningún documento de Word.

Presentaciones de libro, viajes, conocer a mis lectores, entrevistas… me sentía feliz, pero también me sabía una niña asustada en el súper cuando no encuentra a su mamá, una adolescente en semestrales, una novia entrando al altar, un actor detrás del telón viendo como se abre… Muchos pensamientos tontos de “Tengo que hacer esto pero no quiero… pero sí quiero pero tengo nervios…”Todos atrapados en una burbuja que se reventó para por fin enseñar a los demás lo que tenía preparado a ver si les gustaba… y asustadita aparecí.
Entre presiones y el desorden ordenado de mi vida seguí en el camino sin preguntarme nada. Como cuando estás en la corredora del gym y ya no sigues tu ritmo sino el de la máquina. No sabía exactamente qué estaba pasando pero sentía que no debía detenerme. Intentaba recordar con qué herramientas contaba porque el camino me estaba pareciendo desconocido y no quería tropezarme.

Todo me parecía más claro cuando en algunas presentaciones, al empezar a hablar veía cara de mis amigas, o gente desconocida que con el mayor respeto me escuchaban… pero sobre todo, cuando posaba los ojos en mi familia, la que entendía cada una de las cosas que decía porque las vivieron conmigo. Entonces seguía más segura de que no importaba nada mas que sacar la casta e irme por todas las canicas, buscando quitarme máscaras que me hubiera puesto en el camino por insegura.

Y es que los que me conocen saben que no me para el pico pero cuando tenía una presentación me entraban unos nervios inconsolables que parecía la niña con lentes mas geek del salón, esa que le hacen bullying, pasando con todo el miedo más grande de su vida al pizarrón, y aunque sabía perfectamente la respuesta, tenía pavor de decirla e incluso sabiéndolo dudaba si era la correcta.
 
Pero por una extraña razón cuando empezaba a hablar sentía como si alguien se hubiera apoderado de mí tomando el micrófono, y mi niña interior se asomaba por mis ojos viendo al público, escondidita mientras hablaba aquella mujer que no reconocía. Y así fue como comencé a asimilar lo que estaba pasando: había realizado un sueño y debía responder a las consecuencias… es por eso que no podía detenerme.
Y entonces entendí que the show must go on. Y me asustó la idea de: ¿Y qué hay si me quiero parar? Sabía que no quería pero quería tener la opción porque parecía no tenerla, pero me dí cuenta de que no tenía la opción de detenerme porque no quería detenerme, no porque no pudiera.

Así terminaba con un día y al final veía que había sido algo bueno, y luego otro y otro. Algunos tenía entrevistas y me ponía nerviosa, me daba risa ver a la reportera porque como ese es mi trabajo y ahora era al revés, me daba “ricita” con c de cañon.


También fui a unos programas de TV en DF, donde me sentí “al desnudo” porque para empezar había olvidado mi make up en Guadalajara por las prisas de haberme despertado a las cinco para alcanzar el avión – y no dormí nada porque le llevaron mariachi a la vecina – Así que sentí que pasaron milésimas de segundo en lo que me levanté y me pusieron el micrófono y estaba contestando de por qué había escrito mi libro y otras preguntas que me hicieron hacer consciente todo el camino que había recorrido. En mi mente decía “hayyyy gooooeiii”. Salí de los programas, me reuní con mi escritora en un restaurante de moda y ahí fue cuando el pánico llegó a su máxima expresión: Un ataque de falta de oxígeno cuando había un pastel que decía “felicidades por tu libro”. Ahí supe “ahhh, escribí un libro” Había estado tan inmersa en cumplir mi sueño que se me había olvidado que el resultado estaba frente a mí.

¿Y ahora qué? Me sentía feliz, pero me sentía sola y a la vez me sentía rodeada de felicitaciones. Es extraño como a veces en la multitud conoces la soledad. Sabía que conducía un tren que había creado con la ayuda de todos pero que al final de cuentas era la responsable y guía de hacia donde iba todo esto, y el estrés entró a mi vida, estaba dispersa, ida, pero seguía, como en automático. Lo que me daba energías era conocerlos… a Paloma llegando puntual en la FIL y pude decirle que estaba muy nerviosa… a Montse en Querétaro que me platicó toda su proeza para llegar,  todo junto con Manuel con quien también pude platicar mucho. Mi prima Lore Vargas que ya había terminado mi libro y me organizó para estar en varios lugares en pocos días.

Así, mis nervios y ganas de detenerme y la certeza de saber que estaba caminando por el sendero correcto se peleaban en las noches cuando no podía dormir de la emoción y del susto. De las ideas para hacerte llegar el libro, de la rutina y deberes que no debía descuidar, de la tranquilidad que necesitaba encontrar para poder escribir un discurso… y un vaivén de hechos y sentimientos que te cuento hasta ahora, aquí, donde me refugié al fin contigo, donde siempre nos encontramos.
 
Es raro cuando cumples un sueño. Es algo así como el tío de Spiderman que le dice “A grandes dones corresponden grandes responsabilidades” cambio la palabra dones por sueños y entonces obtengo mi situación actual. ¿Qué me queda? Afrontar y disfrutar las consecuencias, el hecho de que al haberme compartido la gente pueda amarme o juzgarme. A que no tenga tanto tiempo libre, a que no los venda tan rápido como creí, a que esto a que el otro y un sin fin de pensamientos negativos que no ayudan en nada.

Pero lo que puedo decir que aprendí de todo esto es que somos nuestras propias dificultades, nosotros decidimos hasta donde los pretextos cuentan y destruyen las buenas ideas. Excusas siempre sobran… barreras psicológicas como el hecho de pensar en el qué pensarán, inseguridades como decir ¿por qué yo ganaré? ¿Por qué me darán a mí el empleo? Y mil y un inseguridades que no hacen más que ponernos en último lugar ante la posibilidad de abrirle los brazos a algo que fue hecho para nosotros: la abundancia.
 
El miedo de obtener éxito por miedo a caer y que el golpe sea más duro existe. La idea de pensar que tenemos que pagar por recibir el bien también es falso. La gente, la vida, los días nos dan tantas cosas gratis y a manos llenas pero malamente estamos acostumbrados creer que no merecemos nada de eso o que al menos tenemos que pagar algo para recibirlo.
Preferimos muchas veces entregarnos a la flojera que adquirir las responsabilidades que conlleva tener lo que quieres. La deliciosa zona de confort que no queremos abandonar, el ingrato don del ocio, de pensárnosla para avanzar, de tener todo fríamente calculado y al decidir que nuestro siguiente paso es una buena opción, calculamos de nuevo y así hasta el infinito de lo irrealizable, de los sueños que quedan en hubieras y conquistas que no permitiste que fueran tuyas. Que no permití que fueran mías. ¿Por qué? Porque el ser humano tiene miedo a los cambios, preferimos el malo por conocido que el bueno por conocer, preferimos el mal mecanismo que aprendimos de la vida olvidarnos de todas aquellas fórmulas falsas que hemos adoptado, todas esas tontas ideas que se convirtieron en leyes en nuestro corazón porque salió herido y engañosamente nos dictan que no debemos ser tan impulsivos, no debemos enamorarnos tan rápido, no debemos creer en que obtendremos algo porque la suerte es para otros o porque es mejor vivir esta rutina que tenemos aunque no queremos, que entregarnos a la aventura de lo nuevo. Entonces, ¿Para qué recibir el año nuevo con alegría? Deberíamos estar muertos de miedo.
 
Por eso digo que… si este año me fue bien atreviéndome a ser yo, con todo lo que esto implica, a subir los escalones de lo desconocido, a atreverme a abrir el corazón – porque en el camino de escribir y publicar conocí a un lector del que hoy estoy “encontradamente enamorada” porque no me siento perdida – tal vez no sea tan malo atrevernos a realizar nuestros sueños, tal vez no sea tan malo creer, tal vez es hora de dejar de decir “hay ajá” y pensar “sí se puede” como muchos Mexicanos alguna vez gritamos.

Y claro que todo eso implica una “chinga” literal – no hay palabra que lo describa mejor – y en el camino te encontrarás con cosas que no quieres pero debes hacer y aprender y desvelarte y quedarte en casa en vez de irte de fiesta, y leer, y corregir y aceptar y volver a insistir, pero al final, cuando menos te das cuenta, como yo, tienes el producto en tus manos y te conviertes en una de las benditas personas que saben llorar de la felicidad.
¿Qué sería de nosotros si el miedo y los falsos patrones aprendidos no existiera en nosotros? ¿Dónde estaríamos? Tal vez el 2013 sea el momento, porque al final de cuentas siempre es el momento para hacer las cosas ¿no? Te deseo que este año que empieza logres todo lo que te propongas y te des cuenta de que al hacerlo te queda ese sentimiento de devolver todo el amor que la vida te da cuando decides amarla.


Gracias por leer.
Les comparto mis fotos y videos de mis “tours” jajaj espero les gusten
Imagen de previsualización de YouTube
 Imagen de previsualización de YouTube
Imagen de previsualización de YouTube
Presentación en la Feria del Libro en Guadalajara
 Primera gira del libro en DF
¡Lectores a la vista! Estas fueron las primeras personas que me compraron el libro.
Mi primera entrevista…
  •  
  • PARA SEGUIR TODOS LOS DETALLES DALE "LIKE" A MI PÁGINA DE FACEBOOK  http://www.facebook.com/LuciaLaDeFlor  Y TWITTER
    @lucialadeflor

    también pueden seguirme en mi blog lucía la tapatía
    http://blogs.quien.com/lucia-la-tapatia/2013/01/08/hola2013/

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario, es lo más sabroso de escribir... :)