domingo, 4 de mayo de 2014

EL DESAYUNO PERFECTO


Por Lucía la de Flor



Las rodajas de jitomate las corté perfectamente, saqué la tablita, no fue en el pretil como otras veces, las espinacas más caras de Superama se calentaban en el aceite de oliva y batí los huevos en un plato hondo. Limpié la mesa y de cuando en cuando mis ganas de llorar no se podían contener pero luego no me salían más que tres lágrimas de las cien que tenía dentro. Quité las cosas de la mesa, el letrero del Taller de Manolo con el teléfono apuntado y el servilletero de Coca Cola. Puse flores. Y claro, en el ipod estaban las canciones que tengo en mi lista de “forever songs” porque puedo oírlas muchas veces y no me cansan. Son canciones para siempre… o no lo sé ¿Algo de esta vida lo es?

                Me preparé un té e intenté por medio de este desayuno en amarme. Necesitaba amarme. Fumaba mis recuerdos y expiraba lo que ya no puede ser que en realidad no quiero que sea, pero la nostalgia del pasado o la idea de saber que algo no es futuro me llenó de sentimientos encontrados. Y en lo que pensaba todo esto se me quemó poquito el “omelette”. O no sé qué era.

                Saqué la leche y el jugo de piña y al final decidí por servirme jugo con agua como siempre lo hago pero esta vez en una copa ¿Estaba celebrando algo? Mi pijama roja con corazones blancos… blancos como lo puro que no fue lo nuestro ¿O si lo fue? Alejandro Sanz, Florence and the Machine y Babasónicos me acompañaban ¿Estaba realmente sola?

                La música no sonaba lo suficientemente fuerte como la necesitaba, quería que retumbara y que temblaran mis pulmones y vaya que me jacto que mis bocinas tienen buen volumen pero esta vez no me fue suficiente. Le picaba al botón de “más” para ver si subía acaso. Pero no, ya no hay más. Ya no hay más y mi corazón no sé si por eso estaba roto.

                Le tomé foto a mi desayuno y comí. Necesito nutrirme porque dejarme abajo sería lo peor que podría hacer. Una cosa es que me dejes tú y otra cosa que me deje yo.

                Tuve una semana pesada, mi cerebro pensaba y pensaba y a veces no sé cómo callarlo y de lunes a sábado lo llené del estupefaciente universal y entre tequila y luces y algo de humo le pedí a mi cerebro que por favor me dejara poquito, un tantito tranquila.

                Es mucha la información recibida en estos días, de mi vida, de lo que quiero, de lo que no quiero, de lo que me hace ser, de los recuerdos que me definen, de los que tienen que no definirme y no puedo controlar, de las nubes negras que llegan a mi casa y luego después se van y el sol sale diciéndome con el poder de ochenta mil rayos que la vida va a estar bien.

                Yo lo sé, no sé por qué de pronto en lapsos me preocupo por ello, no debería, no debería, no debería…

                Fue un desayuno perfecto, vaya que lo fue y lo sigue siendo, si es necesario que me ame un domingo que despierto con la noticia de que hay más besos en tu boca no sé de qué me quejo si también hay más en la mía.

                En eso apareció Amy cantando “my tears dry on their own” y pensé ¿Qué tiene eso de malo? Quisiera sacar  más lágrimas de hecho. No me salen, no me salieron nunca como debían, hay más jugo del ojo en mi cuerpo del que debería de haber pero sacarlo es una vía muy dolorosa, que quisiera vivir porque no hacerlo es más tormentoso que el dolor… ¿Qué hay peor que el dolor? Entonces pensé.

                Esta cabeza que me dio Dios no para de pensar y la velocidad con la que intento escribir no le hace justicia a todo lo que siento. Pero bueno, ni yo misma tengo coordinada la evolución de mi vida, mientras mis lágrimas salen lento y por temporadas, mi cerebro viaja a la velocidad de la luz y mi corazón intenta dormirse porque no puede con todo. ¿Cómo haber osado pedirle a la vida que camináramos juntos si ni mi propio cuerpo lo hace?

                Así que después de desayunar me serví tequila a ver si mi cuerpo se ponía en sincronía para poder escribir lo que realmente hay en mi mente, voy bien pero hay más todavía. “You have a bad day” empezó a sonar y pensé que tal vez eso era, la vida estaba pasando para que fuera así sólo que hacerlo oficial me daba miedo. Me gustaba vagar por el camino de “tal vez en un futuro todo se solucione, tal vez es sólo un reajuste, tal vez al estar separados nos demos cuenta de que lo que vivimos es un imán que nos volverá a juntar porque sí, porque no sé pensar de otra manera…”

                Pero no, todo es una aferración al pasado. Que terca soy. Mi debilidad en esta vida han sido las despedidas y para bien o para mal no me gusta que sucedan. Me da tristeza ver cómo el presente se hace pasado y luego siendo pasado no vuelve a ser presente. Aunque realmente no desearía que lo fuera. Es toda una contradicción, una de tantas de las que dije que viven en mi cerebro. Si alguien pudiera entenderlo quisiera que me lo explicara.

                Y ¿Sabes algo? Creí que yo era culpable. Soy demasiado, no soy una niña normal, vengo con el paquete de un cerebro que siempre está pensando y un alma que no deja de exagerar, un corazón con buena memoria y con la capacidad de revivir los momentos con más ¿Más qué? No sé, en todo este embrollo pensé que yo estaba mal.

                No te echo la culpa mi amor pero si de algo estoy segura es que no estaba mal. No supe amar de otra manera y cometí el error de en tanto amor dejar de hacer mi voluntad. Callarme un poco de lo que mi cerebro dice, matizar con superficialidades lo que mi corazón sentía para que no se viera tan loco de amor e intentar olvidar tus besos al mismo tiempo que los daba para que no te dieras cuenta de que no había nadie que los pudiera recordar.

                Asegurada con esa llave que yo misma me hice y no estudié yudo, me hice más nudos y algún día esto tenía que explotar. ¿En qué momento de esta historia pensé que ser yo misma era una desventaja en el amar? Hoy mientras desayunaba y como muchas otras veces ya lo había entendido me reafirmé que mi alma tiene que estar entera bajo cualquier circunstancia, pero sobre todo en el encuentro “furtivo” con cualquier alma.

                ¿Por qué ocultar lo más maravilloso que tengo? ¿Por qué asimilarme a tus caprichos donde los míos no cupieron? ¿Por qué permitir que en voz baja o con sólo gestos me estuvieras achicando para estar en un tamaño natural? Naturalmente cómodo para ti, que necesitabas que no brillara para que pudieras tú brillar.

                Necesitaría más desayunos como el de hoy para perdonarme. Para poner en sintonía a mi mente y a mi corazón. Si es que algún día eso puede lograrse.

                ¿Cómo es que algo a veces se disfraza muy bien? Hasta yo creí que era amor. ¿O lo fue? Si esto fue amor entonces mi cerebro me exigiría una razón válida para que no estuviéramos juntos. Válida dije, y con válida me refiero a una montaña más grande que el tamaño del amor que sentía por ti, una que fuera tan gigantesca que le diera sombra a mis sentimientos de tal modo que… no, ni siquiera la montaña hubiera sido válida. Cuando el amor existe ¿Hay alguna razón más válida que el amor mismo para separarse?

                Pensé eso durante meses. Tal vez la respuesta se encuentra en que tiene que ser mutuo.
                Cuando algo no es mutuo del lado donde sí lo es tiene que morirse, dejar en el pasado lo que fue y permitir que el presente no ocupe ese espacio que de todas formas está vacío de ti. A esto le llamo eutanasia del amor. Algo que viví y no se lo deseo a nadie pero a la vez, estoy a favor de ese proceso cuando una de las partes ya está muerta.

                Si mi pierna dejara de servir por una infección rara y se pusiera morada y afectara a mis otros órganos, desearía que me la cortaran. ¿Extrañaría mi pierna? Con todas las fuerzas de mis cinco deditos hasta recorrer rodilla operada, y muslos que mi papá apretaba cuando me quedaba en el carro dormida y tenía que bajarme a la escuela. Cómo me chocaba. Pero todo, cada paso hubiera extrañado si me cortaran la pierna.

                ¿Los recuerdos también se amputan? Hoy metafóricamente me desperté en urgencias, enfermeras y doctores me ponían un tanque de oxígeno y me recorrían por el pasillo de un metafórico hospital. No había nadie que me tomara la mano, estaba sola con los doctores y enfermeras en un lugar que no había conocido.

                Hablaban entre ellos como si yo no los oyera, se referían a mí en tercera persona como si ahí no estuviera y cuando menos me di cuenta me anestesiaron. Hoy en la mañana me amputaron mi amor por ti. Fue una decisión de Dios para preservar la parte que queda de mi cuerpo, como la historia de la pierna. Dios a veces amputa las partes infectadas de nosotros cuando no nos damos cuenta porque de otra forma, al no ser conscientes de nuestras estupideces, terminaríamos suicidándonos inconscientemente.

                Sedadita pude sentir que Dios no sentía feo por hacerme esto, Él estaba deseando que entendiera y sabía que en mi fuerza y en mi sabiduría que no considero pequeña, iba a entenderlo todo. No dudo le haya pedido a las enfermeras que me trataran con la mayor vulnerabilidad posible y al doctor le advirtió más de una vez que yo era su hija.

                Vaya que uno en su grande o poca conexión con Dios, el cosmos o la vida misma, a veces nos cuestan este tipo de amputaciones.

                Al levantarme estaba en mi cama, la cicatriz estaba en mi pecho, supe lo que había pasado, recobré la consciencia y al sentir el vacío de aquel lugar que ocupaba la parte infectada, aunque esté segura de que era algo que iba a podrirme toda, me dolió el hueco del espacio que ocupaba. Como buen ser humano masoquista que soy.

                ¿Le hablo a alguien? ¿Me quedo sola? Era muy de mañana mis ojos todavía no afocaban bien y no sabía qué necesitaba. Aunque sabía que un ejército de amigos llegaría a mi lado en una situación como esta, opté por hacerme de desayunar, con una invitada muy especial, conmigo, y además, para estar a la altura de la invitada, no iba a ser un desayuno cualquiera, tenía que preparar un desayuno perfecto.

                “Las rodajas de jitomate las corté perfectamente, saqué la tablita, no fue en el pretil como otras veces… las espinacas más caras de Superama se calentaban en el aceite de oliva y batí los huevos en un plato hondo… Limpié la mesa y de cuando en cuando mis ganas de llorar no se podían contener pero luego no me salían más que tres de las cien que tenía dentro. Quité cosas de la mesa y puse flores…”

A eso lo llamo hacer el amor conmigo misma. Lo hice, de pronto me sentí con las ganas de prepararme un baño, me desnudé mientras la regadera estaba sacando el agua caliente. Me vi al espejo y me encontré algo más que bonita, yo mis ojos hoy tristes, no dejaron por tristes dejar de ser mis ojos, mi cuerpo que a veces se siente sólo tampoco dejó de ser mi cuerpo, mi tono de piel trabajadora, mi pelo sucio de ayer, pero igual de bonito. Ojeras, y de pronto, me asusté, entré en un pánico indescriptible al ver algo que jamás había visto, la tremenda cicatriz vertical en medio de mi busto. Entonces la recorrí suavemente con mis manos y me miré a los ojos en el espejo pensando ¡Dios mío! ¿Entonces no lo soñé?

10 comentarios:

  1. Maravillosas letras :3 yo pase por lo mismo y mi cicatriz aquí sigue recordándome lo que soy y porque sigo viva :)

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  2. y no pude evitar dejar salir las lágrimas al leer tu texto,

    leí algo que te comparto... "A veces sólo a veces.. Necesitamos dejar de analizar el pasado, dejar de analizar el futuro, dejar de intentar definir lo que sientes, dejar de decidir exactamente lo que quieres.. A veces, sólo a veces debemos dejar pasar lo que tiene que pasar... Deja que el universo te pase".

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  3. Woooow! "Cuando algo no es mutuo del lado donde sí lo es tiene que morirse" a eso se reduce todo!

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  4. Y al estar en este momento en una situación parecida, estas palabras son de mucha ayuda, diría es "una señal".
    Se me llenaron los ojos de lagrimas. Pero así debe de ser.

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  5. Es sensato recordar... pero no hacer de ese recuerdo una cruz en nuestras espaldas... es prudente poner limites no por que carezcamos de libertad sino más bien por que esos limites nos ayudan a reconocernos... a veces, como a mi me ha pasado, hay momentos en los que nos perdemos en la sombra del otro... me paso y no estoy al 100% segura de que no ocurra de nuevo, pero al final estamos echas de eso... causa y efecto... No podemos llamar a eso equivocaciones, me gusta más llamarlas experiencias...

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  6. Por alguna razon, tus textos siempre llega a mi en el momento indicado. ¡Gracias!

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  7. " Una cosa es que me dejes tú y otra cosa que me deje yo" . .ame cada párrafo, gracias Lucia.

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  8. Este texto me llegó en el momento indicado.
    Estoy llorando y la piel se me hizo chinita con cada párrafo tuyo.
    Gracias Lucía!

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  9. Es perfecto! Solo puedo decirte, G R A C I A S!!!

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  10. lo leo... y vuelvo a leer... y el sentimeinto que alguna vez tuve... vuelve como si lo volviera a sentir... creo que no se olvidar.. bien dices "vengo con el paquete de un cerebro que siempre está pensando y un alma que no deja de exagerar, un corazón con buena memoria y con la capacidad de revivir los momentos con más ¿Más qué? No sé, en todo este embrollo pensé que yo estaba mal." te lo dije algún día, pareciera como si te hubieras metido en mi cabeza y hubiera exprimido cada oensamiento que tenía... gracias nuevamente...

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