Amanecí, me puse unos pantalones de rayas blanco con negro
(quería estrenar mis zapatos escolares que seguro a nadie le gustan pero los amé
en secreto y los pagué antes de que Yull me dijera lo horribles que estaban)
Eran míos antes de que alguien pudiera juzgarlos, ya en mis pies no dejaría que
los ofendieran. Los pantalones no le hacían justicia a la hermosura de zapatos…
me cambié. Cambié pensando “Lucía, necesitas algo más…”
Claro,
de pronto uno sabe que lo que tiene no es suficiente y que cuesta trabajo
cambiarlo pero es necesario y ¿Saben por qué? Me levanté con grandes deseos de
ser feliz.
Tomé
un pedacito de brownie que hice ayer y luego… y luego tomé más… “Le voy a
llevar a Lupita y a Ale” son las que se encargan de que el edificio de la oficina
esté lindo y además son mis amigas. Así, una vez que ya tenía la trenza echa y
mi camisa de cuadritos puesta, tomé mi llavero nuevo y me subí al Chevy.
“Por
la señal de la Santa Cruz…” comencé a rezar como todas las mañanas. “Dios, amanecí de genio, y en realidad todo
en mi vida va bien… pero traigo genio, es algo meramente y cíclicamente
hormonal pero no quiero que mi mal humor apague mi día porque realmente quiero
tener un buen día hoy… ¿Me ayudas? ¿Me ayudas a controlarme?”
Busqué
en Youtube “Música para relajarme en el trabajo” y fui por café. Ahí estaba Ale
quien pronto me sirvió una taza. Le dije de los brownies… me regresé a
trabajar.
Sorbí
el café. Sorbí el café y me acordé de ayer en la noche mientras me tomaba una
cerveza con un amigo y jugábamos a “¿Qué nos hace felices?” Él decía una cosa y
luego otra… mi primera cosa que me hacía feliz la conté así:
Me
hace feliz llegar al trabajo, servirme un café, darle un sorbo y que me entre
un contentismo tal, que pueda escribir una novela en ese segundo porque la inspiración
explota cinco minutos antes de que suene el teléfono o algo me interrumpa… amo,
amo y me hacen muy feliz esos cinco, diez, o quince minutos de la mañana donde
puedo conectarme conmigo misma y escribir desde las entrañas sí señor…
Tomé
el sorbo recordando lo de ayer y empecé a escribir este intento de letras. Amo
escribir, amo conectarme contigo, amo el contentismo, amo la inspiración, tengo
tantas historias en mi cabeza, tantas cosas que contar, quisiera un mes
encerrarme en un hotel sólo para escribir sin que nada me interrumpa más que
Beethoven, Mozart, algo de trova… Air Supply.
Tengo
todo que decir y de pronto a veces los ciclos de la vida son tan rutinarios que
no logro conectarme conmigo misma cuando tengo el tiempo de escribir (porque
siempre tenemos tiempo para hacer lo que amamos pero no siempre logramos tener
los ingredientes en ese instante…) y así pasa el tiempo y me desespero, como si
mis letras quisieran salir de mi cuerpo y las aprisionara con la rutina…
Por
eso hoy de mañana, valiéndome todo lo que tengo que hacer… me dejé sentir. ¿Cómo
no hacerlo? Y me acordé que si lo que me hace feliz es esto, necesito
respetarlo. Necesito amar lo que amo. Necesito desbordar todo el amor que tengo
adentro porque “La felicidad sólo es real cuando es compartida…”
Quiero
decirles tantas cosas… tantas y tantas cosas… espero, con fuerza de voluntad,
paciencia e intentando conectarme conmigo… poderte compartir lo que adentro me
hace tan feliz y contagiarte todo el amor por la vida que me mantiene así… con
ganas de que aunque amanezca con genio… pueda transformar mi día porque quiero,
porque puedo y porque me da la gana…
A
ser felices compañeros de vida… que la rutina no tiene por que ser la
antagonista de nuestra vida sino una aliada que a veces no valoramos. Que viva este
día… que todo les salga increíble. Los quiero.
jijijiji Los quiero.
Les dejo la música que encontré para relajarse en el trabajo.
Lu... gracias! exactamente como dices la rutina no tiene porque ser la antagonista de nuestra historia. tambien se disfruta ¿Quien dijo que no pues?!
ResponderEliminarp.s. Tus zapatos... jajajaja
-Genekineret que no puede conectarse al blog porque anda en su trabajo
Me encanto, y están divinos tus zapatos!
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