lunes, 8 de noviembre de 2010

MI VIDA EN TRES PÁRRAFOS


AUTOBIOGRAFÍA
Por Lucía la de Flor

En mi clase de escritura nos pusieron a escribir nuestra biografía en tres párrafos. Uno de la infancia, otro de la adolescencia y otro de la vida adulta. Les dejo con mi borrador que no es otra cosa que lo que creo que es, un escrito. Se lo dedico a mis compañeros de la clase que comentaron sus biografías y me hacen pensar que no soy la única loca.

La vi pasar, melena suelta en traje de baño y mandil para guardar crayolas. Tocaba una a una las flores, tal vez hablaba con ellas. Y ahí en ese jardín hacía su tarea la mocosa que se sabía filósofa.

            Preguntándose por su existencia conversaba en voz alta con las catarinas. En un mundo particular hecho para ella. Y llenando en una canastita las preguntas que recogía, pasaba horas enteras hasta que el pasto se volvía frío y enchinaba su piel, avisándole que ya era hora de dormir.

            Una a una pasaban sus preguntas a su almohada, intercalándolas con monos de peluche y muñecas. Y cayendo de sueño se respondía a su modo las razones de existir.

            Al despertar su cuerpo cambiado y crecido la hicieron tropezar por falta de costumbre. No reconocer lo que medía era por primera vez algo inexplicable, como inexplicable el desempleo, como inexplicable la muerte,  o algo peor, un libro de Baldor, donde entre ecuaciones sin sentido la pequeña ahora grande perdió el entendimiento mientras adquiría más y más conocimiento.



            Y esa fue la primera vez que ganó la razón y ella perdió la razón, al echar un vistazo a las verdades del mundo, antes verde, ahora lleno de acontecimientos que al ponerlos entre peluches la dejaron durmiendo en el suelo, frío como el pasto de la noche que le avisaba que era hora de descansar.



            Se despertó casi congelada aquella que intentaba acomodarse, todavía no amanecía y asomándose a la ventana sintió que parecía que el mundo había dejado de girar. Y en esa pausa respiró tranquila,  por primera vez en su vida pudo recordar, a la sabia del mandil de crayolas, a su pequeña gurú de los jardines, la que clasificaba las lombrices, hormigas y mariposas, y con una sonrisa del tamaño de su boca le gritó al mundo “¡MUNDO! ¡YA PUEDES VOLVER A GIRAR!”

 

1 comentario:

  1. Nacio inocente y vivió.

    Crecio incoherente y vivió.

    y en este punto presente solo vive, y vive con gran resignación.

    Tal vez sea eso.

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