martes, 14 de octubre de 2014

DÍA DIEZ.




He salido de cosas peores… pensé y enseguida me destapé de mi cobijita rosa deliciosa y puse el pie frío en el suelo. 

¿Quería empezar el día? Fue raro porque de querer… lo que se llama querer, no. 

Pero la esperanza en el futuro me hizo hasta ponerme un vestido. 

Justo eso pensaba ayer, en qué percepción tiene la gente del futuro. ¿Qué pienso yo del futuro? ¿Me da confianza? ¿Me asusta? ¿Me intriga?¿Me da miedo? 

No, no puedo temerle al futuro, he luchado para llegar a él desde toda la vida. Desde que me sentaba en la parte de atrás de la camioneta café de mi mamá y de cuando en cuando me veía por el retrovisor con esos ojos azules que jamás olvidaré. 

Se reía, cantábamos y yo le daba chupetazos a mi paleta. En ese entonces ella tenía el volante y yo sólo sentía los rayos del sol por la ventana y mi futuro estaba asegurado. No supe en qué momento el volante fue mío y de mi mamá sólo quedaron señales como las de tránsito: Ahí viene una curva, estás en alto, estás en siga… pero no puedo adivinar exactamente para dónde quiere ella que yo vaya… 

Tal vez esté haciendo las cosas mal… tal vez no, tal vez quiere que me equivoque, tal vez quiere que deje de aferrarme a adivinar lo que ella quiere de mí y me ponga a pensar lo que yo quiero de mí. 

Pero lo que sí estoy segura es que no quiere que esté con las rodillas temblando como cuando sales de la alberca y no te han traído la toalla. 

No, no debemos temblar ante el futuro, debemos ser el temblor. Retumbar con pasos seguros pero que sean fuertes no porque estén llenos de orgullo, coraje o ira, sino porque son llenos de amor y el amor grita más que cualquier otra palabra. 

Mi mamá quiere que avance, que me deje sentir, que sea introspectiva para esculcar y sacar mi basura espiritual de todos los días pero no tan introvertida como para olvidarme del mundo. 

Mi mamá quiere que no olvide lo que me hizo y deje atrás lo que me causa ansiedad.
Que tome mi espada y que me lance a los dragones debajo de la cama yo sola. 

Que si tengo miedo me acurruque sola en mi cama con las manos en las piernas y me repita a mí misma que todo va a estar mejor… sí, mi mamá quiere que exista como individuo y me salga de sus enaguas y me abrigue bien. 

Mi mamá quiere que me rompan el corazón para que entienda el valor de la fuerza del amor, pero que después de ese duro golpe tenga una mejor capacidad de amar. Mi mamá quiere que me ría sola, que me haga de cenar rico y que cuide de mí… mi mamá quiere que el amor que me tuvo lo tenga para conmigo. 

Si es así, con ese amor interno mi perspectiva del futuro cambia… no se me ha quitado el dolor de estómago de la ansiedad que producen los cambios y temblores de días pasados pero intento al menos, llenar todos esos vacíos con amor… propio. 

Porque si bien lo dijo Miguel Ruiz, somos una fuente inagotable interna de amor, y a eso me aferro para que el futuro tenga el color que… ¡que yo quiera! ¿Tú cómo amaneciste? ¿Parecido a mí? Los amo lectores.

1 comentario:

  1. MI querdia lucia... amanecimos como tu... con aroma a café... y pensando en el futuro... un beso

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