Este escrito es dedicado para aquellas personas que permanecen en el
mundo donde tenemos la capacidad de reconocer lo que verdaderamente importa, a
todas esas personas que busco para que me ayuden a permanecer ahí, a todos esos
sabios de mi alrededor que me han enseñado que ese mundo existe, que la rutina
a veces nos hace olvidarnos de qué queríamos porque empezamos a caminar y la
gente y la presión nos empuja y se nos olvida eso, lo que verdaderamente
importa. Gracias a los que me han ayudado a ver que existe ese mundo y
felicidades a los que permanecen en él en las buenas y en las malas…
Ayer lo dije, se necesita mucha actitud para recibir los
regalos de la vida… hoy pienso que si se necesita mucha actitud para recibir
algo bueno e increíble… se necesita el doble de actitud para la adversidad. Hay
una frase de Jesús que dijo “¿Si sólo aman a los que los aman qué tiene de
extraordinario?” Igual con los buenos y malos momentos, si sólo amamos los
buenos entonces condicionamos a que sólo amamos la vida cuando nos trata bien.
Hay que amarla siempre.
Por razones personales ayer tuve un día de los que necesitas
el doble de actitud. (O el triple). No se puede escupir al cielo sólo porque
algo no está saliendo como tú quieres. Eso lo sé, ya no soy una adolescente
berrinchuda que se hace la víctima (bueno, no todo el tiempo).
Cuando pasan estos momentos, la vida de pronto nos conecta
con la sensibilidad porque ese suceso nos saca de la rutina y aunque sea un
“mal momento” nos hace conectarnos con lo que muchas veces olvidamos: El mundo
sensible donde tenemos la capacidad de reconocer lo que verdaderamente importa.
Vivimos en una constante rutina y generalmente nuestra mente
se concentra en ello, en vivir los días, en pasar de lunes a martes… pero si
una semana nos da gripa y estamos en cama pensamos “Gracias Dios mío por la salud, no había pensado en lo importante que
era”. Damos todo por sentado… pero cuando una situación nos pone en
desventaja a veces es cuando se nos abren los ojos para ver qué bonito es el
sol y el don tan grande que es estar vivos.
Incluso en mi vida como escritora profesional (me llamo así
desde finales de año porque me di cuenta que lo que sale del corazón no puede
ser novato), en fin, en mi vida como escritora profesional, he descubierto que
cuando estas situaciones pasan es cuando el artista encuentra esa inspiración
reveladora que buscó tanto tiempo. Es cierto, y no es que busque momentos
tristes para darme cuenta de lo que tengo pero es verdad que lo hago cuando
esto pasa.
Hoy, nostálgica como me desperté, entiendo que dentro de
todo lo que no entiendo hay una cosa que sí entiendo y muy bien: No estamos en
manos de alguien malo, de un universo que conspira en nuestra contra o del
malvado del cuento. Estamos en manos del mismo Dios, cosmos o naturaleza, que
decidió traernos a este mundo y en esas manos no existe otra cosa más que lo
mejor para nosotros.
Esto para mí hoy es un alivio. Porque no me importa que la
vida me empuje al mundo sensible donde tenemos la capacidad de reconocer lo que
verdaderamente importa, mi tarea principal es no olvidarme de ello cuando la
rutina toque nuevamente a mi puerta.
"Estamos en manos del mismo Dios.. que decidió traernos a este mundo y en esas manos no existe otra cosa más que lo mejor para nosotros."
ResponderEliminar-excelente descripción de la bondad de Dios al llevarnos por el mejor camino... me das envidia por escribir tan padre!
La verdad es amanecí igual! Pero vamos con todo con ese 50 de Actitud que mucho nos espera! Ánimo!!! Dios nos bendice :)
ResponderEliminarComo siempre me hiciste pensar en lo bonito que es la vida, sobre todo cuando vemos las cosas con claridad. ¡¡Gracias Lucía por ser una gran escritora profesional! :D :D
ResponderEliminarTu me inspiras! :D
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