Le doy gracias a todas esas creencias que en algún momento me sirvieron para protegerme, para acurrucarme, para detenerme porque estaba en posible peligro... hoy les digo que no pasa nada, que me voy a cuidar muy bien, pero que no puedo detenerme a lo que vine a hacer...
Sigo sintiendo los aprendizajes de este viaje. Una semana
aquí y he apilado una serie de creencias para sacarlas a la calle con esa
fuerza que no creí antes tener. Otras herramientas guiarán mis pasos y como decía
en preescolar “Voy derecho no me quito…” así caminaré porque estoy harta de
temblar de miedo ante tantas oportunidades para ser feliz. ¿Quién dijo que no
se puede? No sé, no pienso escuchar a esas voces más. Tal vez fui yo.
Y como lo he repetido mucho últimamente,
me aferro a mi fuerza de voluntad para que todo esto suceda. Es difícil tomar
las riendas de la vida pero más difícil me será abrir los ojos después de mucho
tiempo y darme cuenta que nunca fui la protagonista en mi vida, y conformarme
con lo que hay, y vivir a expensas del destino. No señor.
Sí creo en esa fuerza de la naturaleza que nos hace coincidir de maneras extrañas
con situaciones que necesitamos vivir, con personas con las que necesitamos
encontrarnos y con herramientas que nos son útiles. Pero también confío en ese
trazo de los propios pasos cuando la voluntad decide cambinar hacia una dirección,
y sobre todo, hacia la dirección que apunta el corazón. ¿Es que acaso hay otra?
¿Qué
me queda? Confiar. Yo hago mi parte y el universo hace la suya y esa combinación
es lo que me lleva hacia donde quiero. Ni el universo me va a llevar solita ni
yo soy Rambo para hacerlo sola... (empezando porque los tengo a ustedes... gracias).
¿Cuándo
es un buen momento para empezar? Siempre te diré que cuando tú quieras, cuando estés
listo para pagar el precio de tus sueños. ¿Y cuándo se está listo? Nunca, sólo
te decides y ya.
Realmente
amanecí pensando en que no es un momento para estar dormida, mi plan de acción
me espera y las ganas de hacer todo me hacen ponerme de pie. Así, con esos ánimos
(pero no quito que también con coraje del señor que se me metió en el alto y
las ansias de que mi compu anda lenta y de pronto el mal humor por no tener
ropa limpia) me acompañan también. Pero qué más da, esos pensamientos comienzan
a hacerse pequeños cuando mi gran sueño aparece. ¿Tú cómo amaneciste?
Escribí algo para usted, pero no encuentro el modo de que llegue a sus ojos...
ResponderEliminarhttp://ex-libris-profuturus.over-blog.es/article-decidi-que-le-odio-123301939.html