viernes, 3 de octubre de 2014

DÍA CUATRO.



Amanecí pensando en el tiempo. Esa cosa que inventó el hombre que siempre ha existido, entonces pensé en mí ¿Qué porcentaje de tiempo pertenezco al tiempo? Soy sólo un soplido… el tiempo ha visto dinosaurios, guillotinas, bailes de salón, guerras mundiales y yo soy sólo una entre millones de personas que existe hoy. Es por eso que la palabra coincidir adquiere su sentido más profundo. Aquí estoy yo, aquí estás tú y más allá que la distancia el tiempo es en lo que era menos probable que coincidiéramos. ¡Pero lo hicimos! 

Después pensé en que el tiempo ha de ver todo fugaz… “Ah Lucía ya se le cayó un diete, ah ya se enamoró, ah ya está sola otra vez, ah ya publicó un libro…” Para el tiempo es tan corto lo que pasa que ni alcanza a tener sentimientos al respecto. 

Pero para mí es tan relativo, un beso puede ser eterno, una risa de mi sobrina sigue existiendo aunque ya sea adolescente y seguro el amor de mi mamá que aunque esta en el cielo sigue estando eternamente presente… 

Entonces el mismo tiempo que es inventado por el hombre es visto de las maneras en las que el hombre así lo desea… Y mientras tal vez yo estoy viviendo de día, para alguien que me lee ya es de noche… y para alguno hoy serán 24 horas, para mí doscientos pensamientos divididos en fracciones infinitas. 

Recuerdos que van y vienen, tiempo que quieres regresar, pero en todo este reborujo que amanecí pensando… opino que ahora que sabemos que el tiempo es valioso por su irrepetible cualidad, fíjate quién quiere pasarlo contigo y a quién le da igual. Porque en la suma de los días, quien te acompaña es quien en todo ese embrollo de improbabilidades de haber coincidido, al encontrarte, contigo su tesoro más valioso quiere gastar… 

Yo por mi parte agradezco que en este momentito coincidieran con esta güera que nació en su época para hacer este tipo de cosas que a veces no entiendo pero sé que de algo sirven ¿Tú cómo amaneciste?

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