Los miedos van y vienen
para enseñarme más cosas,
para convertir mi área de
oportunidad en mi
zona de fortaleza...
Encontrarse a uno
mismo es un viaje que dura toda la vida. Ya lo entendí, pero las veces que
el “uno mismo “ se asoma y se empata sentimientos, corazón, conciencia,
cerebro, razón y podemos vernos, es como presenciar un milagro, vaya que acomodar la vida para poder dejarnos ser es
una tarea que además de que no termina, no es para novatos ni flojos.
Esta aventura es de guerreros ya que los demonios más
grandes habitan dentro de nosotros y no en nadie más. Si descubrimos bien lo que pasa en nuestro interior descubriremos que
“nadie nos está molestando” lo estamos permitiendo, nadie nos “engañó” o
“defraudó”, sino que le depositamos valores que nos pertenecían sólo a
nosotros. Cuando somos capitán y barco no hay confusiones, nos hacemos
responsables de todo y dejamos que la marea haga lo suyo. Y la marea siempre que ve a alguien que le
echa ganas, no le facilita el camino pero sí le regala un poco de magia.
No hay muchas
opciones, si quieres ser feliz tienes que conocerte porque nadie ama lo que no
conoce y sin amor no hay felicidad. El fin último y la tarea primera es
penetrar en tu alma y hacerla estallar, encender el switch.
Sí, eso implica ver cosas espantosas, yo no les digo las
mías porque se asustarían, sí, eso implica “dar nuestro brazo a torcer”, vencer
orgullo y rencores y decidir lo que verdaderamente importa: vida, amor y paz,
en mi caso.
Y sí, en el camino la
regaremos y la culpa que viene tras los errores a veces es peor que el error
mismo entonces ya sé, le voy a batallar… y sí, habrá piedras que nos
encontraremos como cuando los albañiles están construyendo los cimientos
¿Cuánta cosa no encontrarán? Mi papá que construía carreteras se encontraba
fósiles, tortugas… artesanías enterradas… ¿Qué más papá?
En el ser humano encontraremos heridas sin desinfectar,
desamores, miedos, de todo. Si yo les dijera… si yo les contara… ¿Les cuento?
OK pues.
Hace poco haciendo meditación me quedé dormida y me conecté
con un miedo que tenía atorado y hasta probablemente exteriormente olvidado
pero vivía adentro de mí y se los puedo describir tan claro que me sorprendería
del poder de memoria que tienen los seres humanos para recordar y sentir a la
perfección.
Estaba acostada en la cama de mis papás, tendría unos once o
quince años pero a pesar de la corta edad se me estaba revelando algo: Lucía, tú no la vas a hacer en la vida, tú
no eres como tus hermanos, tú no vas a triunfar, tú vas a existir y pasarás la
vida remotamente, tú tratarás no sentir nada, tú no vas a ser feliz… ni en vida
ni cuando te mueras… desearás morir cuando estés viva y no haber existido
cuando te mueras.
Sí, eso pensaba en mi adolescencia, veía mi alrededor y me
aterraba ser adulta: ¡Tenía pesadillas al respecto desde los 8 años! ¡No quiero
crecer! ¡No quiero convertirme en un aburrido ser humano como lo son todos los
adultos! Pensaba que mi infancia era el
único pedacito de cielo que se me permitía tener en la vida.
No tienen idea de las pesadillas que venían a mi mente, me
despertaba desesperada sudando y corría con mi mamá y cuando le contaba que
había soñado con que era adulta, se reía, estaba muy cansada y pasaba la batuta
a Kina la que siempre se levanta cuando alguien tiene pesadillas.
¡Kina no quiero crecer! ¡Quiero ser niña siempre!
Levanté a mis papás unas diez veces por el mismo motivo…
después entendí que no había escapatoria y que yo a diferencia de los demás,
iba a fracasar en esta misión. Mi vida iba a ser un desastre. Lo pensé
lectores, lo creí incluso y vivir bajo estas creencias es verdaderamente
aterrador y lo comparto porque no puedo no decirlo: No tenía ningún entusiasmo
por vivir.
Yo no aguantaría pasar una tragedia porque no sé cómo se
viven, seguro a la primera cosa que me pase voy a decaer, que tal que me da
depresión, que tal que me enfermo… ¡Así pensé un año de mi vida cuando estaba
pasando de niña a adolescente! Mi miedo
a vivir era tan grande, tan inmenso, tan poderoso, que de algún modo sabía que
lo único que me quedaba era ser fuerte y aguantar lo que estuviera escrito en
mi vida.
¿Pueden imaginar a una persona pensando tanta cosa como esa
intentando sonreír?
Y hace poco que hice meditación y me conecté con ese miedo
lo reviví y anoté todas las ideas para que no se me olvidaran cuando desperté y
se las escribo tal cual de mi block de notas:
Tengo miedo de vivir
en general, de sentir, sé que yo no estoy destinada a ser feliz y tendré que
fingir o a ver qué hago, pero sé sobre todas las cosas que mientras ese miedo
habite en mí no voy a sentir otra cosa más que ansiedad y tristeza en el
camino: “Yo voy a ser de las que se rinde en la vida”.
No soportaré muertes, no soportaré la responsabilidad que
requiere ser adulta, no estoy capacitada para vivir como los demás lo hacen,
sólo me queda aferrarme a mi miedo…
Para ustedes que me conocen por mis letras ¿No les es
irónico lo que les digo? Yo estaba igual al despertar, recordé todo lo opuesto
a lo que hoy pienso de la vida y me sorprendí de revivir lo que es sentirse de
ese modo.
El tiempo pasó, no sé qué hice exactamente o tal vez lo sé
perfectamente pero logré superar esa montaña que se veía tan invencible… ¿El
secreto? Cuando te adentras a tu miedo
más grande encuentras el antónimo del miedo y todo se convierte en un milagro…
pero la clave está en adentrarte al miedo, traspasarlo.
Es por eso que a veces cuando la gente tiene miedo al
rechazo a veces me río diciéndoles, tal vez es un gran rechazo lo que
necesitas. Después de eso veo aquella persona dando conferencias de aceptación
personal. No sé, estoy pensando en voz alta. Pero de tu miedo más grande curiosamente adquieres tu cualidad más
fuerte, lo firmo donde quieran.
Es por eso que de pronto cuando ubiques un miedo en tu vida,
no te preocupes tanto y no lo veas como a un enemigo… ahí adentro está el cofre
de tesoro y la siguiente pista. Los
miedos son mensajes que necesitan ser abiertos.
Si tenemos miedo a la muerte entonces hay que vivir de tal
forma que cuando la muerte llegue te llegue en paz… dile a todos que los
quieres y aprovecha cada segundo y la muerte dejará de aterrarte. O tal vez ese
miedo viene del apego, del no saberte autosuficiente y capaz de entender que,
se escucha muy cruel lo que voy a decir, pero nadie, ni yo ni tú, somos
indispensables… y que si alguien te falta en su momento, nada ni nadie le impedirá a tu corazón seguir latiendo.
Si entendemos a la
vida como un ciclo donde debemos de estar agradecidos por lo que coincidió en
nuestro entorno en vez de estar llorando por lo que se fue, tal vez no sea tan
necesario permitir que el miedo nos paralice.
Mañana podemos no estar. Mañana algún ser querido puede no
estar y eso no es mas que una razón para agradecer que hoy estamos… no hay más…
en esta vida nos vamos poco a poco desprendiendo de todo… hasta que quedemos
sólo nosotros a la hora de nuestra muerte. Hay
que confiar un poco más en el universo y dejar que este haga su tarea mientras
nosotros hacemos la nuestra.
Y si el miedo no es la muerte, es el fracaso, te digo que no hay fracaso más grande que no intentarlo
nada, el fracaso es un elemento muy importante para la gente exitosa. El fracaso
es el desgarre que nos vuelve vulnerables y nos hace pensar que podrán
quitarnos y ponernos cosas en la vida, pero el talento seguirá dentro de
nosotros y esa capacidad para reconstruirnos existe como existe la generación
constante de las células en nuestra piel… todo se va, cosas nuevas regresan. No
es un fracaso eso, es parte de la vida.
Te caes, te levantas… ¿No es parte del día a día? Se te cae
la taza de café, te limpias, te cortan, te enamoras, te da calor, luego te da
frío.
Creo pensar que de alguna manera le hemos quitado crédito al
universo, por algo el mundo es como es, por algo nacemos niños y luego nos
hacemos viejitos y no viceversa, por algo es la naturaleza como es… uno como
humanos tiene esos deseos de “me encantaría que no existiera el miedo” pero
también por algo existe. “Me encantaría que nadie se muriera nunca” y también
por algo morimos.
Hoy amanecí pensando en todo eso, un puño de ideas
inconcretas en este universo de mi cabeza donde si no lo comparto a veces
siento que me asfixio. Aquí están… mis pensamientos hechos palabras para
decirte que si me ves como una persona feliz y alegre y todos esos confetis que
reparto, yo también llegué a tener un miedo tan grande que pensé que nada de
esto pasaría. Los miedos van y vienen para
enseñarme más cosas, para convertir mi área de oportunidad en mi zona de
fortaleza.
No quiero decir que soy una guerrera por el fin de que me
des crédito, eso ya no me importa, quiero decírtelo para que entiendas que si
el alma más blanda y más llena de miedo, aquella que aseguraba que fracasaría
en este viaje de la vida puede ponerse de pie… tú que eres fuerte y una persona
llena de energías también puede hacerlo donde quiera que estés.
No sé, de algún modo siento que si tú te enteras de mi
manera de pensar a los quince y comprendes que me aterraba la vida,
comprenderás que todos podemos pasar por cosas semejantes y que antes de
declararnos muertos en vida, vale la
pena agarrar una mochila, echar cosillas y caminar por donde más miedo te dé.
Por haber traspasado mis traumas y pánicos pasé de tenerle
miedo a la vida a tenerle amor… es decir, todo se volvió exactamente lo
contrario y con la misma intensidad pero para el otro lado… y cuando uno ya no
tiene esos pensamientos, y cuando uno ya amanece con paz en el alma… Dios, es
imposible no compartir este viaje con quien tenga uno a lado. En esta ocasión tú.
Sabías que eres luz lucia?
ResponderEliminarEste ha sido uno de mis favoritos, me recuerdas a cada momento que lo que siento no me ocurre solo a mi... Gracias!
Uyyy Lucia que mensaje, gracias por compartirlo, de verdad no sabes la manera que impactas, me encantó a transformar esos miedos en oportunidades, te envio un abrazo que rompa todos tus miedos.
ResponderEliminarEn algún momento todos nos sentimos así, creo ! Y es tan hermoso voltear atrás y darte cuenta que lo lograste. Y cuando te acuerdas de tus mil millones de miedos no sabes como le hiciste para llegar donde estás. Se llama satisfacción. Pero esos miedos parece que vienen por etapas... por lo que me doy cuenta, porque ya superé mil millones y ahora tengo otros mil millones diferentes... jaja no sabía como lidiar con eso ! GRACIAS !!
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