martes, 30 de abril de 2013

LA CAJITA DE PREGUNTAS

Para David mi hermano. My childhood mate!

No sé si a todas las personas les pasa y si a la misma edad pero de una manera tonta me he preocupado una y otra vez… la vez que lo hice más conciente fue mientras manejaba mi cherrary donde las Naciones Unidas se convierten en Montevideo al pasar por una escuela. Había sol, regresaba de casa de una amiga y el pensamiento más cruel me vino a la cabeza:

Tengo prácticamente 30 años, entonces si el promedio de vida en México es de 75, entonces… (Con voz de Lilo la de Lilo y Stich cuando se desespera) “¡Entonces ya casi viví la mitad!”

En cuanto ese pensamiento cruzó por mi cabeza un millón doscientas treinta y cinco preguntas salieron de una caja que ni sabía dónde guardaba, cada pregunta con un tono de voz diferente como si fueran espíritus:

“¿Estás donde quieres estar? ¿Eres feliz? ¿Quieres seguir viviendo en México? ¿Te gusta lo que haces en el día? ¿Qué te falta por hacer? ¿Ayer te divertiste? ¿En cuánto tiempo estarás arrugada? ¿Te gusta tu nombre? ¿Qué vas a comer hoy? ¿Qué tipo de abuelita seré? ¿Llegaré a ser abuela? ¿Habré vivido ya la mitad de mi vida? ¿La segunda mitad será mejor que la primera? ¿Estaré sana? ¿Me voy a morir pronto? ¿Es hora de dejar de fumar? ¿Me gusta mi trabajo? ¿Por qué me amargo la vida pensando estas cosas? ¿El día de mañana me voy a reír por creerme moribunda a mis 27? ¿Tengo lo que quiero? ¿Qué me falta? ¿Qué me sobra..?”

Me detuvo esa luz roja que odio... pero a veces es necesaria... no venían coches y me la pasé. ¡Necesitaba llegar a casa! ¿Cómo es posible que me alteren todas estas preguntas? No es la Lucía que conozco ¿En qué momento de la vida crecer deja de ser el mayor incentivo para despertar y se convierte en un miedo constante? ¡Qué actitud tan nefasta! Me avergoncé de haber pensado eso y llegué a casa a ver un poco de cultura moderna, o sea, la televisión.

Definitivamente necesitaba un lugar donde colocar cada pregunta que había salido… por más que no me gustara esa actitud eran cuestionamientos que me había hecho mi niña interior y no iba a ignorarlos, pues se notaba claramente que tenía miedo de crecer y había que enseñarle que no era tan malo, pero primero tenía que preguntármelo a mí misma… ¿De verdad no es tan malo?

¿Cómo voy a responder preguntas que vienen de una niña que no comprende? Me imagino que es algo así como cuando tienes que explicarle a tu hijo de dónde salen los bebés. El gran “problema” es que los mismos papás no creen que es algo puro, sano y bueno… ellos mismos sienten vergüenza del acto sexual y por eso no lo explican tan textual… porque hay “pecado” de por medio. Si de verdad entendiéramos al 100% la naturaleza del acto, lo contaríamos mientras comemos palomitas. Del mismo modo mis preguntas. Necesitaba entenderlas antes de responderlas.

Como aquella noche cuando mi mamá tuvo que despertar a Kina después de intentar consolarme por horas. Resulta que había tenido pesadillas varias noches y no conseguía dormir. Hasta la noche que me entró la más grande desesperación. Me levanté llorando y corrí con mi mamá.

¡Mamá mamá ábreme soy yo! Gritaba desesperada.
- ¿Qué pasa mi gorda te sientes mal?
- No mamá, tengo otra vez pesadillas…

Recuerdo que se reía mientras le explicaba y sabía que no estaba entendiendo a lo que me refería. Era oficial, mi mamá no comprendía la magnitud de mi miedo.

- ¿Por qué tienes miedo de crecer Lucía?
- Por que sé que me voy a convertir en una de ustedes… dije mientras me sonaba los mocos de tanto llorar.
- ¿Por qué no quieres ser como nosotros?
- Porque ustedes son muy aburridos mamá. No entiendes. Yo sé que voy a crecer y voy a ser una aburrida persona como todos los adultos. No conozco ninguno divertido. ¿Cómo es posible que las mujeres se junten a platicar mamá? ¿Por qué no juegan? ¿Por qué ya no hacen nada divertido? Sólo se sientan. ¡Que tiene de divertido estar sentada platicando!

Mi mamá se reía aún más de que una situación así me hiciera perder el sueño y fue con la Maestra en sueños… Kina. Tuvo que despertarla a media noche y mientras susurraban yo sabía que mi mamá le estaba explicando que no tenia nada, que era una mensada y que intentara que volviera a dormirme. Pero Kina llegó y me pidió que le explicara todo de nuevo.

“Mira Kina. Yo sé que ustedes no entienden, pero es porque tú ya te convertiste en uno de ellos, y esa es mi preocupación, que yo un día voy a estar como tú riéndome de mi situación. Y yo sé que no lo hacen con mala intención, pero Kina, de verdad ¡Yo no quiero crecer!”

Kina se puso seria y comenzó a preguntarme interesada por mi situación y tratando con delicadeza cada sentimiento que salía de mi boca. Entonces yo hablé:

"Dime algo Kina, ¿Conoces a una mujer que juegue a las Barbies? Que le guste escalar en los colomos, que en vez de estar en un café saquen un juego de mesa… turista, quién es el culpable, algo así… ¿Conoces a una mujer que se peine de dos trenzas francesas? Que le gusten los moños y los vestidos… ¿No verdad? ¡Entonces yo seré como ustedes!"

- Yo a veces me he hecho dos trenzas Lucía.
- Hay Kina por favor, claro que no.

Kina contestó algo tan hermoso que no se me ha olvidado nunca. Pudo haberme dicho que cambiara, pudo haberme dicho que sí, efectivamente iba a caer en el rol de adulto y me vestiría con colores sobrios como ellos, pero en cambio ella me pidió que no cambiara, que si no quería no lo hiciera, aunque todos fueran diferentes. Y eso nunca lo entendí. Mi pensamiento era “¿Pero con quién voy a jugar?” Obviamente yo en secreto sabía que nunca iba a abandonar mis muñecas, pero en un futuro nadie jugaría conmigo. Y eso fue lo que me dejó inquieta a pesar de que Kinita me dijo “No cambies Lucía, vístete como quieras, sigue siendo así y si no quieres ser uno de nosotros, no lo seas…”

Me fui a dormir y creo que ahora que escribo todo esto me doy cuenta que todas esas preguntas que me hice hace algunos fines de semana son las que quedaron guardadas en esa plática. Esa noche Kina había labrado una cajita de madera para mí. Mientras yo le explicaba toda mi avalancha de miedos, ella labraba con detalle la cajita. Después que terminé de hablar me la dio, me dijo “pon todas tus preguntas aquí, algún día cuando tengas la suficiente experiencia solita las vas a abrir y te contestarás una por una… terminó, cerró la caja, le dio un beso… bueno… a mí… y me mandó a dormir.

Las preguntas durmieron más de diez años… se despertaron como palomitas de microondas, revolotearon como palomas de Iglesia y me dolieron como un cólico fuerte. Sobre todo porque sabía que esta vez tenía que respondérmelas solita en mi cuarto… sin hacer un escándalo, sin detener al mundo que duerme para decirle que necesitaba atención. Sabía que tenía que hacerlo yo y no fue hasta el sábado que pude entenderlo.

Le comenté a un amigo cuando estábamos en el cine que hace tiempo que las películas de amor ya no me hacían ruido… ya no me movían el estómago y ya no me daban ganas de ser la protagonista. Más bien las analizaba desde un punto de vista psicológico (que no lo soy) y pensaba “Ella lo está manipulando, él tiene miedo al compromiso, ella está poniendo todas sus esperanzas en él y no se está poniendo trucha con su vida… él está con ella para olvidarse de sus problemas…” Cosas así que le quitaban todo el romance a la película.

Pero nada comparado con lo que vi este sábado. La historia de romance más bonita que había visto… dos Titanic juntos.. tres P.S. I love you y cuatro Diarios de una Pasión.

Hablo nada más y nada menos que de Elsa y Fred. ¡Qué tranquilidad saber que existe Elsa! Una mujer que nunca se convirtió en adulto por lo que ser alegre era su estado de ánimo normal… incumplida, inconstante, tramposa, mal educada, berrinchuda, chiqueada ¡Una niña! Jaja. Y Fred… un hombre que siempre tuvo miedo de ser niño. Cumplía las reglas, vivía para agradar a los demás y no tenía gustos propios, se dejaba manipular y no tenía ganas de vivir.

Júnta estos dos personajes y verás que después de verlos no te dará miedo crecer. ¡Véanla! A mi me mantuvo riéndome desde que empezó hasta que terminó. Amé a Elsa con todo mi corazón y espero que cada que la cajita de preguntas se abra, pueda ver la peli para calmarme de saber que existe una mujer con alma de niña como ella… sin prejuicios, sin orgullo, sin nostalgia del pasado… simple, cariñosa, graciosa y con unas ganas de vivir como ella. Como yo quisiera ser.

¿QUÉ PREGUNTAS TIENES EN TU CAJITA?

3 comentarios:

  1. Que lindo Lucía, muy bonito.

    Ya me estoy poniendo al corriente

    Andrea De Alba Torres.

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  2. De hecho ¿Porqué va dedicado a mi? jaja

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