Perdón, me distraje, dejé de ponerte un poquito de atención
por unos segundos que para mí fueron eternos… disculpa por hacerme la sorda, la
ausente, la que no le interesa lo que tiene enfrente. Disculpa si no cumplí lo
que antes sentía que era mi obligación, perdón por tirar de las manos lo que el
mundo pensaba que me tocaba cargar.
Disculpe
señor si ya no le canto, perdona lector si ya no escribo tanto, estaba pensando
que entre tanto que tenía que pagar había una deuda más grande que mis letras. Así que la
disculpa más grande va para mí, disculpa niña que mi atención se desvía por una
eternidad que para el mundo parecen segundos, disculpa por hacerme la sorda, la
ausente, la que no le interesa lo que tiene dentro. Por eso hoy tiro todo al
suelo, porque hoy simplemente más allá que cargar con las expectativas del
mundo necesitaba un abrazo, pero no de cualquiera, un abrazó mío, un olvido de los demás para acordarme de mí.
...es rico hacer esas pausas en nuestro andar...es como ir sobre el camino..y de repente detenerte en el huequito que apenas se visualiza antes de la esquina...bajo la luz de una lampara...respira, tomar aire...relajar los deditos de los pies... y continuar el camino...hasta los pasos se dan diferentes... sabes?? me encantan los abrazos..pero esos que son realmente sentidos, tan especiales que logran envolver el corazón, por que hasta ahi se sienten...y los que mas disfruto son los que me doy yo...nadie jamas me podra dar uno igual..grax Lucía!!! <3
ResponderEliminarESTAS DISCULPADA..........
ResponderEliminarSon las palabras perfectas para el momento en el cual necesito acordarme de mi. Gracias Lucía.
ResponderEliminarHay que SER y ESTAR total y plenamente, siempre.
ResponderEliminarY en esa plenitud, sí, cabe disculparse... es sensato, y purifica constantemente la propia aura/energía.
Lucía: Dios está en ti. =)