jueves, 27 de noviembre de 2014

CÓMO AMANECÍ: Reinventándome



Amanecí intentando ser una nueva persona, o tal vez la misma pero más sana. ¿Cuántas veces en nuestra pequeña eternidad intentamos reinventarnos? Enfrentarnos con nuestro rival espiritual y comenzar a hacer cambios positivos que nos hacen girar en un nuevo eje. Dios, todo un reto.

He estado intentándolo no sé si durante dos años o más bien seis meses un poco más efectivos o un mes más drástico.  A veces cuando no se tiene claro a dónde vas es cuando rodeas más en la vida o en el tránsito... da igual. Y el caso es que a veces no quiero saber a dónde voy porque no estoy lista para llegar y rodeo aprendiendo que por más que me haga mensa, debo ir para allá…

¿Cuánto tiempo se necesita de rodeos? Y es que como veo que todos lo hacen o al  menos en apariencia parecería que la sociedad invita al rodeo entonces me dejo llevar…

No importa cuántas señales de nuestro camino veamos, si no queremos ir no vamos a hacerles caso. Y abrir los ojos es el primer paso para tomar la dirección, que más que llamarla correcta la llamaría “el camino que elegí”.

Y es que luego cuando empiezo a dirigirme en la dirección correcta, las cosas avanzan tan lentas que me desespero, no soy una persona que ya aprendió a disfrutar lo que tengo en el momento, tiendo mucho a ver a la derecha, a la izquierda y al frente. Estoy intentando pero aún no llego a ese punto.

Me levanto con ganas de transformar al mundo y me atoro en el “cómo” y luego las palabras, que son lo mío, no me salen y me desespero y dejo de hacer lo que hago para rodear por la vida, al “cabos” está de moda…

El problema está en que la magia ocurre cuando hacemos lo que venimos a hacer, no cuando rodeamos. Y no importa lo difícil que se vea, no hay otra manera de lograr nuestra misión de vida más que hacerla, darle la espalda sería como negarle al universo nuestros súper poderes.

Hoy amanecí pensando en eso y es que más que chipi o nostálgica estoy intentando escuchar mi voz interior que me revelará lo que necesito saber para ir a donde quiero llegar. Mientras tanto hago garabatos… escritos que quedan en la nada… ideas que mientras las pienso en la regadera o cuando corro o mientras manejo, parecen espectaculares y luego se me olvidan… Dios, a veces siento que no tengo el tiempo de calidad suficiente para realizar todo lo que mi corazón me anda pidiendo…

Pero ¿Qué me queda hoy? Tal vez sólo abrir los brazos por así decir, a lo que sí vine a hacer e identificar distractores de los que poco a poco tendré que despedirme… y entender que, los cambios se hacen despacio que vamos de prisa. ¿Y tú? ¿Cómo amaneciste?

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