Ser tú mismo siempre requerirá de fuerza
interior porque fuerzas exteriores querrán
moldearte, porque los seres normales
no amenazan... en cambio alguien que vive
su esencia, retumba como un tambor
y brilla como una estrella...
-Lucía la de Flor
Vaya que si crecer duele pregúntenle a un adolescente que no
soporta sus rodillas en desarrollo y tiene que comer el doble y dormir siesta
con baba en la boca. ¿Qué si los
humanos cambiamos? ¡Claro que cambiamos! Cambiamos hábitos, cambiamos de la
risa al llanto, cambiamos de dirección y también nos transformamos mientras
estamos viviendo. ¿La esencia permanece? ¿Qué es la esencia? Dice el
diccionario que es lo más importante de un algo, un conjunto de características
necesarias e imprescindibles para que algo o alguien sea lo que es…
¿Somos los mismos todo el tiempo? A veces no lo sé, antes mi
color favorito era el rosa, ahora el verde pistache y antes estaba enamorada de
los hombres ahora de la vida… es algo extraño. Pero dentro de todo este
embrollo donde pareciera que no nos conocemos, existimos e inconscientemente
defendemos nuestra substancia fundamental, esa que los expertos en perfume
llaman esencia.
En cuanto a mí, no sé que he hecho conmigo exactamente pero
me gusta ser una persona que tiene comunicación interna (a veces de más, a
veces creo que de más y no tengo nada) pero que logro ponerme en contacto
conmigo olvidándome de todas esas reglas que quieren convertirme en otra
persona. Sólo tú y yo.
Recuerdo bien cuando David mi hermano se robó una moneda de
Francisco I. Madero de quinientos pesos y se fue al mini súper de la esquina y
se compró cosas. ¡Ladrón! ¡Ladrón! ¡Ladrón! Empezamos a decirle los demás
hermanos envidiosos incluyéndome yo. Lo dejamos temblando en una esquina con
sus Cheetos que ya ni pudo disfrutar.
Después llegó mi papá y sacó a todos y le cerró la puerta
quedando sólo David y él en el cuarto. Más de una hora, nosotros gozábamos de
que sabíamos que lo estaba castigando. Sólo David sabe de lo que habló con mi
papá pero salió con una sonrisa en la boca. Estoy segura de que tuvieron una
plática tierna y compasiva y también estoy segura de que le dijo que no permita
que nadie lo orille y le grite como lo hicimos nosotros.
Salió con sus Cheetos o algo traía en la mano feliz de su compra
a base del gran robo que nosotros decíamos. No nos dirigió la palabra y se fue
al jardín a jugar o algo. Fue todo un acontecimiento.
Hoy entre este escrito y mis sentimientos de despegarme de
lo que quiere o espera el mundo de mí, regresando de Europa decidí encerrarme
en el cuarto sola conmigo y hablarme tierno y decirme todas esas cosas que a mí
me dieran la gana. De autodefinirme, de no permitir que nadie me etiquete, de dejar que
disfrute mis Cheetos y de entender que en
esta vida estamos a prueba y error pero lo único que no podemos permitir es que
alguien defina lo que somos e incluso lo que queremos.
Yo soy yo y lo poco o
mucho que conozco intento que exista. Y así será porque no puede ser de
otra manera. Aunque ser uno mismo y no moldearse al promedio del mundo trae
graves consecuencias. Incluso los padres veo que a veces aconsejan a sus hijos
a comportarse “normal” como todos, para no meter a su hijo en problemas, para
que no le echen carrilla, para que su autoestima no se destruya por ser
diferente. Pero ¿Acaso no somos todos
diferentes?
Cuando me gradué de sexto de primaria mi mamá y yo amábamos
ver a “Los pioneros” así le decíamos, era un programa de televisión de esos
antiguos que los personajes salen con grasa en la cara. La familia… ¿Qué? Dejen
la googleo. ¡Ya! La familia Ingalls. Nos gustaba verlo (a mi mamá más) y pues
entre ella y yo decidimos que me iría vestida igual, de los pioneros, como
vestido del acto académico y ella me lo haría.
Compramos la tela, a mí me gustó mezclar dos telas que ni al
caso, mi mamá no estaba de acuerdo pero no le hice caso, sabía que de pronto
estaba arriesgándome porque iba a verse exagerado pero no me importó, sabía
también que mis compañeras ya llevarían un vestido “más juvenil” y yo usaría uno
que podría ponerse perfectamente una niña de seis años y que hasta sería “más
propio para su edad” pero no sé por qué no hice caso y hoy entiendo que mi
corazón gritaba ¿Qué es propio? ¿Quién carajos dice que es propio?
No les miento, tenía miedo, estaba segura que de alguna u
otra forma era implícito que llamaría la atención y sabía que no de buena
manera y les soy sincera, entre complacer a mi madre y que no se burlaran en la
escuela tuve unas ganas de saber qué quería yo.
Pasa a veces que cuando empiezas un proyecto el entusiasmo
existe y después vienen esas preguntas como ¿Era mi sueño o el de alguien más?
¿A quién se le ocurrió la idea de un vestido pionero? ¿Qué van a decir mis
amigas? ¿Para qué arruinar un día que pudo ser feliz sólo por el miedo al qué
dirán? ¿Por qué no mejor me pongo un vestido normal? ¿Por qué no ser normal?
No sé, pero había muchas voces en mi cabeza y demasiado
estrés para tener menos de trece años. Y de pronto lo que había empezado tenía
que terminarlo o iba a irme encuerada a mi graduación. No obstante no le bajé
dos rayitas a mi atuendo, sino que seguí firme en lo que no sé si yo, pero ya
había decidido. ¡Un sombrero! Quiero un sombrero con flores, le dije a mi mamá.
Lo hicimos juntas, compramos las flores artificiales,
silicón y el sombrero. Y así aparecí en mi gran evento. Claro que sabía que lo
que traía puesto eliminaría la posibilidad de gustarle a algún niño de la
escuela puesto que iba vestida demasiado infantil pero corrí el riesgo, también
tuve dos que tres miradas de las maestras, comentarios y hasta mi mamá se
defendía con un “ya ves como es ella” ¿Esa era yo? No lo supe esa vez. Tal vez a mi mamá, aunque sea por unos segundos, también le afecto estar en la mira.
Hace poco me mandó Michelle, una amiga de primaria esta
foto (Gracias Mich). Al contemplarla entendí todo y sonreí, entendí todas las veces que por querer agradar al mundo
no fui yo, pero también entendí que incluso cuando sobreviví al mundo
adaptándome a él, llevé mi esencia conmigo. Al ver esta foto pensé: Siempre fui
Lucía la de Flor. Siempre tuve una corona de flores en la cabeza de algún modo
y me gustó ese estilo vintage y siempre de algún modo hice el “ridículo” como
puede llamarlo el mundo, para defender mi fórmula única, mi esencia.
Tener el valor de
vivir tu unicidad cuesta, y cuesta caro. Pero más caro me habría resultado
que hoy hubiera visto esta foto y me hubiera echado en lágrimas por no respetar
lo que vine a hacer al mundo, lo que soy yo, lo que me define. Seguro habría
visto esa foto frustrada y no alegre y tendría todos los años perdidos en mis hombros. Así que pensé que todo se compensa,
porque ese día sí me sentí insegura y sí pensé que mi atuendo estaba de más,
pero hoy sonrío y me alegra haberme arriesgado. Porque el que no arriesga, ya saben que le pasa.
Y como esos muchas revelaciones estoy teniendo desde que
llegué de Europa y pensé tantas y tantas cosas. Decidirme a ser más libre me ha
costado caídas físicas y psicológicas pero en estos días en cama que mis amigos
me preguntaban cómo estaba les decía que me sentía débil psicológica y
físicamente pero que estaba contenta porque sabía que de algún modo estaba en
el camino correcto y que estar débil no significa ser débil. Estar triste no
significa ser tristeza y no tener fuerzas no significa que no era fuerte.
Me reconocí incluso en el fango (No exagero esa operación me
salió más complicada de lo que pensé y se me complicó más cuando me colapsé por
otros temas que pude haber tratado cuando estaba fuerte pero se me presentaron
mientras estaba en cama).
Pero como una de mis frases favoritas me repito: El mar en
calma no hace experto a un marinero.
Y así empiezo mis primeras letras ahora que no tengo anginas
y que puedo decir con menos filtros lo que hay en mi corazón: Una búsqueda de
libertad, una admiración hacia mi persona por ver esa foto y saber que sigo
respetando mis sueños de niña y una gran responsabilidad hacia mi misión de
vida.
Así amanecí hoy. En este canal estoy. Así estoy respirando.
Eres chidísima!
ResponderEliminarMe encanta leerte, haces bien a mi alma.
ResponderEliminar"entendí todas las veces que por querer agradar al mundo no fui yo"
Muy cierto, existe ese miedo a ser diferente y al que diran pero me atrevo a decir que en américa latina pasa mucho mas , pienso que en Europa existe mucha mas libertad en cuanto a formas de actuar, pensar , vestir etc.
Tengo una hija y la responsabilidad de hacerla consciente de este tema. Gracias por tus palabras Lucia.
ResponderEliminarwow!! me super encanto!! gracias Lucia no esperaba menos de tu primer escrito a tu retorno!! Un abrazo y te comento..curiosamente esa frase también es de mis favoritas...esta fiel al calce en mi firma de e-mail...abrazos!!! y sigue recuperando ERES UNICA!! <3
ResponderEliminar"El mar en calma no hace experto a un marinero."
ResponderEliminarDios aprieta pero no ahora, aunque a veces nos sentimos al borde de quedar ahorcados, éstas experiencias, éstas "rachitas" o etapas que Dios nos pone son para aprender a seguir caminando cómo a cada quien le parezca, ser uno mismo hace todo más fácil, aunque como dices, es de las cosas más difíciles, pues ir contra corriente siempre traerá huracanes.
lucia quisiera confesarte que desde que te lei por primera vez lloro con casi todos tus escritos veme a preguntar por que? no lo se pero sime encanta tu escencia a mi tambien ,tambien quisiera confesarte que desde que te mande un inbox y no me contestaste iconcientemente deje de leerte (llamama caprichosa o simplemente me fui en el avion de que eras mi amiga cuando solo eres una escritora que piensa igual que yo, pero hoy te volvi a leer y supe de nuevo que asi como yo aveces no se puede con todo y hay veces que ya no se puede ni ser lo que uno es lo importante es buscar y nunca dejar de hablar con uno mismo
ResponderEliminarpor que es ahi donde uno siemrpe encuentra su escencia
felicidades lucia <3
Como tu dices Lu: "estar débil no significa ser débil, no tener fuerzas no significa no ser fuerte" cuando nos pasan esas cosas que no entendemos, es cuando más nos mostramos a nosotros mismos. Hay que ser auténticos y no venimos a este mundo a complacer a nadie, ni siquiera a nuestros padres. Venimos a ser nosotros, a descubrirnos. (: y a ayudar a otros a descubríse.
ResponderEliminarGracias por compartir con nosotros siempre con la honestidad y transparencia que te caracteriza. Gracias por mostrarte como eres y no poner máscaras y escribir que siempre desbordas alegría; gracias por mostrarte humana, gracias por ser Lucía la de Flor!
Dios te bendiga siempre!
Hola Lucía.
ResponderEliminarYo me llamo Jess. Debo confesarte que te sigo desde hace tiempo, te leo cada vez que puedo y poco a poco te he ido interpretando. La primera vez que te leí estabas a punto de publicar tu libro, me llamaste la atención porque mencionaste que el libro nació de cuando te bloqueaste en una novela y comenzaste a escribir otras cosas. En esos tiempos yo andaba escribiendo una novela, poniendo todo en ella, tiempo, esfuerzo, dedicación y me sentía como tu: bloqueada.
Después, cuando me volví a encontrar contigo tu libro estaba publicado y entonces te tomé de inspiración. Yo pude terminar mi novela, y no solo eso, si no que le siguió una segunda y tercera parte a la misma. Y ahora tengo esos tres escritos y quiero verlos hechos libros.
Así que gracias. Gracias por inspirarme y hacerme ver que si se quiere se puede, yo también lo voy a intentar :) en realidad, no sé si vayas a leer este comentario, pero si lo haces quiero decirte agradezco el día en el que por accidente encontré este blog.
Hace poco también me leí tu libro y el escrito de "comida chatarra" en el que lo relacionas con el amor fue sin duda mi favorito. Felicidades por ese logro.
Además, si te da curiosidad y lees alguna de las cosas que tengo en mi blog y algo te gusta no dudes en decirmelo, porque eso me emocionaría mucho.
Nos vemos Lucía, estaré al pediente de ti porque eres una inspiración muy bonita.
Eran quesabritas...
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