lunes, 15 de diciembre de 2014

CÓMO AMANECÍ: Introspectiva




De cuando en cuando en diferentes momentos de mi vida me aíslo y esas cosas. No es que una luz en mí se apague es que como lo dije solamente, me aíslo y me vuelvo introvertida y observadora… escucho frases de películas o en cafés con mis amigas llega mi punto de concentración en el que veo solamente una boca moviéndose en cámara lenta diciendo lo que muchas niñas tienen en el corazón y me doy cuenta de que de algún modo estamos conectados con el mismo dolor y los mismos miedos así como los mismos deseos. Entonces escucho y entiendo que no sólo yo me siento una extraña que quiero preguntarme si no vivo en Melmac también y tenga que buscar mi nave y regresar a casa.

A final de cuentas creo que dentro de toda esta atmósfera donde me veo envuelta que parece extraña, todo comienza a cobrar sentido cuando te limitas a observar y no querer desesperada querer encontrar respuestas a todas las preguntas del universo.

Y es que a veces es conveniente alimentarnos de todo lo que hay alrededor y observar el mundo de un ángulo que no sea siempre el único que conocemos y entender que la vida puede verse de tantas formas y que al cambiar de panorama también los problemas cambian de tamaño y las soluciones se esparcen y no tan lejos.

Es por es que entiendo que en momentos de “incomprensión” a la vida, probablemente lo que falta es sólo observarla. Pero no sólo con nuestro ángulo. No es lo mimo estar parada en el tráfico sudando con la cuenta del taxi corriendo que estar en un avión y ver como tiernamente se mueven los carritos.

A veces creo que no vemos los problemas de varios ángulos porque nos asusta el hecho de tenerlos enfrente y los sustos paralizan. Por ejemplo, hoy amanecí sabiéndome en una etapa introvertida y que estas etapas me sumergen en mi mundo y me hacen reflexionar más que salir de fiesta y contar chistes – y escribir mucho y eso me está encantando - . Pero eso no me hace – como ya lo dije al principio – apagar mi luz o salirme de las canchas sino que simplemente me doy la libertad de poder “angulizar” mi vida y volver a acordarme de las coordenadas que tengo en el mundo, con lo que cuento, con lo que no, lo que me duele, lo que ya no…

Y eso amigos míos… aunque no grite de emoción y más bien esté calladita, me está en-can-tan-do. En este mood la inspiración llega como si nunca se hubiera ido y descubro tantas cosas por segundo… en silencio muchas veces todo comienza a cobrar sentido.

Y aquí estoy, entendiendo que no tengo que entenderlo todo pero disfrutando de al menos abrir bien los ojos por si algo se me revela para confirmar si mi camino es el correcto o debo reposicionar mi lugar en el mundo. ¿Y tú? ¿Cómo amaneciste?

viernes, 12 de diciembre de 2014

CÓMO AMANECÍ - Si los días fueran personas




Hoy amanecí contenta entendiendo la gracia que tiene que los días sean tan variados, en humor, noticias… personas con las que convives. Incluso, en una hora, nuestro mundo cambia… es una cosa extraña. He tenido una temporada introspectiva, rara, no diría que triste, más bien creo que estoy depurando el alma y reseteando mi corazón de muchas cosas y es un proceso que tal vez me lleve más al silencio que a la acción pero eso no significa que no estoy haciendo nada… al contrario muchachos. Pero ese no es el punto. Lo que hoy amanecí pensando es que incluso dentro de una etapa más gris que soleada, los días tienen sus matices y son y reclaman ser individuales y exclusivamente sorprendentes.

Imagino que si los días fueran personas que están a tu servicio para darte amor y un toque cool a tu vida creo que lo mínimo que debo hacer es saludarlos y ponerme una ropa que me guste e intentar tener un poquito de disposición para ver su espectáculo, no sé, he entendido que a veces es mejor manejar las cosas por particular.

Por ejemplo, lo único que tiene Lucía Orozco hoy son 24 horas. Si esto es así lo primero que quiero es hacerme amiga del día completo… Tratar a un día mal sería como ser grosera con el chef de un restaurante. Probablemente no reciba el sazón de siempre... shame on me.

Y es que a veces mi cabeza se preocupa por todo y por nada y se me van los días como dice la gente: volando. Así que dentro de mi etapa de descubrimiento personal encontré que los días son muy chistosos, diferentes entre sí, me encuentre o no en una etapa de duelo.

El día de hoy por ejemplo, si fuera persona, tiene muchas expectativas y amaneció tan contento que aunque traigo dolor de cabeza, cuello y panza, este día tan de doce años que quiere salir a jugar me convenció de hacerlo.

El clima, las personas que me saludaron en el camino, el que me ofreció pan, la de la limpieza que me dice “hola hija” en la oficina y me encanta porque son contadas las veces en que se usa la palabra “hija” en mí... Y no sé, el mundo me convenció de que yo estuviera de buenas porque yo no he andado tanto últimamente y eso me dio risa. Mucha risa. Mucha.

Entender que los días tienen “lo suyo”, “su ondita”, su chispa y que no importa la carga negativa que exista en el alma, se desvanece cuando un día decide actuar en ti y dejas que lo haga. Y por un día parece que los problemas no son más grandes que nosotros. (Nunca lo son pero para saber esto es todo un rollo).

El caso es que descubrir que muchas veces siento que tengo el mundo encima y no es cierto me dio risa, alegría de saber que los días se entretejen y amarran y enseñan y no son más que un conjunto de oportunidades para darnos cuenta que la vida es más fácil de lo que creemos, que incluso sin actitud a veces los días hacen ese no sé qué que nos devuelve la actitud y muchas otras cosas mágicas que tenemos dentro… es algo así como dejar un poco que el universo confabule y dejar de querer controlarlo todo y observar el espectáculo…

Al menos, si yo supiera que voy a morir hoy, en vez de querer arreglarlo todo para cuando no esté, pensaría en observar lo bonita que es la vida… ser espectadora y no tomar acción porque lo que está pasando me paraliza toda. Es algo bonito de ver… una comida familiar y estar sentada y nomás ver todo lo que pasa… estar sentada en un parque y ver a tus sobrinos jugar, no sé… tal vez, habrá días en los que escriba que todo depende de uno y que si uno no construye su felicidad todo vale mom, pero hoy, hoy no sé si mañana pero hoy sí, se me antoja pensar que los días son personas que viven sólo 24 horas y que no los había tomado en cuenta…

Hoy me siento más ligera, tal vez mañana sea diferente, pero hoy voy a disfrutar la particularidad que tiene este día. Y ser feliz con la filosofía que este día ofrece: Sit and watch.

Y tú ¿Cómo amaneciste? Yo, en resumen, la vida me calló la boca hoy y me dijo: ve todo lo que hay y deja de escupir quejas o preocupaciones, sólo mira, miraaaaa...

jueves, 11 de diciembre de 2014

CÓMO AMANECÍ - El libreto de la vida.



El otro día leí una frase que me dio mucha risa “Me choca cuando empiezo mi día al pie de la letra y la gente o la vida no siguen el libreto”. Algo así iba. Y es que de pronto, al menos yo, hice un guión espectacular en mi cabeza y al ver que ciertas cosas no suceden me siento… no sé cómo me siento.

¿En qué momento a la vida no la dejé ser? Recuerdo que en mi infancia los juegos más aburridos era cuando me juntaba con niñas controladoras. “Y que yo era la mamá y tú la bebé” ¡Me chocaba ser las bebés! ¡Las bebés no hacen nada! “Y luego que tú te dormías” O sea prácticamente mi amiga de preescolar me estaba dictando todo lo que teníamos que hacer las bebés.

Obvy un día hicimos rebelión de niñas con biberón y las pusimos en su lugar pero ese no es el punto, la cosa es que no sé si a veces a la vida no la dejamos ser. O por más que nos creamos tan importantes como para pensar que podemos cambiar el rumbo de la vida, ella pueda vernos como unas hormiguitas rebelándose contra el mundo. No lo sé.

El caso es que tal vez entiendo que a la vida hay que dejarla ser aunque no sepa todavía como… y que dentro de nuestra libertad existe también la libertad de las coincidencias del día, de las personas que se acercan y lo más bonito sería que las dejáramos jugar antes de ponerles cualquier título o esperar de ellas cualquier cosa. Porque cuando alguien llega a nuestra vida muchas veces buscamos colocarle un personaje dentro de nuestra obra de teatro antes de preguntar ¿Qué quieres? ¿Quién eres? ¿Cuál es tu libreto?

Tal vez los días también quieran ejercer su propio papel… tal vez la historia aunque no se esté escribiendo como la imaginamos no quiere decir que no sea perfecta… tal vez lo único que tenemos que pensar hoy es que por más que de pronto nos sintamos perdidos, de algún modo extraño, TODO, TODO llega a cobrar sentido en nuestra vida en algún momento de ella.

Un encuentro, alguien que amaste, una desilusión, una traba, un bache, un problema horripilante, una despedida, otra… todo llega a cobrar su misterioso sentido…

Así que tranquila me tomé mi té de la mañana y pensé en que aunque hubiera amanecido sin saber qué onda conmigo… entendí que no puedo ser esa amiga de preescolar que está dictándole a la vida un libreto. ¿Y tú? ¿Cómo amaneciste?

miércoles, 10 de diciembre de 2014

CÓMO AMANECÍ: Los auto encierros.



A veces si somos poquitito observadores, la vida nos regala súper poderes cuando nos sentimos “medio, medio” y en eso amanecí pensando. Cuando más he hecho esas cosas que de pronto parecen que me llevarán a un lugar catastrófico, no sé por qué, la compasión de las personas, de la vida o de mí misma sale a flote y aprendo lo que no habría entendido entre la rutina. El universo nos quiere enseñar pero a veces no paramos oreja y esos momentos nos hacen hacerlo...

Esta vez que fui a la FIL aprendí – entre millones de cosas – a saber respetar nuestro tiempo y energías. Los escritores me contaban de sus rutinas y la gran disciplina y planeación con la que se realiza algo y comprendí que si vas a ser líder de un sueño, tu voz tiene que ser más alta que todas las demás.

-       ¿Y a qué hora escribías? - les preguntaba.
-       Me levantaba muy temprano por la mañana, apagaba el celular y no me metía a nada de redes sociales o se me iba la mañana…

Pum. Decisión. Y es que muchas veces yo me quejo de que no tengo tiempo o que la vida tiene bastantes distracciones como para aislarme a estar conmigo y mi sueño y de pronto les digo a mis amigas que me encantaría estar en un hotel encerrada en un lugar desconocido para concentrarme a escribir porque en casa ya me habló alguien para ir al cine o contarme algo.

Pero después descubrí que si mi voz estuviera más alta y practicara un poquito más el arte de defraudar a todo lo que me rodea para poder escucharme, entonces tal vez conseguiría un poco de esa inspiración que a veces no sé a dónde va.

Entonces entendí que las redes sociales y los teléfonos de hoy en día son una gran manera de distraernos, de “estar en contacto” pero también una herramienta que puede alzar una voz más grande que la nuestra.

No estoy en contra de ello, creo que se han creado muchas cosas que a mí me han facilitado la vida pero el problema está en tener la disciplina necesaria para encontrarnos con nosotros mismos no importando si mañana inventan la tele transportación y podemos estar en casa de todos nuestros amigos en dos segundos y medio. Dominar las cosas y no que las cosas nos dominen. (Como a la maestra de inglés que nadie le hacía caso).

No nos gusta aislarnos es una realidad. Al menos es lo que veo en mi entorno, nos es difícil estar solos, ya queremos ver en qué fiesta anda el “grdupo” de “guazap” o qué sé yo. Pero es una realidad que la vida nos revela secretos esperanzadores y súper poderes cuando estamos un tiempo a solas…

Recuerdo las pocas veces que me castigaban y mi mamá se quedaba conmigo o mi papá se aventaba una larga plática. Al final de cuentas encontraba en ese destierro de mis hermanos y esa infinita tarde de lo que parecería iba a ser de "azotes emocionales", un encuentro con mi lazo materno o paterno y un crecimiento y complicidad entre mis papás y yo y un encuentro con lo que yo soy. Terminaba siendo, la verdad, un momento muy especial para mí.

Cuando lloraba por haber hecho algo malo y mi mamá me abrazaba y ella y yo cumplíamos el castigo que nos había puesto mi papá jaja, bueno a mí, llegaba luego en las noches mi papá y me encerraba en su cuarto – a mi papá nunca le gustaba regañar a alguien enfrente de alguien más, le encantaba hacerlo en privado y lo hacía despacito, nunca desesperado, te veía a los ojos y te hablaba bonito aunque hubieras hecho algo malo, eso amo de mi papá  -  entonces me veía a los ojos y me preguntaba si había entendido la razón de mi castigo, que si estaba arrepentida ya no pasaba nada, que no podía andar mordiendo a mis hermanos… que bla, bla, bla.

O cuando era por el tema de siempre – sacar seis en matemáticas – mi papá me veía a los ojos como si no importara ese estúpido seis, me decía, ¿Y si le dices a Juan Pablo que te explique y si la próxima vez le echas más ganas a ver qué pasa? Y luego agregaba un: mientras no repruebes está bien, todas tus demás calificaciones están bien.

Era un amor tan grande el que terminaba sintiendo cuando uno pasaba “recesos”, “destierros”, “castigos” de la vida. Como cuando me expulsaron un día del colegio por contestarle a un maestro y al final acabé llevándome con ese maestro mejor que nunca por esa intimidad que tuvimos cuando tuve que pedirle disculpas.

Entonces hoy amanecí pensando en que de pronto si es una realidad que cuando nos aislamos aprendemos miles de cosas y regresamos a la fuente de amor que sentimos dentro y nos volvemos a conectar con quiénes somos y de quién venimos, creo que de pronto los “recesos”, “destierros”, “aislamientos”, "regaños" no son tan malos como a veces pensamos.

Muchas veces sólo vivimos los destierros que nos vemos obligados a vivir como los castigos de los papás o estar en cama enfermos, pero, pocas veces nos obligamos a vivir un destierro por voluntad propia como lo hacían los escritores. “Me fui a vivir a una casa a Valle de Bravo”. Dijo un escritor. ¡Claro! ¡Yo también me iba! Pensé. Pero la realidad es que nos da “mello” y a la hora de la hora, al menos a mí, me pica saber dónde están mis amigos.

Pero la realidad es una: cuando se toman decisiones dejas algo por tomar algo más, si no no tendrías que decidirte por nada y tenerlo todo, y hoy que me sentía como “rara” como con la nostalgia que siento cuando me aislaba, descubrí que me entró miedo inmediato. “¿Tendré una de esas épocas en las que leo más y platico menos? ¿Una de esas épocas en las que no soy tan divertida y ando más introspectiva?” Pensé. Entonces relacioné este sentimiento con lo que observé con los escritores y creí que se avecinaba una buena noticia en vez de un desastre.

Son esos días de nostalgia los que nos hacen reconectarnos y recobrar esa fuerza que siempre tenemos pero luego pensamos que está en los bolsillos de todos los que nos rodean. Y andamos mendigando un poco de ella con nuestros amigos o pareja como si ellos fueran dueños de nuestras cualidades, talentos, voluntad.

Regresar a casa para darte cuenta que lo tienes todo pero no lo usas es una de las épocas en las que podemos renacer y volver a las andadas con pasos más firmes. Así que probablemente aprenda a “auto-aislarme” como los escritores y descubrir qué magia tengo dentro y disfrutarlo y tener más tiempo de calidad cuando vuelva a aparecer. Una tarde, un fin de semana o una semana entera… por lapsos, de jalón, como sea que sea.

Sé que encontraré en ella los secretos que me hacen falta ser revelados o la paz que de pronto creí que sólo existía cuando estaba en compañía. Y ahí, quietecita, tal vez escriba más con el alma y menos con la necesidad inmediata de alguien que quiere decirlo todo y a veces le hace falta aprenderlo para explicarlo mejor. ¿Y tú? ¿Cómo amaneciste?










Un texto relacionado: Hoy me quedo en casa, aquí puedes leerlo.

martes, 9 de diciembre de 2014

CÓMO AMANECÍ: los post-its de la vida




Amanecí pensando cómo a veces los días son la suma de algo, un mensaje o qué se yo. Y afirmando esto siento que hay días en los que cuando pasan pienso ¿Y estas 24 horas qué me quisieron decir? Y soy dura sí, porque todos los días pretendo descubrir un mensaje y a veces tal vez es con cuestión de la suma de los mismos que se descifra el milagro grande (bueno creo que todos los milagros son grandes). Y es que… a veces creo que a la vida le hacen falta unas señales de tránsito de “siga derecho” “no se detenga” “a la derecha” “¡ALTO!”

Y es que a veces les confieso que me siento todavía una niña de doce años que necesita que le digan por dónde irse para no irse de boca, porque de grande duelen más las caídas. Uff, de chiquita te das en la mom las veces que sean y con rodillas con costras sigues jugando…

Y bueno, entre no me quiero caer pero quiero saber por dónde ir se me han ido unos días en los que no les encontré tanto sentido pero tal vez es eso, estoy en alto o no sé…

Lo que sí afirmo es que, dentro de días desesperanzadores o momentos de crisis o de frustración, he encontrado siempre pequeñas post-its de la vida que me hacen sonreír y seguir creyendo y seguir teniendo fe en lo que vendrá y confianza en el presente. Y en eso amanecí pensando… en las post-its de la vida y en que la suma de los días nos hacen descifrar el mensaje.

Amanecí pensando en que la vida como un “novio” nos deja una rosa en el carro, nos pone una canción bonita en la radio cuando andamos nostálgicos o nos apapacha con un momento que nos sorprende. Así que probablemente habrá veces que no sé a dónde voy, pero sí sé que vale la pena donde estoy. Así que hoy agradezco mi presente, con todo lo que contiene, con todo lo que no contiene, con todo lo que es aunque no sepa definirlo bien. ¿Y tú? ¿Cómo amaneciste?

¡Ah! Otra cosa, aquí te va un ramito de flores "invisible" diciéndote que hoy será un buen día, todo va a salir bien, sonríe... luego vemos qué.

viernes, 28 de noviembre de 2014

CÓMO AMANECÍ: Ayúdame que yo te ayudaré.



Hoy amanecí con la tele prendida y la luz también. Estaba muy cansada y había decidido que tenía una cita con la TV. Pero a los quince minutos me había aburrido la peli y gracias a Dios había conciliado el sueño temprano. Puse alarma y me dormí con la ropa de ayer… cuando sonó pensé: ¿Y si me duermo una hora más y no voy al gym? Eso hice y me dormí. A los tres minutos sin pensar dije: Tengo que ir.

Y así pasa con la vida, con el cosmos, con todo… llegué hice ejercicio y entonces sentí las endorfinas por todo mi cuerpo… llegué feliz a la ofis y esas cosas y me sentí feliz por haber derrumbado una barrera que hizo que mi día fuera diferente, aunque sigo teniendo los mismos pendientes y saturada de cosas, al menos había comenzado el día haciendo algo por mí.

Entonces entendí que hay veces en que uno y sus sentimientos se hacen bolas solas, luego el cuerpo actúa igual que la mente y los músculos se enredan entre los nervios y vienen las contracturas. Y luego me pregunto por qué tengo panza de embarazada y me dicen que es colitis. Y es que el cuerpo se volvió una expresión de lo que había en mi alma: enredos.

Y como los foquitos de navidad cuando salen de la caja mi primera impresión fue: ¿Por dónde empiezo?

Y es que llevo días en los que todo me dolía y por eso estaba de genio, no quería salir, le quedaba mal a la gente pero es que mi humor no ha sido el mejor, estaba agotada siempre y me dolía la cabeza casi todos los días… ya estaba cansada de tanta medicina y pensé que tenía que solucionar el problema de raíz como Molotov.

Entonces pasé por un proceso de comenzar por buscar la puntita del problema y pasarla entre los enredos para que poco a poco la salud volviera a mi cuerpo. ¿Cómo? Buscando salud mental y espiritual. Uno a veces piensa que es de hierro y que los problemas del pasado ya están superadísimos y que soy la más “chicha” del salón, pero entonces te das cuenta que tienes que regresarte a al principio de las cosas, a los primeros lazos que has tenido y a recordar de dónde vienes y dónde perteneces: A tus padres, a tu familia.  Parece que no, que uno ya es independiente y piensa muy diferente a ellos, pero cuando estos lazos no están tan sanos – sobre todo con nuestros papás- muchas veces no queriendo la cosa, no se dan otras cosas en la vida que pensamos que no tiene nada que ver con ello.

Y pues bueno no es algo que ya solucioné, siempre estamos aprendiendo y todo es un proceso que muchas veces no se termina pero el chiste es intentar vivir de una mejor manera y eso es lo que estoy intentando y hoy obtuve un premio por ello:

Inevitablemente te hace sonreír cuando esta verdad llega a tus oídos, ojos y corazón: La certeza de saber que cuando te ayudas el universo te ayuda más. Y por el contrario, cuando te bloqueas el universo y su ayuda por más que quiere no entra en ti. Y cuando me enterco y exploto de impaciencia sin confiar en el universo, es cuando me vuelvo esclava de mi propio problema.

¿La solución?

Cuando el amor propio comienza a pedalear, el universo te empieza a enseñar todas las herramientas que no veías y los problemas se alejan unos metros para que puedas enfocarlos y entonces entiendas las cosas con menos pánico y remordimiento y más amor.

Uff, cuando las situaciones o a las personas las comprendes con amor, te das cuenta que en realidad en la vida nadie quiere hacerte daño y ninguna adversidad desea hundirnos.

Entonces amanecí pensando en que tal vez es bueno de cuando en cuando hacer un esfuerzo por empezar a intentar hacer algo por uno mismo y aunque de primera instancia no veas los resultados, inyectándole más paciencia y constancia hace que la fórmula se complete y que descubras que cuando sólo cuando te ayudas es que puedes ver la ayuda del universo.

Cuando pasa eso caminas con más… ¿Cómo se dirá? Con más energía y cuando alguien te cuenta un problema piensas: Es que tienes que pagar el precio de la constancia y del ayudarte a ti mismo y la respuesta es muy sencilla pero el esfuerzo es muy grande y por eso estás bloqueado. Y tal vez esa persona no entienda de lo que estás hablando y tal vez quieras gritarle que la vida es más bella si quiere pero recibir la ayuda del universo amándonos a nosotros mismos es una cuestión y esfuerzo personal.

No sé, estoy positiva y creo que una vez que entiendes todo lo que puedes hacer por ti, te das cuenta de que existe una mejor vida de la que ya vivías y que el amor es la energía que nos hace transformarnos y que la magia suceda.

Cuando el amor propio pedalea y nuestra fábrica de amor comienza a funcionar, entonces emanamos tantas cosas que nos hace sanar todo lo que está a nuestro alrededor. Y puedes entender que la vida es un milagro constante.

No sé, amanecí creyendo que, si sigo por esta línea, podré descubrir cosas diferentes. ¿Tú cómo amaneciste?

jueves, 27 de noviembre de 2014

CÓMO AMANECÍ: Reinventándome



Amanecí intentando ser una nueva persona, o tal vez la misma pero más sana. ¿Cuántas veces en nuestra pequeña eternidad intentamos reinventarnos? Enfrentarnos con nuestro rival espiritual y comenzar a hacer cambios positivos que nos hacen girar en un nuevo eje. Dios, todo un reto.

He estado intentándolo no sé si durante dos años o más bien seis meses un poco más efectivos o un mes más drástico.  A veces cuando no se tiene claro a dónde vas es cuando rodeas más en la vida o en el tránsito... da igual. Y el caso es que a veces no quiero saber a dónde voy porque no estoy lista para llegar y rodeo aprendiendo que por más que me haga mensa, debo ir para allá…

¿Cuánto tiempo se necesita de rodeos? Y es que como veo que todos lo hacen o al  menos en apariencia parecería que la sociedad invita al rodeo entonces me dejo llevar…

No importa cuántas señales de nuestro camino veamos, si no queremos ir no vamos a hacerles caso. Y abrir los ojos es el primer paso para tomar la dirección, que más que llamarla correcta la llamaría “el camino que elegí”.

Y es que luego cuando empiezo a dirigirme en la dirección correcta, las cosas avanzan tan lentas que me desespero, no soy una persona que ya aprendió a disfrutar lo que tengo en el momento, tiendo mucho a ver a la derecha, a la izquierda y al frente. Estoy intentando pero aún no llego a ese punto.

Me levanto con ganas de transformar al mundo y me atoro en el “cómo” y luego las palabras, que son lo mío, no me salen y me desespero y dejo de hacer lo que hago para rodear por la vida, al “cabos” está de moda…

El problema está en que la magia ocurre cuando hacemos lo que venimos a hacer, no cuando rodeamos. Y no importa lo difícil que se vea, no hay otra manera de lograr nuestra misión de vida más que hacerla, darle la espalda sería como negarle al universo nuestros súper poderes.

Hoy amanecí pensando en eso y es que más que chipi o nostálgica estoy intentando escuchar mi voz interior que me revelará lo que necesito saber para ir a donde quiero llegar. Mientras tanto hago garabatos… escritos que quedan en la nada… ideas que mientras las pienso en la regadera o cuando corro o mientras manejo, parecen espectaculares y luego se me olvidan… Dios, a veces siento que no tengo el tiempo de calidad suficiente para realizar todo lo que mi corazón me anda pidiendo…

Pero ¿Qué me queda hoy? Tal vez sólo abrir los brazos por así decir, a lo que sí vine a hacer e identificar distractores de los que poco a poco tendré que despedirme… y entender que, los cambios se hacen despacio que vamos de prisa. ¿Y tú? ¿Cómo amaneciste?

miércoles, 26 de noviembre de 2014

COMO AMANECÍ: Levantar la mano.



Hola equipo… me levanté tarde, me puse lo primero que vi y sentí poquito coraje de ir medio mediocre en cuanto a outfit se refiere, pero a veces así es la vida, uno tiene que dar el cien aunque ande al ochenta. Es algo así cuando la magia sucede… somos una bolsa de Mary Poppins y sacamos cuanta herramienta encontramos en un alma que a veces está dolida o debería estar descansando o en un duelo. Pero con eso de que la vida sigue pues sacamos lo mejor que podemos para sobre llevar un buen día. No sé qué opino de eso, tengo sentimientos encontrados.

1.- Que padre que existen personas que dan el “FUA” cuando su alma está triste y cansada y 2.- Tal vez pocos nos atrevemos a levantar la mano y decir “orita” no puedo.


Y es que cada historia personal tiene sus situaciones tan íntimas que a veces lo único que nos queda como habitantes de esta comunidad es respetar y tener un poco de empatía.

No sé es que amanecí pensando en tantas cosas que tal vez lo que acabo de decir son temas diferentes pero… como buena “pensamientos multiusos” que soy quiero resumir todo a una sola cosa:

Atrévete a adaptar el sistema del mundo a ti. Atrévete a poner reglas personales, atrévete a decir “yo funciono así” y a pedir ciertos privilegios en tu trabajo, en tu casa, con tus amigos.

Intenta averiguar qué cosas necesitas para ser feliz y estar produciendo lo mejor de ti. En una relación también. Cada quién tiene ciertas necesidades que a veces nos da pena pedir y preguntamos a las amigas qué está bien y qué está mal. Yo creo que más bien la pregunta es “¿Qué te funciona a ti?”

Así que amanecí pensando en la situación que viven los seres humanos en el estómago de ideas o peticiones que queremos hacerlas al mundo y nos da miedo pasarlas del estómago al tubo que llega a la lengua para convertir en palabras nuestras necesidades y convertir en una petición oficial al mundo algo que nos daba pena pedir.

Cuando trabajaba en Nueva York me era muy difícil decir lo que yo necesitaba entonces siempre decía “estoy bien” (no quería parecer una niña caprichuda) y como resultado reventé un buen día a una hora muy extraña porque en ese momento se llenó mi estómago y salieron mis sentimientos reprimidos en forma de lágrimas.

Nos da pena pedir lo que necesitamos y como resultado nos enfermamos, explotamos, nos volvemos una persona que no somos… muchas cosas.

En una relación algo que no nos gusta a veces no lo mencionamos para hacernos los “cool” los “actuales” los “que tiene YOLO” y probablemente ese acto de nuestro novio o novia nos rompió poquito el corazón en dos. Probablemente necesitamos una relación en la que no exista “eso” que sucedió. Y tenemos miedo de pedirlo.

Un aumento en la oficina… no lo pido entonces vivo enojada haciendo las cosas de genio porque en mi mente creo que me pagan menos de lo que hago o peor aún, actuando mediocre para justificar el propio salario…

Amanecí pensando que en todo momento tenemos que ser más listos que la situación. Y sobre todo, aprender a tener el valor de si es necesario, cambiar un sistema. Aquí vendrán afirmaciones como:


1.- Estoy segura que mi mamá no va a entender.
2.- Mi jefe se va a reír de haber pedido un salario y me va a decir que ni siquiera he cumplido bien este año. Se buscarán a alguien mejor si yo no estoy a gusto, esa será su respuesta.
3.- Mi novio (o mi novia) me va a decir “ai ajá” y me va a decir que estoy pidiendo algo que ninguna otra pareja pide, que estoy loca o loco.

Sí, romper un sistema, una costumbre familiar, de pareja, o peor aún la sagrada constitución oficial de la vida, es algo que pocos nos atrevemos a hacer porque eso nos obliga a ser personas de la talla de lo que estamos pidiendo (Acatamos más responsabilidades cuando levantamos la mano exigiendo algo… porque los ojos de las personas a las que le hacemos la petición se posan en nosotros enfocando cada uno de nuestros defectos).

Sonríe, si todo esto te hace sentido es que tal vez serás un pionero. Un primerizo, un líder. Tomar las riendas de la situación y pedirle a un sistema: familia, noviazgo, trabajo, comunidad, algo diferente, que algo cambie, una propuesta nueva, es algo que de entrada te puede echar al mundo encima pero… ¿Acaso entonces no vale la pena lo que estás pidiendo?

Amanecí pensando en eso, en que la vida no siempre es adaptarte al ecosistema, hay personas que crearemos nuevos caminos, y no somos rebeldes, somos personas que levantamos la mano para decir lo que necesitamos y eso no coloca en la mira y tenemos que tener la fuerza para entender que aunque unos ojos nos estén mirando de una manera, no distorsionen lo que nosotros vemos y queremos aportar a la vida. Tus ojos no me callan.

Y es que, si de pronto necesito un permiso especial en el trabajo o quiero decirle al mundo que pasaré dos días en cama porque me siento muy cansada probablemente tenga consecuencias catastróficas y seremos mal vistos en nuestro desempeño pero ¿Acaso no sientes a veces que vas a explotar y que estás a punto de desvielarte?

¿Quién va a poner ese alto? ¿Vas a esperar a que el mundo te truene para que ahora sí un justificante médico te de el pase de salida para que puedas hacer lo que antes pudiste haber pedido?

En el amor pasa igual, muchas veces esperamos a reventar para que ya siendo demasiado tarde la explosión hable por sí sola porque la pareja no pudo dialogarlo antes.  No sé, no sé si estoy explicando las cosas de la manera correcta… no sé si todo esto son pensamientos internos que a otra persona no le haga sentido pero de igual forma no puedo callarme ante la manera en la que amanecí: Con ganas de inyectarle ganas a quien lee esto de saber que puedes poner un alto a tu vida en el momento que quieras para levantar la mano y decir que quieres respirar, que no estás tan seguro de tu relación, que necesitas un tiempo, que aunque defraudes a mil eventos sociales quiere estar en cama, que aunque seas el chistoso o chistosa del grupo necesitas estar un poquito fuera de las canchas de los papeles que cumples porque de algún modo sabes que no estás dispuesto ni hoy ni nunca, a tronar tu fábrica interna que produce todo lo que eres y haces.

No tengas miedo de pedir condiciones cuando te comprometes a algo por miedo a que esas condiciones te hagan parecer arrogante o peor aún, que te manden a volar.  Si esas condiciones son importantes para ti y para que tú seas tú, no tengas miedo de que aunque la sociedad no piense igual, tú eres tu mundo y quienes se acerquen a él le sería más hermoso conocerte a ti, y no a tu persona tronada y abatida por no levantar la mano y decir lo que necesita.

Amanecí pensando en eso porque de pronto a veces yo me comprometo a todo y luego por no quedar mal parezco un títere que se aparece en tres o cuatro lados cumpliendo los protocolos de cada uno e intentando ser amena con quien esté enfrente porque después de todo me gusta ser amena.

Pero llega la noche y mientras me quito el rimel con algodón y desmaquillante me doy cuenta que no fui amena conmigo, que estaba cansada y me forcé, que tenía ganas de dormir más temprano, que necesitaba un poquito de aire… que quería algo diferente y por agradar no lo tuve. Y es que luego me da miedo de ser olvidada porque estoy acordándome de mí…

Pero a final de cuentas hoy levanto la mano diciendo que sé que hay muchas cosas que me gustaría hacer, que duermo pensando en tres mil quinientos cuarenta y cinco escritos e ideas para seguir contagiando mi amor por la vida… y luego al llegar a casa me pregunto si tengo las posibilidades de hacerlo sin olvidarme de mí.

Y es entonces cuando me pregunto si un alma un poco dolida está obligada a ser lo que normalmente es o tiene chance de bajarle un poco a las actividades diarias para entenderse, abrazarse y dejarse curar… sin importar si el mundo lo entiende o no.

Y tú ¿En qué amaneciste pensando?

martes, 25 de noviembre de 2014

CÓMO AMANECÍ: Campo energético.



¿No les ha pasado que hay días que sin razón amaneces con el humor con el que amanecías para el festival de tu escuela? Adrenalina, felicidad y una vaga idea de que ese día será memorable. Así amanecí hoy sin ningún festival aparente. Sólo creyendo que así será. Me pasa unas dos veces a la semana y a veces me dan ganas de crear un campo de fuerza para que nadie me quite ese humor pero muchas otras veces dos o tres noticias ¡Pum! Tiran todo abajo. ¿Dónde quedó mi… olvídenlo ya se fue.

Y es que, esos primeros veinte minutos del día, cuando todavía no hablas con nadie, cuando estás contigo, cuando recuerdas todos tus propósitos de la vida y cuando crees que todos esos sueños que siempre has querido pueden comenzarse hoy… es cuando de pronto la realidad poco a poco va apagando esa actitud de súper héroe. Bueno a mí me pasa. Admiro a las personas que no.

Los pendientes del día, un café frío, o hasta comentarios que escuchas en el elevador se van convirtiendo en energía que ocupa tu mente hasta que toda tu energía está apartada en mil y un cosas que probablemente no te llevan a donde quieres ir.

Hay veces que me dan ganas de tener una noche como la de Tom Cruise en Jerry Maguire y llegar muy chicha con un escrito azul que dice todo lo que yo quiero de la vida. Y pum, obligarme a cumplirlo sin que ningún otro pendiente se acerque como vampiro a robarme mi energía.

Pero de pronto el sistema y mi necesidad de adaptación a este ecosistema social arruinan mi “personalidad virgen” por así decirlo. Y no sé si yo soy muy débil para permitirlo o de plano es difícil ser una “personalidad virgen” en un mundo de máscaras y protocolos. En eso amanecí pensando. 

Pero, como esencia positiva que tengo creo que todo se resume a ser dueño de nuestras energías y ser consciente de dónde las depositamos en el día. Limpiar la mente de pensamientos que sólo nos hacen sentir “apachurrados”, eliminar y bloquear comentarios negativos, no meter mi nariz donde no me importa y entender que, como líder de este cuerpo dónde habita mi alma, soy responsable de ver dónde queda depositada mi energía del día y quién se ha llevado a mi queso… ah no, ya no como queso.

Y así poco a poco ¿por qué no? se crea ese campo de fuerza impenetrable donde tu “personalidad virgen” puede pasearse sin contaminarse de nada. La vida hay que aprovecharla al máximo y necesitamos nuestra energía para que eso suceda. Para que no lleguemos agotados a casa sin ganas de pintar un cuadro o ir al gimnasio o escribir… ¡No señor!

Hoy amanecí creyendo que mientras más consciente estamos de que somos responsables de nuestra energía, menos flujos de energía tendremos y también tendremos más chance de depositarla en las cosas que nos hacen sentir plenos… tengan un bonito día todos. 

lunes, 24 de noviembre de 2014

COMO AMANECÍ: Replanteando mi posición en el mundo.




¿Extrañaban los cómo amanecí? Yo también. Mi mente ha dado tantas vueltas que si fuera planeta ya habría pasado por las cuatro estaciones del año en menos tiempo que la Tierra. Y es que en esta etapa una mujer como yo se está replanteando su posición en el mundo y eso cuesta trabajo. Redefinirme, reinventarme y dejar el pasado donde pertenece es algo que de pronto me ha hecho pasar malos ratos aunque buenos cimientos. Y es que de todo este embrollo descubro que al menos me encuentro en la vida sin – según yo – dar pasos en falso.

¿Cuál es mi problema? Me pregunto en las noches cuando hago un recuento y descubro que todo va bien en mi vida, que mi papá tiene salud que yo más o menos pero al menos ya supe qué tenía, mi chamba me gusta… ¿qué es lo que en la noche me aprieta el estómago? ¿Les pasa a los demás? Y entonces es cuando se me sale un: Dios ayúdame.

¿A qué quieres que te ayude? Seguro me diría y lo peor de todo es que no sé qué contestar. En realidad es que espero algo grande de la vida y aunque sé que la vida misma es un milagro espero tantas y tantas cosas y mi imaginación gira todavía más rápido que yo en espera de: 1.-un acontecimiento gigantesco 1.- Un milagro 3.- Dos milagros. ¿Por qué uno nomás? 

Espero mucho, espero mucho de mí y de la manera en la que me gasto mi tiempo. Y sin tratar de ser exigente conmigo por las noches me cuestiono si estoy haciendo lo correcto para que eso suceda.

Dentro de todo esto sé, por experiencia propia, que los logros enormes se logran con cosas pequeñas todos los días… no es algo así como así. Y me da gusto porque es bonito ver cómo se construye con esfuerzos algo, porque si de algo estoy segura es que nada ha sido de golpe, todo en mi vida ha sido un pequeño construir…

Entonces mi pregunta es ¿Esto haciendo las pequeñas cosas necesarias? A veces siento que el día no me alcanza, que me agoto antes de que se acabe o que al irme a dormir me doy cuenta que todo lo que hago en el día son las cosas urgentes y se me olvida construir mi pequeña eternidad.

Me voy con mis amigos, me distraigo, voy al súper… por cierto ayer fui. Sentí ganas de llorar, no sé si porque era domingo o porque me acaban de quitar lo que más quería… lácteos. Sí amigos míos, el requesón, la panela, el “yobur”…

No quiero contrar esta tragedia pero tengo que hacerlo: pasaba por los refris y sentí cómo a veces uno se va despidiendo de cosas que a uno la hacían feliz pero que después hacen más daño que bien y por estar bien decido dejarlas. Se necesita ser valiente para hacer eso sobre todo cuando se trata de personas y no alimentos.

Y sí, he estado hecha bolas pensando en cómo voy a construir mi gran eternidad, tal vez preocupándome más por el futuro que lo que debería pero a veces me siento tan sola – sé qué no estamos pero nos sentimos ¿A poco no? – En fin, me siento una unidad de esas que había en la escuela de “unidad” “decena” “centena” eran cuadritos, las decenas venían juntas en una línea y la centena un cuadro grande… que delicia ser centena, pero bueno, nos tocó ser unidad… y como tal, necesito funcionar, necesito recordarme que ser unidad es increíble y esas cosas del mundo mundial.

Y sin enterarme de que estoy a todísima mom, valorar lo que tengo y ver lo que es el presente, me enterco en planear un poco lo que será de mi vida asegurando pertenecer a ciertos grupos que me hagan sentir existente, centena, o buscar esos hobbies que podrán hacerme feliz para siempre. Aunque no sé si el siempre existe como tal.

Y bueno, hoy amanecí pensando en que tenía que decir todo esto, mientras estaba en la corredora oyendo el playlist de spotify de “¡Buenos días mundo!” intentaba por lo menos hacer mi parte y así empecé a sudar, sabiendo que al menos estaba haciendo algo por mí un lunes que es la suma de la semana que hace la suma de los meses que nos hacen hacer grandes cosas… no lo sé.

Después en la regadera pensaba ¿Por qué me preocupo tanto? ¿Cuál es mi necesidad de tener que comprenderlo todo?

Y es que siento que a veces me subo a un carrusel del que luego no puedo bajarme y no sé por qué necesidad me subí. Y bajarte de un sistema en el que vives muchas veces es doloroso y te trae más soledad aunque sabiendo que no es un buen sistema para mí ¿Por qué seguir? Y es por eso que estoy redefiniendo mi posición en el mundo. Me bajé de todo carrusel en el que estaba y sólo estoy: pensando.

Tratando de construir un nuevo sistema de vida que me sea más saludable, que me de más vitalidad, que me recuerde lo que verdaderamente amo y me hace sonreír. Y heme aquí escribiendo otra vez el cómo amanecí. Porque sí, necesito hacer lo que me gusta en un rinconcito del tiempo que sea sólo para mí.

Es difícil replantearte la vida que llevas, pero no me baso en hacer lago por “difícil” o “fácil” sino porque me regale más plenitud y pueda comerme más deliciosa la vida aunque por le momento sea sin lácteos jaja.

¿Tú cómo amaneciste?

jueves, 30 de octubre de 2014

TE AMÉ COMPLETITO



A veces amar es cuestión de tiempo... este es un cuento que hice para mi clase de literatura y me pareció muy malo entonces lo guardé entre mis floders de cuentos que tengo por ahí... hoy que me lo encontré y lo leí... pensé en que a veces pasa igual con el amor... la primera vez lo ves pero no lo ves... la segunda luego luego te enamoras... les dejo la historia del amor de pueblo de Marcos y Camila...



En memoria de Marcos.
Por Lucía la de Flor



Te quise Marcos,
con todo y la penitencia…
y en este amor,
no por no encontrarle lógica,
deja de serlo…

Que bonita esa tarde ¿Verdad? No la pasamos más que bien, ¿Verdad? ¿Te acuerdas del arbolote que buena sombra hacía? ¿Verdad que sí? No sé que me pasa que no puedo olvidarme de aquella tardecita.

            ¿Me querías verdad? Sí creo que me querías, bueno no sé, aquel día podía haberlo jurado. ¿Qué nos pasó? ¿A dónde emigran los sentimientos? Seguro al mundo subalterno de los calcetines impares.

            Si pudiera volver el tiempo sería a aquel día, sin hacer nada, descansando en el pasto al lado del lago con el sauce llorón. (Si así se le llama por despedir unas cuantas chispitas de las ramas, y yo fuera árbol, sería el sauce chillón).

            Sí, lloré por ti, obvio, ¿Cómo no iba a costarme trabajo arrancar de golpe lo que teníamos a manos llenas? Que lindo me besabas, me acuerdo que me besabas lentecito, como si el tiempo se extendiera, nunca fuiste avorazado, te gustaba sentir esa conexión por más tiempo y yo abría los ojos y de pronto sentía que lo que tenía frente a mí era para siempre… ¿Cómo es que es uno tan tonta?

            No te culpo a ti, me culpo a mí por pensar que en la vida al menos algo sí era para siempre… pero nada lo es ¿Verdad? ¿Tú que piensas? ¿Piensas en mí? ¿Alguna vez pensarás en mí? Hay que tonta otra vez, claro que no has de estar pensando en mí y yo y mi estúpida memoria que me permite capturar hasta las lucecitas que se hacían cuando las pequeñas olas del lago se mecían y se chocaban con los rayos del sol.

            ¿Qué voy a hacer con mi memoria? Mi cruz y mi placer.

¿Qué a caso el amor y el sufrimiento van de la mano como la noche y el día o se puede sólo tener la parte buena de las cosas? Tal parece que hay que aceptar los paquetes completos y yo, y yo Marcos, te juro que te amé enterito.

            Amé ese día más sin duda que muchos otros que tú y yo sabemos pero de que te ame todo, te amé todo. ¿Se puede querer los tacos de la fonda con esa salsita diabla que castigaba después y amarlos a la mañana cuando el estómago vive la penitencia? Dirán que no pero yo sabía, cuando los pedía con doble salsa, lo que conllevaría y me valía dos cominos y medio, porque los quería, así te quise a ti Marquitos, así, con todas mis fuerzas, enchilada, ardida, necesitada de más… te quise con todo y la penitencia.

            ¿Qué está mal querer de más? ¿Dónde fue que mi mamá leyó eso que nunca dejó de repetírmelo? “Hay Camila” Me decía “Ahí vas otra vez…”  Dios, no sé dónde tengo la cabeza pero en este amor, no por no encontrarle lógica deja de serlo ¿O tu qué piensas Marcos? ¿Verdad que sí?

            ¿Qué habrá sido de tus ojos todos estos años? Las cosas que no habrán visto… yo los tuve tan cerquita cuando te los veía cerraditos mientras me besabas en cámara lenta. ¿Cuántas mujeres no habrán sentido el placer de un beso como ese?

            Parecía que lo disfrutabas tanto pero nunca creo que más de lo que alguien podría disfrutar acercar los labios junto a los tuyos y sentir esa magia, también, tuya. ¿Qué pasó contigo?
           
            Terminamos tan de pronto que no tuve tiempo de comprar ni el resistol para pegar el corazón de nuevo, pero de nada hubiera servido, se hizo morusas Marco. Polvo que se lo llevó el viento tan rápido como la vida te llevó a ti. ¿Honduras? ¿Será que sí te fuiste a Honduras? Es triste perderte la pista tan trágicamente… ¿Será que lo lograste? ¿Pudiste ser todo lo que querías?

            Marcos, sólo sé de todo esto que en mi educación escasa y mis ojos programados para sólo verte a ti me perdí de las cosas buenas de la vida como decía mi mamá. Pero si hay algo más bueno que estar sentada contigo bajo el sauce, mi corazón hubiera explotado y habría muerto de inmediato.

            ¿Qué sabía mi mamá de ese profundo amor si nunca se besaron mi padres así de lentito como tú y yo?
           
            Hay Marco tan sólo de tocarme la boca puedo revivir tantas cosas… Que tristeza que en la vida uno pueda viajar a todos lados menos a través del tiempo. Si hubiera podido por rompimiento a las reglas del cosmos, habría decidido viajar a aquel campo al lado del lago… eso a vivir un presente en qué se yo, Honduras o donde estuvieras… porque para mí el pasado fue tan perfecto que ningún presente lo hubiera podido superar.

            Y así, amando a mi memoria por ello en vez de odiarla, te beso en mi recorrido por la mente donde algún día me quisiste y el amor obligó a nuestras almas a estar juntitas. Lo que pasó después será mi razón por la que odie a lo que amo: a mi memoria. Pero como ya te dije, en lo que respecto a ti, te quise como lo hace quien quiere bien: completito.