martes, 5 de febrero de 2013

Esfuerzos VS Satisfacciones

A veces me siento ante la vida como un bebé que está llorando y sus papás -o en este caso el destino o el cosmos o Dios -  dicen “no, déjalo llorar, está haciendo berrinche, es mejor porque aunque duela, luego se hacen más fuertes y se les quita lo chiqueado y se vuelven más independientes…” Sigo llorando sin entender qué son todos estos cambios en mi vida, cosas diferentes que no por ser buenas dejan de asustarme y sigo llorando haciendo berrinche esperando venga el destino a levantarme y decirme “yaaaa yaaaa” mientras me da un beso y me explica “es que te hiciste pipí pero ahorita te cambio”. Pero el destino no me toca porque me está “educando” y cansada de no saber qué hago, paro de llorar y comienzo a entretenerme con el encaje de la cuna… pero el encaje de la cuna sólo es una distracción…
Entiendo que en esta vida desgraciadamente a veces aprendemos más de las malas experiencias que nos forjan a las buenas que nos dan felicidad. Desgraciadamente a veces la adversidad es aquella resistencia que nos hace demostrar nuestra fortaleza. Hoy siento que ya fue mucho, que un incentivo de domingo no estaría mal. Que ante tantas cosas que pasan y que apenas asimilas metafóricamente lloro como bebé preguntándole a Dios cuándo me dejaré de sentir así.
¿A estás triste Lucía? ¡Noooooo! Me siento empujando un mueble y preguntando ¿Ya ahí se ve bien seño? – Noooo, más a la derecha… y le empujas y le empujas para todos lados y la señora, o en este caso el destino, sigue teniéndote en esta lucha por averiguar el punto exacto en el que se equilibran los esfuerzos Vs las satisfacciones.
Sé que ha sido un año de cambios y que ando para arriba y para abajo intentando cumplir mis sueños y disfruto el camino y cada paso del proceso, es sólo que de repente me siento como ola de Melaque, de esas que esperas y las pasas por abajo y aunque te encante el mar, hay como 5 corrientes abajo que te jalan y te raspan con la arena y aunque sólo son cuatro segundos comparados con toda una mañana de felicidad chapotéandome en el mar, esos cuatro segundos se vuelven desesperantes.
Y toda esta avalancha de sentimientos, que no por ser injustificados tal vez, dejan de ser difíciles de comprender, se mezclan en la licuadora de un domingo que no se cómo sobrellevar. Sé bien que hasta los Mayas dijeron que era un año de cambios, de purificación, un salto donde el hombre se acerca más a la sensibilidad de su ser… pero serán exactamente 365 días donde llore como bebé recibiendo estos días que no por ser buenos dejan de asustarme.
Además me quitaron el encaje con el que me distraía y mi cunita está destexturada. Estiro mi mano y no veo nada a mi alcance que me provoque cierto grado de felicidad, que me distraiga por un momento de mi “etapa de hacerme fuerte”.  ¿Qué qué pediría si tuviera un deseo? No sé, tal vez que pase la mamá piadosa que no le hace caso al papá que dice que dejen llorar a la niña y me de ese osito que agarro de la oreja y me hace sentir seguridad. Eso o pedirle más bien a la vida fuerzas para que sin incentivos evidentes salga delante de este proceso de maduración…


PARA SEGUIR TODOS LOS DETALLES DALE "LIKE" A MI PÁGINA DE FACEBOOK  http://www.facebook.com/LuciaLaDeFlor  Y TWITTER
@lucialadeflor

también pueden seguirme en mi blog lucía la tapatía
http://blogs.quien.com/lucia-la-tapatia/2012/08/05/esfuerzos-vs-satisfacciones/

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario, es lo más sabroso de escribir... :)