martes, 5 de febrero de 2013

IMPERFECTA PERFECCIÓN

Cuando era chiquita tenía un trauma:  ¡Un lunar ubicado arriba en mi boca del lado izquierdo! Se me hacía lo más naco del mundo no me pregunten por qué. Toda yo me amaba pero ese lunar me molestaba sobremanera. Un día, mi tierna hermana de pestañas largas y ojos grandes verde aceituna me sentó y me enseño una revista. En la portada venía una mujer de pelo café y ojos almendra con una boca jugosa y un lunar ubicado en el mismo lugar que el mío que odiaba.

e- Mira Lucía. Esta es la mujer más hermosa que hay en el mundo ¿sabías?
- ¿De todo el mundo entero? – Pregunté con voz de niña asombrada.
- Si. Y ¿Ya viste dónde tiene el lunar?

Nunca más volví a saber de mi lunar. Creo incluso que desapareció con el tiempo pero tampoco me importó, no volví a verlo ni para bien ni para mal, ese día me quedé contenta y nada más importó.

Años después mi hermana tuvo tres hijas, entre ellas una hermosa niña trigueña llamada Cristy. Estábamos sentadas en la mesa después de cenar pan dulce con leche y Cristy empezó a hablar de un trauma.

-       ¿Por qué no te ríes en la foto Cristy? – Nos estaban tomando una foto y no quería enseñar los dientes.
-       Es que no le gustan los dientes de enfrente separados.
-       ¿Que qué? ¡Cristy! ¿Es en serio lo que dice tu mamá? – Bajó la mirada y no contestó.

¡Momento! Esto déjenmelo a mí. Recordé la vez que mi hermana me había contado lo de Cindy Crawford y le dije a Cristy. ¡Cristy escúchame bien! No hay nada que me encante más en el mundo que los dientes separados. ¡Son tan divertidos! A mi me encantaría tenerlos así, se me hace de lo más original del mundo. Ojalá jamás se te junten nunca del mundo mundial. Es un toque que me fascina. A ver ríete. Se rió conmigo.

-       ¡Qué hermosos Cristy! A mi me trauman.
-       ¿No quieres que nunca se me junten? – Preguntó mientas se los tocaba.
-       Ojalá que no, pero si eso llega a pasar seguirás estando bonita.

Lo que le decía no era mentira. Amo los dientes separados, se me hace un toque que me lleva a pensar que nunca dejamos la infancia. Eso y las pecas es lo más hermoso que hay. Pero lo más bonito fue lo que me dice Cristy semanas después.

- ¡Mira Lucía! ¡Todavía no se me juntan! – Orgullosa de sus dientes voltee con Ana mi hermana y le dije… “Estamos a mano”.

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