martes, 8 de abril de 2014

LA MUJER ORDINARIA


En este viaje que hice por Europa, de las cosas que más me llamaban la atención eran los retratos, esos momentos que captaban mis ojos como un viejito desayunando solito, una niña correteando palomas, un hombre escuchando música en el metro. 

Eran como situaciones que me hacían darle click en mi cabeza y guardarlas para siempre pero luego se vuelven tantas... entonces de pronto tuve la idea de escribirle a cada uno una historia... inventada aunque sea, pero como un ejercicio de ficción porque en mis clases de literatura eso es lo que siempre me hace falta, escribir sobre otros personajes cosas de mi imaginación. (Luego me pasa que me centro en lo que me pasa en el día y de ahí no me sacas). 

Entonces así lo prometí, que de las quince o veinte fotos que tomé, les crearía una aventura. Esta no es mi foto favorita pero fue la primera que me causó un poco de inspiración, porque detrás de toda mujer aparentemente ordinaria hay una mujer especial y esta es su historia.




Esteban me amaba, sí, pero no sabía el modo de hacerme feliz, tal vez ni yo, tal vez la felicidad está en uno, tal vez al unirnos se me olvidó la fórmula, tal vez esa angustia que sentía al estar a su lado era nociva para mi felicidad, tal vez no supe quererlo, tal vez no supo quererme, tal vez no supimos nada de nada... ¿Qué saben los hombres de mujeres?

No sé si hice bien o no en dejarlo porque me come el miedo de imaginar mis días sin él, aunque a la vez no podía seguir con el desasosiego de intentar decirle mil veces cómo es mi ritmo y ver que no entendía nada de lo que le decía, quería gritarle  cómo funciona mi ser y me cansé de ver que de alguna manera u otra, siempre iba a ser incomprendida. ¿Es que a caso más allá que buscar a alguien que me ame necesitaba buscar a alguien que me entendiera o estoy equivocada?

No deseaba dejarlo y sé que hizo lo posible por intentar deducirme pero ¿A caso intentar comprender a alguien es suficiente? ¿A caso hay que conformarnos con alguien que intenta y dejar de buscar a quien hace? ¿Habrá alguien que me ame a mi manera? No lo sabía pero al menos quería tener la oportunidad de estar abierta ante esa posibilidad y es por eso que me fui de su lado, para estar libre para buscar no sé qué.

Ni una respuesta me daba satisfacción ya que a pesar de todo si algo he aprendido de la vida es dejarme sorprender por ella en vez de querer controlarla y de algún modo, espiaba los pasos de Esteban, la manera en la que me quería era analizada por todas las formas que mi cerebro era capaz y tal vez, y sólo tal vez, no dejé que me amara sin cuestionarle nada.

Pero fue tarde cuando esa bruja se apoderó de mi cuerpo y comenzó a debatirse todo como si el amor estuviera en la silla de los acusados y fue así como la inquietud nació en mi estómago y se instaló.

A diferencia de mí, en su mundo todo estaba bien, él tenía la facilidad de no cuestionarse nada y avanzar a su ritmo así que nos veíamos todos los días en punto de las ocho cuando regresaba de un largo día de trabajo y yo terminaba mi jornada entregando pasajes de tren. Si la vida fuera sólo eso, un pasaje de tren que te lleva a tu destino sin desvíos, todo sería más fácil. Pero no, Esteban y yo éramos una escala sin fin. Hasta que me di cuenta que a veces el final de alguna historia de amor lo tiene que elegir alguno de los dos y no el destino. Y la que lo elegí fui yo.

Sé que mi vida era rutinaria y no ofrecía una plática interesante aparente, sé que no era una modelo de comerciales y sé también que era difícil de entenderme puesto que yo misma lo hacía, pero eso no me convertía en alguien menos encantadora en mi manera, era yo y punto. Era mi vida rutinaria y punto, era lo que platicaba y San se acabó, no había nada más y nunca he estado dispuesta a fingir por amor. Era una mujer promedio, algo aburrida según los demás y dueña de la biblioteca más completa de historias de amor ubicada en el rincón de mi cuarto.

¿Qué tengo de malo? ¿Qué tengo de bueno? No está nadie para juzgarme, entendí después de mucho tiempo que cada quién es como es y que si el mundo en general busca otra cosa, entonces yo no quiero casarme con “el mundo en general” yo buscaba a alguien como yo, a alguien tan ingenuo como yo, que aún confía en la bondad de la gente y por eso de pronto se mete en problemas, a alguien tan pacífico como yo, que de pronto no habla para no romper con el romántico silencio que sí, apreciaba después de tanto ruido en la parada del tren.

Yo sabía que desde mi aburrida trinchera cambiaba el mundo y no pretendía que nadie me premiara por ello, lo disfrutaba sola y eso bastaba, siempre le sonreía a los pasajeros y era buena para las matemáticas por lo que entregaba los cambios reconociendo todo tipo de monedas, euros, libras, nada se me escapaba, y así, por más que fueran ocho horas que alguien podría definir como fastidiosas y sin significado, me declaraba la testigo ocular número uno de millones de personas que iban y venían a Londres a vivir un sueño. Y eso para mí significaba más que cualquier oficio, además de otorgarme el dinero necesario para pagar la renta.

Nadie atestiguaba besos tan románticos como yo, despedidas tan nostálgicas como yo y caras entusiastas de personas que se iban a buscar su no sé qué, porque todos en esta vida deseamos buscar ese “no se qué” que deseamos, pero no todos nos atrevemos a dejar lo que tenemos en las manos por ese quizá que quizá no aparezca… En pocas palabras, vivía rodeada de personas que querían salir de alguna forma de su zona de confort y esa energía tal vez me impulsó a dejar a Esteban sin ninguna razón aparente. Me llené de la emoción de aventureros que dejaban todo por otro algo que tal vez no sabían ni qué era y tal vez eso fue lo que hice. Como las personas que hacen su maleta y se van, dejé ir a lo que llamaba amor así nomás, un buen día.

Aunque curiosamente allí conocí a Esteban. Iba de Londres a Madrid a visitar a sus papás y su pronunciación de inglés no era del todo buena. Pero las computadoras y programar era lo suyo y no tenía que pronunciar nada mientras arreglaba una máquina londinense. Y tampoco tuvo que pronunciar nada para que captara toda mi atención. Buscaba su boleto por todas partes, un poco de barba, ojos café, pelo también café… altura promedio, no había nada en su físico que justificara mi atención por él, fue sólo su desfachatez de tener la maleta de un lado, sus cintas desabrochadas, buscando un boleto que nunca encontró.

-       Excuse me miss… -  dijo, a lo que yo entendí “Eshquiushme missh”.

Después de todo nos entendimos, le dije que yo también hablaba español y le ayudé con su boleto en una discusión con EuroStar de media hora en la que parecía que me había contratado de representante en vez de ser yo parte de la empresa y soltar el choro mareador de “Lo sentimos mucho pero en caso de pérdida hay que pagar de nuevo el boleto…” Y sin ser abogada gané el caso.

Él se iría en el próximo tren y tenía dos horas para platicar conmigo mientras yo comí. No hablamos mucho, yo masticaba y estaba algo nerviosa y ni hambre tenía de estar pensando en el posible resto de comida en mis dientes mientras él, al no dejarme de ver a los ojos, me imponía una seguridad que intenté no alumbrara lo más recóndito de mi ser. ¡Estoy con uno de ellos! Entonces pensé.

Así conocí a Esteban, así me enamoré de él, dos insignificantes personas para el mundo significaron todo para ellas y sin importarnos para qué lado giraba la Tierra nos mudamos a vivir juntos antes de lo que podría decirse prudente. Pero ¿quién pone las reglas?

Nos instalamos en nuestro pequeño universo y creí que estando los dos contra el mundo teníamos todo en común… hasta que pasó el tiempo y no sé en qué momento específico pero me fui sintiendo más sola que acompañada. Y sentirse sola estando en compañía es la peor soledad que existe.

¿Qué pasa con las relaciones que a veces se evaporan sin querer? ¿Cómo fue que no me di cuenta que un todo se hizo nada?

            Aquella mañana me levanté cero entusiasmada, tenía ese hueco en el estómago que había entrado a mi vida meses antes y sin encontrarle explicación a nada y sin cuestionarme mi relación me dejé el pelo suelto, me puse un suéter y tenis y me fui a la estación de tren.

            No sé cómo explicar la indiferencia que entra al corazón cuando éste, cansado de luchar, se echa a dormir porque ya no puede hacer nada, porque sabe que, dentro de este enredo del amor, no le toca bombear y sentir para los dos. Mi parte creo siempre estuvo hecha… era esa conexión que no sentí porque simplemente y sin encontrar culpables, se desvaneció.

            Claro – pensé -  cuando estás conociendo a alguien y esta persona sabe que tiene todo tu interés pues es obvio que le gusta y que la relación se vuelve un todo donde él se sabe protagonista en mi vida y yo me sé existente porque le importa estar conmigo, cuando de pronto puedo pensar que sin juzgarlo de egoísta, lo que estaba pasando es que él supo que tenía toda mi atención y la acaparó a manos llenas, pero cuando le tocó entender mi pasado oscuro y mi presente lleno de cursilerías, sus ojos dispersos me dieron esa mirada que realmente no me fue suficiente.

            Y vaya que pasé por el proceso de sentirme culpable y justificarlo con un millón de frases hechas como “¿quién entiende a las mujeres?” “Así son los hombres…” pero de pronto entendí que incluso si el mundo quiere acunarse en aquellas ideas, no me importa no ser convencional otra vez y en contra de la corriente como lo hice cuando dejé mi carrera en México y me vine aquí para ser una “ticketera” como me llaman en mi casa, por seguir un sueño o perseguir una idea, no me importa una vez más y las veces necesarias, levantarme y buscar ese amor y esperanza por el que otros ya se rindieron.

            La parte más difícil fue el ¿Cuánto tiempo es suficiente para esperar un cambio en el amor? Motivo por el que seguí más tiempo del que debí. Pero esa mañana, con esa energía extraña que se recibe en una estación de tren, dejé a Esteban.  Al maravilloso Esteban que no dudo hará feliz a otra mujer, pero no a mí. ¿Motivos aparentes? Me bastó un presentimiento en el corazón.

            Y tal vez sí, seguiré siendo esa niña aburrida que siempre se sienta en la banca afuera del museo TATE que tantos visitan y que a mí no me causa la menor gracia. Pero ¡Ah que bonitos árboles y qué hermosa banca que siempre está para mí a la hora de comer! Porque tal vez en vez las letras siempre fueron mi mejor alimento.

            Y sí, tal vez pasaré siempre por una mujer ordinaria, pero nunca para aquella persona a la que estoy esperando. Ese secreto será sólo de los dos.

10 comentarios:

  1. Lucía, luego de un par de meses que llevo leyéndote, creo que ya es hora de agradecerte por los momentos que he compartido contigo (aunque tú apenas lo sabes), no tienes idea de cómo me he conectado a tu sentir con cada una de tus palabras, desde el llanto hasta la risa con la que casi te haces pipi y el "no manches, yo lo dije así, yo creo me escuchó".

    Comparto el amor por la vida y me parece que tu definición es de las mejores, al menos he encontrado el sentir más cercano al mío o al revés(?). De igual forma, la búsqueda, la aceptación, el lidiar con con cada una de nuestras situaciones de vida, entre los muchos temas que planteas, son primordiales para mí y disfruto mucho la manera en que los abordas, analizas y compartes (porque siempre he considerado que la reflexión es esencial para casi TODO). Gracias por ser tan transparente y permitirte compartir pensamientos, sentimientos, emociones y... más.

    Te mando un fuerte abrazo (casi con esa fuerza con la que abrazas a la vida).

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    1. Gracias por escribirme y decirme esto, es como la gasolina que me mantiene escribiendo todos los días. Conectarse conmigo ha sido una de las cosas más emocionantes en mi viaje de la vida y por eso también la amo tanto así que tienes que ver con mi felicidad.

      Es de guapas compartir el amor por la vida :P Besos.

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  2. Gracias Lucia, me senti completamente identificada, el por que si me quiere y es bueno y habia amor, de pronto sentimos que nos falta algo más que no sabemos ni que es y tomamos la decisión de buscar ese algo más y la incertidumbre de... habré hecho lo correcto?? y si no encuentro lo que busco?? y si lo pierdo y me quedo sola ??? .. y si ????

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    1. En una ocasión que entrevisté al escritor Jorge Bucay me dijo que nunca sabremos si hicimos bien al tomar una decisión hasta que pasa el tiempo... pero, incluso después del tiempo entenderemos que siempre decidimos de acuerdo a lo que vemos en ese presente que es lo único que tenemos. Vive con la satisfacción de que decidimos con lo que tenemos lo mejor que podemos. :)

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  3. Parece que en lugar de escribir sobre la chica ordinaria en ese lugar, escribiste sobre mi y la forma de pensar de ella. Me conecte demasiado con este escrito, estoy encantada, amo tu manera de escribir, y el amor que le tienes a la vida.

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    1. Gracias por escribir Mariana yo también me siento identificada con esa mujer ¿Quién no está conectado con el deseo de querer el amor más grande? :) Chócalas!

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  4. Genial seria que esa persona encontrara tu fotografia y diga esa soy YO!!

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    1. Sí, también pensé eso o algunas que me cacharon que les tomaba la foto pensaba... "y no sabes para qué es muajaja" jaajja.

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  5. Lucia, llevo mucho tiempo leyendote, y a penas hasta hoy me atrevo a comentarte. No puedo creer que esta historia sea "inventada" ES MI HISTORIA!!! Toda y cada una de las palabras, son parte de mi recien terminada relacion. Aunque en mi caso fue "Esteban" quien decidio terminarla, creo que yo no podia, no me atrevia, aun cuando me sentia exactamente como la chica de esta historia. Gracias por escribir tan bonito, a veces uno se hace muchos nudos en la cabeza y cuando lees algo con lo que te identificas, piensas "tal vez no estoy tan loca"

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  6. ¿Cuánto tiempo es suficiente para esperar un cambio en el amor? mmm en este momento llevo algun tiempo perdido preguntandome lo mismo... cuanto es suficiente? Muchas veces tontamente pensamos que llegara ese momento donde veamos que la espera ha valido la pena y jamas sucede... sabes me siento sumamente identificada con esta historia... caimos en la rutina... el siente que no le falta nada y yo siento que me falta todo...

    Muchas gracias por compartir un poco de ti con nosotros... DTB!!!

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