¿No les ha pasado que hay días que sin razón amaneces con el
humor con el que amanecías para el festival de tu escuela? Adrenalina,
felicidad y una vaga idea de que ese día será memorable. Así amanecí hoy sin
ningún festival aparente. Sólo creyendo que así será. Me pasa unas dos veces a
la semana y a veces me dan ganas de crear un campo de fuerza para que nadie me
quite ese humor pero muchas otras veces dos o tres noticias ¡Pum! Tiran todo
abajo. ¿Dónde quedó mi… olvídenlo ya se fue.
Y es que, esos primeros veinte
minutos del día, cuando todavía no hablas con nadie, cuando estás contigo,
cuando recuerdas todos tus propósitos de la vida y cuando crees que todos esos
sueños que siempre has querido pueden comenzarse hoy… es cuando de pronto la
realidad poco a poco va apagando esa actitud de súper héroe. Bueno a mí me
pasa. Admiro a las personas que no.
Los pendientes del día, un café
frío, o hasta comentarios que escuchas en el elevador se van convirtiendo en
energía que ocupa tu mente hasta que toda tu energía está apartada en mil y un
cosas que probablemente no te llevan a donde quieres ir.
Hay veces que me dan ganas de
tener una noche como la de Tom Cruise en Jerry Maguire y llegar muy chicha con
un escrito azul que dice todo lo que yo quiero de la vida. Y pum, obligarme a
cumplirlo sin que ningún otro pendiente se acerque como vampiro a robarme mi
energía.
Pero de pronto el sistema y mi
necesidad de adaptación a este ecosistema social arruinan mi “personalidad
virgen” por así decirlo. Y no sé si yo soy muy débil para permitirlo o de plano
es difícil ser una “personalidad virgen” en un mundo de máscaras y protocolos.
En eso amanecí pensando.
Pero, como esencia positiva que
tengo creo que todo se resume a ser dueño de nuestras energías y ser consciente
de dónde las depositamos en el día. Limpiar la mente de pensamientos que sólo
nos hacen sentir “apachurrados”, eliminar y bloquear comentarios negativos, no
meter mi nariz donde no me importa y entender que, como líder de este cuerpo
dónde habita mi alma, soy responsable de ver dónde queda depositada mi energía
del día y quién se ha llevado a mi queso… ah no, ya no como queso.
Y así poco a poco ¿por qué no? se
crea ese campo de fuerza impenetrable donde tu “personalidad virgen” puede
pasearse sin contaminarse de nada. La vida hay que aprovecharla al máximo y
necesitamos nuestra energía para que eso suceda. Para que no lleguemos agotados
a casa sin ganas de pintar un cuadro o ir al gimnasio o escribir… ¡No señor!
Hoy amanecí creyendo que mientras
más consciente estamos de que somos responsables de nuestra energía, menos
flujos de energía tendremos y también tendremos más chance de depositarla en
las cosas que nos hacen sentir plenos… tengan un bonito día todos.
Lucia realmente no se como lo haces! quiero contagiarme de tu energía con tan solo leer tus post, hace poquito que te encontré mientras vagaba por este extraño mundo que es el Internet, pero me has conquistado al instante, asi que realmente para contagiarme te seguiré de cortito.
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