en el tiempo para recordar que
te amas aunque los demás te
reclamen que estás ausente…
es un milagro que debes permitirte
las veces que sean necesarias para
no olvidarlo nunca.
Y los que lo han hecho
saben que sabe a cielo.
A veces siento que voy caminando en arenas movedizas y cada
paso me cuesta el doble, entonces recapacito y me repito que: 1) No es bueno
comparar, 2) No es nada bueno
andarse comparando. Pero sí, a
veces así me siento así porque veo que no se concretan cosas y luego uno tiene más sueños que planes de acción y
cuando eso pasa nada resulta.
Entonces tocan a mi puerta, le abro y era la desesperación
que se pasa a la cocina, se hace unas palomitas de micro y se sienta en mi
sillón de la tele, si tuviera uno. Entonces me empieza a doler la pancita con
punzadas de preocupaciones. Entonces le digo a mis amigas que necesito unas
vacaciones, entonces dejo de ir al gym porque estoy cansada y se vuelve un
ciclo donde no pasa nada porque estoy estancada.
¿Qué puedo hacer? Me pregunto en las noches… son tantos proyectos y tantas opciones
y tantos sueños que se me olvida que: 1) Existo, 2) La calidad de mi vida está por encima de mi mundo laboral aunque lo ame,
3) Al exigirme tanto termino por
defraudarme siempre.
Pero después de tanto pensar y una colitis y gastritis que
me hicieron tener una panza que parecía globo de gas (un centímetro más y
hubiera flotado en el aire) descubro que necesito hacer una pausita. Y que
probablemente al hacerla los demás vean que: 1) Es verdad esta niña está
estancada. Pero yo pienso que no, que si las personas no ven resultados óptimos
en tu persona por el hecho de hacer una pausa en tu vida, es sólo la noche que
te cubre mientras haces tu siguiente plan y sí, tú y sólo tú sabrás que necesitabas
ese respiro para volver a las andadas y que sí, aunque alguien vea una cosa tu
te sabes la otra. Quien te quiera estará
contigo siempre, en tiempo, en pensamiento o cerca de ti.
Pero volviendo a la situación de sentirme un barco sin rumbo
me concentro y me pregunto: ¿Cada cuánto
debemos de repetirnos de dónde venimos y quiénes somos? Le grito al mundo
esa pregunta arriba de una montaña imaginaria… como si arriba Dios nos
escuchara más pronto.
Entonces cierro los ojos y sólo respiro y me acuerdo cómo me
gusta respirar y siento el aire y en él mando a mis preocupaciones a volar,
encontrando en este enredo un poco de paz. Y es que, cuando uno decide
evolucionar, rompe sus barreras psicológicas y al hacerlo nos quedamos
frágiles… pero más libres. Creo que las
personas libres son aquellas que no tienen miedo de sentirse desarmados, porque
saben que las verdaderas armas vienen del interior y saben que no se deberían
de llamar armas sino herramientas, porque al final de cuentas más que guerreros
somos constructores y lo que muchos no saben es que la materia prima está en el
alma.
Y dentro de esta meditación pensé: Al final de cuentas ¿Con
quién tengo que quedar bien? Al preguntar eso comencé a tomarme en cuenta. Y es cuando mi niña interior sale de su cueva
agradeciéndome la pregunta y levantando la mano y diciendo: Conmigo, con
nosotras, tú y yo.
Doy un viaje al pasado, a lo que me hacía feliz, a la
simpleza de ponerme una bolsa negra con un hoyo para sentir la lluvia y no
mojarme con David mi hermano en la calle de La Guaira.
¿Por qué es que
quiero comerme todo tan deprisa? ¿Cuál es la prisa en el ser humano? ¿Cuál es
la prisa por crecer? ¿La prisa por conocer el amor de tu vida? ¿La prisa por
estar en un futuro cercano y soñar en él olvidándote del precioso presente?
Dios, cuanta cosa.
Al volver a mí y recuperar mi voz interior descubro que en
este mundo yo no hago para ser. Yo soy y por eso hago. Y esa enseñanza me costó
el firmamento entero pero Dios sabe que la aprendí. Con ayuda claro, pero al final
de cuentas me doy crédito por ello.
No nacimos para hacer
para ser. Nacimos y somos y por eso hacemos. Lo explico: Amo escribir, pero
no escribo para ser: reconocida, existente para ti o admirada de alguna manera.
(Aunque debo aceptar que esta tentación tocó a mi puerta muchas veces y a la
fecha tengo que encontrar la manera de domar a ese caballo salvaje) y así
repetirme que: soy una mujer que ama escribir y por eso escribo, porque a
través de las letras es una de las maneras en las que más me gusta proclamar mi
amor por la vida.
Que existan consecuencias hermosas como ponerte una sonrisa
es la cereza del pastel pero la causa primera es mi amor por lo que hago. Y soy
y por eso hago no hago para ser.
Y bajo esta primicia me di un espacio de unos días… escribí
cuentos para mí y vaya que los disfruté… abría mi ipad con el teclado que se
pega y en el aeropuerto parecía como concertista de piano creando historias que
no he publicado pero que abracé para recordarme una y otra vez cuál es la causa
primera de mi amor por lo que me gusta hacer.
Y es que, dentro de
este mundo extraño o no tanto, se mueven mis sentimientos en órbitas que tal
vez nadie descubra nunca y dentro de la claridad con la que hablo y comparto mi
intimidad aún así hay emociones que primero tengo que entender, vivir, antes de
compartirlas… y habrá quienes me entiendan y habrá a quién defraude, y
habrá de todo en la viña del Señor, pero dentro de este todo, existirá el
respeto que tengo por mí y por avanzar a mi ritmo incluyendo un proceso tan
personal que de pronto sólo necesita ser entendido y validado por mi persona.
Agradecí a la vida después de unas semanas poder respirar más
lento… y comprender que, es chistoso porque parece algo egoísta y curiosamente
es todo lo contrario pero para ser generoso con los demás necesitamos atender
nuestras necesidades en todo momento para que esta “maquinita” que somos los
seres humanos, funcione para ponerse al servicio de los demás, de otra forma y
con una tormenta en mi alma no podría.
¿Qué me queda? Estar agradecida, agradecida porque con o sin
tormentas he tenido gente que me quiere y que me tiene paciencia y aunque a
veces por más que trate de explicarme y lo haga de las maneras más extrañas,
cantinfleando y a veces con máscaras, de todas formas me entienden, de algún
modo extraño siento que lo hacen siempre.
Hay tiempo de sembrar y tiempo de cosechar y tiempo de regar
y ver que no crece pero luego tiempo de tomarle fotos a la primera ramita verde…
Y yo lo único que quería era escribir cosillas para mí pero sobre todo, de lo
que más tenía sed era de calmarme de la mejor manera que conozco: Leyendo un
libro de John Green a la par de mi mejor amigo, mi almita gemela. Y leer juntos
y contar nuestras deducciones y traumarnos con el libro y sentir que tenemos 12
años. Así que me di ese tiempo y ya siento como se va calmando mi pancita y ya
siento como está dejando de llover… y ya siento cómo puedo volver a caminar.
No, no es un fracaso
detenerte en el tiempo para recordar que te amas aunque los demás te reclamen que
estás ausente… es un milagro que debes permitirte las veces que sean necesarias para no olvidarlo nunca. Y los que lo han hecho saben que sabe a cielo.
Eso no quita lo mucho que amo el mundo, que amo a las
personas en general, que amo todo lo que me rodea como anuncio de cereal.
Hasta prontito y gracias por estar conmigo. Se siente.
Les comparto la canción que escucho cuando me siento desesperadita por comerme al mundo:
Justo me siento como tu ahora, perdida no encuentro mi lugar, mis sueños los olvide, no me gusta mi trabajo que acepte porque no tenía alternativa en ese momento y me perdí, me perdí en el camino y ahora no tengo rumbo, no se si es bueno o malo no saber que quiero hacer, solo se que quiza necesite un poco de tiempo del que hablas, una pausita para encontrarme de nuevo... justo te busque para encontrar una pista de como seguir y justo me encuentro con lo que necesitaba! GRACIAS!!! ;)
ResponderEliminarJohn green. Lo ame en bajo la misma estrella y comenzaré a leer paper towns. Así que igual tomaremos los 5 minutos milky way.
ResponderEliminarEstoy total sintonia con ese sentimiento....no se como decidir que hacer con mi vida, se que me hace falta un cambio pero tengo miedo tomar una decision y que esta no sea la correcta.
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