viernes, 1 de febrero de 2013

¡ME CHOCAS!

A veces nos choca, pero no en vano nos dan “la bendi” antes de irnos.
- Lucía Orozco

A veces me sorprende cómo las vidas pasan tan paralelamente y de repente se juntan, ya sea de manera convencional o drásticamente. Venía saliendo del bar y nuestras siguientes paradas eran ambas casas, o al menos así lo pensábamos.
De regreso de Chapultepec tomamos Avenida Américas. No platicábamos mucho, ya estábamos cansadas de bailar. Y sin pensar en nada más, en ese túnel tan largo, vimos a lo lejos un coche en sentido contrario y a toda velocidad.
-       ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! – Fue lo que pude decir, poniendo mis manos hacia atrás, recordando cuando estaba sentada en mi curso de manejo en Vértiz: “Los choques de frente son los más peligrosos porque se suman ambas velocidades…” Pensé en eso y en que probablemente estaba a punto de morirme o de quedar muy muy lastimada, juro que escribo y se me revuelve el estómago de los nervios.
-       ¿Qué hago? Dijo Karla. – Me comentó después que apretó las manos en el volante y que no sabía si irse a la izquierda, porque a la derecha estaba el muro y si frenaba venía una lobo negra a toda velocidad detrás. ¿Y de frente? De frente estaba el coche que parecía estar enteramente dispuesto a estrellarse con nosotros.
Cuando no hubo más tiempo de pensar las cosas, Karla se hizo lo más que pudo a la derecha, sin dar ningún volantazo. El coche de atrás vió al coche que venía y se hizo al carril derecho pero el borracho en sentido contrario que había tratado de esquivarnos quedó en el mismo carril que la lobo y chocaron de frente. Volteé y lo vi todo, segundos más tarde se escuchó un segundo coche que venía atrás de la lobo. Me quedé sin aire.
-       ¡Lucía respira! – Karla, quien debió haber sido la más asustada porque era la que iba al volante, me trató de calmar pero no pude. Nos despedimos, estábamos en shock y actuamos normal como otras tantas veces que me dejaba en mi casa, le dije que me marcara cuando llegara a la suya. Empecé a llorar, no podía dejar de pensar en dos cosas: uno, en que el choque iba directo hacia nosotros y que por destino no fue así y la segunda, en si los de atrás se habrían muerto.
Hasta cierto punto agradecía que la hora no se prestaba a que los coches que chocaron fueran familias, porque a a las cuatro de la mañana no sería común salir con los hijos a pasear, pero fuera quien fuera, la tensión seguía y temblaba del susto. Le avisé a mi papá que ya había llegado y abrí la puerta del cuarto de Kina, mi hermana, y me solté llore y llore.
-       Hay Lucía es que ya no salgas. – Era la decisión más instantánea que cualquiera hubiera dicho. Y ahí dejé de llorar y pensé ¿Vamos a dejar lo que hacemos por evitar exponernos a este tipo de accidentes? ¿Qué podía hacer yo o sacar de provecho de esta experiencia? Tres simplex después me dormí. Me levanté hasta la una y lo primero que hice fue prender mi lap top y buscar la noticia en Internet. Nada.
Hasta cierto punto sentía que era mi obligación investigar qué había pasado con las personas que habían “ocupado mi lugar” por así decirlo. ¿Por qué no choqué yo si el carro iba directamente hacia mí? ¿Por qué estaba en sentido contrario en el puente si ni siquiera parece haber una entrada en la que pueda equivocarse? ¿Quiénes eran los que estaban atrás? ¿Una pareja de novios? ¿Alguien conocido? Y los que chocaron por detrás a la lobo… ni idea tenían de que el puente estaba totalmente cerrado y el choque también debió haber sido fuerte.
De pronto, sentí que era inútil y más bien algo morboso enterarme de la situación, me metí a bañar y me fui a casa de mi tía Olga al festejo de mi cumpleaños. “Mi cumpleaños” pensé agradecida. Pensar que tal vez pude no haberlo vivido.
No comenté el punto con Karla sino hasta hoy en la mañana por llamada de oficina a oficina. Las dos coincidimos en el recuento de los daños y teníamos la misma pregunta en la cabeza: “¿Por qué no chocamos?” “Lucía, vi el coche a dos metros de nosotras…”
Lo sé. Así estaba y después de pensar en nosotras, pensé en la ciudad. Donde estamos, donde vivimos. Pensé en esas horas en las que nuestros papás ya están preocupados ¿y nosotros? Seguimos en la fiesta. Pero ¡no vamos a dejar de ser jóvenes! El problema es si queremos morir como tales.
¿Qué se puede hacer al respecto? Me tranquilicé, pensé que tal vez no importaba si encontraba quien iba atrás de mí y tuvo la mala suerte de chocar, sino que tal vez quisiera saber si puedo hacer algo porque a los demás no les pase, porque en la mucha fe que le tengo a la escritura, creo que la gente escucha y no ha dejado de leer, aunque sea a una guera loca como yo, pero al menos el intento hago con este escrito, porque justo ayer @AmAuAm me dijo una frase que no se me olvida “El único camino correcto es tratar”.
Pues bien ¿Qué quiero tratar? Que te cuides, que tengas conciencia de que la vida es hermosa y que qué increíble que te diviertas y ojalá y lo hagamos juntos, pero por más que nos agarre la risa y la fiesta, de verdad, el peligro sigue siendo inminente y no en vano mi papá me dice cuando me voy “Lucía ¿quiéres que te de la bendi?” después de su comentario ¿Así te vas a ir? Jaja, no por la falda corta sino por la combinación fosforescente con greñas de cavernícola. En fin, no sé como convencer, hoy tengo el corazón apachurradito porque no supe que pasó a los de atrás pero creo que debemos de ver para adelante, para los choques que hoy podemos evitar.
¡Tengo tanta fe en los jóvenes como lo tengo en este escrito! Y ¿saben por que? Nosotros somos los que hicimos cartulinas en primaria de “deberíamos de reciclar” cuando nadie lo hacía y hoy lo hacemos. Somos transformación, ojalá el día de mañana cuando estemos más grandes, los jóvenes vean por nosotros y tengan esa alma de niño de pensar que podemos hacer un cambio, con un taxi en vez de manejar borracho, con unas aguas minerales antes de regresar a casa, con un escrito pro-vida, con lo que hagamos cada quién en nuestros oficios, es “neta”, y por jóvenes no me refiero sólo a una edad específica sino a una actitud específica. ¡Gracias por escucharme! Cuídense mucho y si tienen un problema recurran a sus hermanos o papás, que son más eficientes que un simplex. ¡Gracias Kina por cuidarme en la noche del susto y a Karla por reaccionar al volante!
Nos vemos a la próxima y por favor AMO QUE ME DEJEN COMENTARIOS, no lo olviden…. Y tampoco olviden de NO TOMAR MANEJADOS!!! ;)


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