lunes, 9 de abril de 2012

LLEVARME CONMIGO




Siempre me he dejado el pelo suelto y sin cepillar. "Que se seque como quiera" es mi onda particular. Mis manos sin crema se preparan para el día comenzar pero lo que nunca me olvido es de lavarme muy bien los dientes y hacer gárgaras con enjuague bucal.

Me despierto feliz, porque aunque sea un mal día la suma de mi vida me hace pensar lo contrario. Sonrío con los pulmones, con el corazón, con la garganta, no es necesario abrir los labios y enseñar los dientes. Me lavo la cara, meneo el pelo y juego a que me lo agarro en una cola de caballo pero no, al final siempre lo dejo suelto, suelto y como dije, sin cepillar.

Si está enredado que esa sea su situación natural, como si mi vida no hubiera estado así alguna vez. Y aunque todo mi cuerpo ría, mi pelo no miente. En el está el códice de esos días en los que viví lo más negro que pensé que podía vivir algún día: Perderme a mí misma.

¿Dónde estás Lucía? Ha sido el grito más profundo que mis cuerdas bucales han gritado y con linternas como policía me busqué de noche. ¿Dónde estás? Lo primero que me ayudó a encontrarme fue llamarme por mi nombre. Después con palabras tiernas porque supe que sí me escuchaba pero no salía de mi escondite. Y después de muchos meses me vi tirada con ese camizón rosita de franela dormida con mi cabello como siempre lo he dejado: suelto y sin cepillar.

Así fue como me reconocí, me cargué y sin despertarme me salí de ese fango. De cuando en cuando me daba palmaditas y aunque estaba cansada de cargarme y mi espalda iba a contracturarse de tanto peso seguí caminando pidiéndole a mis rodillas que no me fallaran pero lo hicieron.

Caí en cámara lenta y mis rodillas se postraron en la tierra con un fuerte golpe y mis brazos me apretaron lo más que pude para no dejarme caer y no lo hice. Sólo mi pelo greñudo y largo tocó también el suelo. "No me desperté" Me consolé pensando que todo estaba bien.
Estaba cayendo la tarde y tenía miedo ¿Dónde voy a descansar? Va a anochecer y más fácil me perderé en el camino. Y así fue, a los pocos minutos la gris noche cubrió los caminos haciendo más complicado el andar y me detuve.

Me quité los pelos de la cara. Seguía dormida y era mi consuelo. "Ella no sabe lo que pasa" Mejor que no sepa que estamos perdidas. No quiero asustarla.

Mis manos se cansaban de detener sus sueños y llegué a cuestionarme si debía dejarlos caer pero no lo hice. "No porque sea de noche abandonaré todo lo que llevo avanzado". Cerré los ojos y de rodillas me dormí.

Cuando me levanté no era yo la que me cargaba sino la mujer de los cabellos largos y de camizón rosado. mis ojos seguían cerrados pero pude sentir la manga de franela. Entonces entendí que nunca había estado sola y que con el amor y ternura que guardé para mí era el mismo amor y ternura que me estaba llevando a casa, porque ya olía las bugambilias y el guisado de mi mamá. Porque ya sentía que estaba de vuelta a casa.

Con esa paz me despierto todos los días, sabiendo que siempre he sido yo, la de pelo largo sin cepillar, la de las manos sin crema, la del enjuague bucal, la que siempre se despierta feliz, porque aunque esté perdida, si hay amor y ternura y fuerza suficiente para no dejar caer los sueños me voy a encontrar.

domingo, 1 de abril de 2012

ME SENTÍ DULCE

La felicidad y serenidad se despertaron conmigo, saberme dentro de un hogar, que el sol salió me hizo recordar que no importa lo que pasó ayer, que es un día nuevo y que los sentimientos que me invadían no eran los de nostalgia que comunmente me acompañan los domingos.
No.
Amanecí serena y feliz escuchando la música clásica que mi papá pone en las mañanas y el subir y bajar de las escaleras de David que estaba echando lavadoras.
Estoy cubierta de amor. Pensé.
¡Soy un caramelo!
Sentí.
Y entre tantas buenas nuevas me levanté.
- Necesito algo dulce. - Pelé el mango que había en el refri y lo mordí deliciosamente sintiendo el jugo caer por mi boca. David se reía.
- Que mal te ves.
- Ya sé, en la mañana viví el apocalpsis, ando cruda.
- ¿Y si arreglamos cada uno nuestro cuarto y lo dejamos todo bonito?
Amé su propuesta, le hice un licuado de fresa y de paso otro para mí, subí las escaleras y aquí estoy en mi cama sin poder moverme. Pero feliz.
Pero estar feliz no basta, saber que estoy cubierta de amor me hace pensar que ya es hora de que vean lo dulce que yo también puedo ser. Que sepan que no fui un caramelo de aparador sino que quiero compartir lo mucho que la vida me dio.
Por eso estoy haciendo planes, revolucionar la escritura llena de amor para ustedes quienes como mi familia me hacen despertar de buen humor.
Ya no quiero estar más tiempo sin moverme, se vienen cambios para estas letras, voy a echarle ganas, si Dios quiere, voy a intentar que sean mejores y lleguen más lejos.

Los quiero.
Su escritora.