¿Quién se ha robado mi drama?
¿Quién me ha regalado la paz?
Todavía recuerdo cuando me sentía ganadora de un concurso de
tristezas. La ansiedad me comía las uñas y me quitaba el apetito y de pronto
sentía que mi vida – o lo poco que creía me quedaba de ella – no tenía un
sentido específico. En pocas palabras corté con mi novio.
Esos
momentos cuando se cambia la jugada, cuando la vida te quita el personaje con
el que más salías a jugar y donde quedas sólo tú, parada en un escenario que
antes amabas y ahora te aterra… porque sola, me aterraba todo.
Ahí
me quedé un tiempo, necesitando afecto de quien viniera, una palabra bonita,
una mentira como “todo saldrá bien” de alguien que no tenía idea si todo
saldría bien. El teatro de mi vida había cambiado de comedia romántica a
tragedia épica y desesperada quería hacer todo lo posible por cambiar el género, por solucionarlo volviéndome a enamorar.
Parada, algo inquieta o más bien desesperada, observando a los espectadores, me senté a escribir. Escribí desde el dolor,
desde el supuesto abandono que sentí, desde las entrañas donde están
guardaditos los malos recuerdos y llorando me convertí en esa persona que
sentía igual que tú. En mis letras nos entendimos y juntos superamos lo
insuperable y volvimos al camino sin darnos cuenta… creímos nuevamente en el
amor y volvimos a bailar en aquella obra que ya no era drama sino de guerra
bélica: La heroína de la novela se había puesto de pie venciendo a su peor
enemigo: ella misma.
Ver
todo diferente, entender que sí puedes superar esto puedes superar más cosas,
tomar las cosas con calma, sonreír a la vida, brincar, contar cómo resolviste
el problema, como la angustia se encogió, cómo pudiste volver a dormir… eso es
infinitamente delicioso, es como un héroe de batalla echando un brindis y
contando sus batallas.
Volver
a tomar el ritmo, revisar que están bien amarradas las zapatillas e intentar
nuevos saltos y coreografías para una, no para dos, se vuelve la sorpresa de un baile individual, un sabor a victoria que sólo los que superan un desamor entienden, una cima de una montaña que no sabía si podía escalar.
Vaya
que letras que se convirtieron en palabras que se convirtieron en oraciones que
se convirtieron en párrafos que hicieron un texto que leemos y nos llega al
alma brotaron del dolor, de la separación, del desapego, del desamor...
¡Qué
bien escribo bajo el síntoma del dolor! Entonces pensé.
Esa
fue mi discusión de ayer con un buen amigo. ¡Soy una maravilla cuando me
encuentro en medio del caos porque mis letras salen tan efusivamente que la
inspiración no importa si está o no presente! ¿Y ahora? Y ahora tengo tanta paz
en mi vida que no conozco este terreno y no puedo escribir de lo que no he
sentido.
-
¿Y cómo te sientes?
-
Siento paz, me siento tan tranquila y relajada
que nada me presiona, incluso mi escritorio me dice “no te preocupes, disfruta
tu paz aquí te esperamos la computadora y yo”.
-
¿Y eso es malo?
-
¡No! No es malo pero ¿Es que acaso sólo del
dolor podemos brotar nuestra verdadera misión de vida? ¡No quiero dejar de
escribir nunca! ¡Es más! Quiero que llegue mi obra maestra y sentarme un mes a
escribir y comer y no hacer nada más. ¡QUIERO QUE ME PASE LO QUE A JO LA DE
MUJERCITAS! – Le grité.
-
¿Qué le pasó a ella?
-
Intentaba escribir con el corazón y sólo cuando
se le muere su hermana le brota la necesidad de escribir un libro que se llame
Mujercitas y hable de sus hermanas y las cosas tan lindas que hacían pero ¿Es
inminente que tenga que sufrir una tragedia para escribir como ella? ¿Por qué
no puedo escribir desde la tinta de la felicidad? ¿Es la nostalgia la única
tinta que tienen los escritores? Sé que es necesaria pero ¿Es la única? ¿Es la
única? – Y en mi mundo de paz me desesperé pasivamente.
No lo entiendo, esta escena de mi
vida no la había probado así de pura. Había sentido paz momentánea pero días de
paz… ¿paz todo el tiempo? No sabía lo que era. O aunque estoy en esta etapa no
sé lo que es. Traté de explicarle a mi buen amigo lo que yo estaba sintiendo
pero al final concluimos que como era algo nuevo para mí no podía describirlo
bien y eso no importaba.
-
¿Y por qué te afliges?
-
¡NO QUIERO DEJAR DE ESCRIBIR!
-
¿De dónde viene tu necesidad de hacerlo?
No me hubiera hecho esa pregunta
y no me habría acordado de mis días donde la paz ni existía en mi diccionario.
Cuando tenía doce o trece y mi mamá agonizaba y yo con ella… cuando peleábamos
en casa por este tema o muchos otros, cuando desesperados no sabíamos que hacer
con esta guerra, cuando me lastimaron fuerte, cuando me callé para que mi mamá
no supiera, cuando me volvieron a lastimar, cuando a los 18 pensé ¿Qué carajos
es estar viviendo y por qué nadie me dijo que dolía tanto? Pensé en mí y en
todas mis etapas de dolor y entonces los relacioné con las personas que me
rodean o que me leen.
Todos estamos pasando por una etapa, personas cerquita de mí por una
fase extremadamente difícil… una amiga termina con su novio, otra se enferma,
una pierde a un ser querido… somos una constante prueba y en lo que probamos de
todos los sabores quiero que te encuentres con el mío y es por eso mi necesidad de escribir, de describir los sabores que tiene la vida.
Y así fue como contesté:
Así como la gente sintió mi dolor
cuando algo me dolía, quiero transmitir mi paz pero esa es más complicada
porque a penas la conocí, malamente parece que estoy más familiarizada con mi zona oscura del alma. Es como cuando no te has aprendido el nombre de
alguien y tienes que presentarla… y dices “una amiga”. Es como cuando a penas
estás abriendo un regalo y todavía no lo puedes ni enseñar… es como si… no sé,
ni siquiera lo puedo comparar porque a penas estoy probando el primer pedacito de la paz.
¿Será que escribiré ahora desde
la plenitud? ¿Qué antes no lo hice alguna vez ya? Estoy confundida, lectores, pero
estoy: PRECIOSAMENTE CONFUNDIDA. ¿Serán pacientes con esta escritora que todavía
no sabe qué le pasa? ¿Estarán conmigo cuando les diga que todo es paz si
quieren?
-
¿Crees que esta nueva yo pueda usar bien los
nuevos colores que la vida le dio? – Entonces le pregunté.
-
¿Qué importa? – Me dijo con los ojos.
Y es que, ver las cosas con estos
ojos me ha hecho como reanalizar mis creencias, reacomodar mis recuerdos y ver
todo con ojos de amor y con esta nueva pupila nadie es culpable, nadie quiso
hacerme daño, nada duele igual, todo es risas y diversión, aunque les confieso,
esta nueva vida está llena de soledad. Pero acepto esta soledad porque tanto
tiempo no estuve conmigo que merezco este momento, merezco quedarme quieta y
voltearme a ver aunque sea por primera vez en mi existencia.
Y es que, en este mundo en el que
ahora vivo donde la euforia no me posee ni la tristeza me causa ansiedad, al
ver todo tranquilo pienso ¿Dónde quedó el drama? ¿A qué horas va a temblar? Falsamente creía que la tragedia me hacía sentir que la vida estaba normal. No, también la paz es
normal. Y entonces me digo “No te asustes
Lucía, sólo observa y conoce este nuevo lugar”.
- ¿Podré invitar a mis amigos?
- Podrás invitarlos a pasar.
Y eso estoy haciendo. Y me dan
ganas de llorar de entender que no todo es oscuridad y que no es que todo en mi
vida está bien y resuelto y demás, sino que los ojos con lo que veo todo hace
que así se vea. Es algo mágicamente raro y no sé si me vaya a durar o vuelva
atrás aunque no lo creo.
¿Y qué quiero que pase en ti mientras me lees? Que si
acaso sientes que tienes alguna piedrita en el corazón, un mal recuerdo que te
hace tragar lágrimas que no lloras, que si no has estado en paz desde hace
mucho tiempo, que si todo te pasa, que si no puedes más, encuentres en mi
testimonio de vida que estuve donde estuviste y estarás donde estoy y el primer
paso es creer que te puede pasar.
Abrirle la puerta a la abundancia
me hace sentirme (y lo voy a decir rápido para que no se grabe) un poquito
culpable… pero no soy yo, es mi Lucía del pasado que sigue creyendo que no
puedo merecer esto, es tan irreal y tan hermoso que no puedo merecerlo… es la
última creencia que me falta reivindicar. ¡Sí puedo tener esto! ¡Sí puedo ser
feliz sin una pareja a mi lado o todo eso que yo creía que era la extrema
felicidad!
Estar bien contigo misma y tener el piano de mi vida afinado basta
para crear las mejores melodías y sacar luz de adentro hacia fuera sin importar
la más mínima consecuencia.
Pago el precio, y en este nuevo
mundo que no conocía, les prometo que cuando me acostumbre un poco a él y lo
conozca un poco mejor, voy a empezar a crear, a escribir desde el telón de la
plenitud. A escribir desde la zona de la esperanza, a escribir con la tinta de
la paz. ¿Qué crearé? No sé… pero con eso que tengo paz, también tengo paciencia y voy a
esperar.
que bonito Lucia me encantó.... tus letras siempre tan atinadas..
ResponderEliminar"...Estar bien contigo misma y tener el piano de mi vida afinado basta para crear las mejores melodías y sacar luz de adentro hacia fuera sin importar la más mínima consecuencia"
Estar enamorada de ti misma es la mejor relación amorosa que el ser humano puede tener, aprender a gozar de estar a solas, porque estar a solas también tiene su lado divertido, muuuuy divertido. tete
ResponderEliminarNo imaginas... leo tus palabras... siento que son cosas que hubiera querido escibir pero nunca pude porque no identificaba bien todo... gracias, te juro que si pudiera ahorita darte un abrazo seria el mas grande del mundoooooo jajajajajaj!!!! gracias lucia en vdd, cada lagrimita que sale de mi cuando leo algo asi me hace crecer =)
ResponderEliminarUna de mis mejores amigas me recomendó hoy tú página, y solo quiero decirte q es maravillosa. Espero pronto sentirme llena de paz. Gracias por compartir
ResponderEliminarGracias x compartir hoy una de mis mejores amigas me sugirió tu página y en verdad es magnífica. Espero pronto sentir esa paz
ResponderEliminarGracias por compartir, hoy una de mis mejores amigas me recomendó tu página y en verdad es magnífica. Espero muy pronto sentir toda esa paz.
ResponderEliminar"Ver todo diferente, entender que sí puedes superar esto puedes superar más cosas, tomar las cosas con calma, sonreír a la vida, brincar, contar cómo resolviste el problema, como la angustia se encogió, cómo pudiste volver a dormir… eso es infinitamente delicioso, es como un héroe de batalla echando un brindis y contando sus batallas."
ResponderEliminarEsto es lo que más deseo pero aún no puedo lograrlo...