Nada de lo que hubiera sido lo hubiera querido. Nada de lo
encontrado hubiera preferido no buscarlo, nada de lo vivido aceptaría no
haberlo pasado… trenes a los que me subí, bocas que besé… que en su momento me
hicieron feliz.
Así pasa cuando vemos un poco más arriba la perspectiva de
nuestros días contados. Así se ve pasar el día cuando no nos enfocamos más que
lo que necesita nuestra atención.
Las culpas… adiós gracias, los miedos, con permiso ahí te
voy…
- --- Mamá ¿De qué es el agua?
Aún me acuerdo toda sudada llegando de deportes cansada,
dejando la mochila en el primer lugar que viera y sintiendo lo fresco de la
casa de La Guaira. Dios que delicia… que delicia de agua, fuera la que fuera
¿Se han puesto a pensar en el privilegio que gozan los que tienen agua servida
en la mesa cuando llegan a comer? Es algo cercano al Edén y los que vivimos
solos sabemos de lo que hablamos…
Así es como mi mamá contestaba mi agua favorita. ¡Dios! ¡Qué
es este nivel de éxtasis!
- --- De piiiiiña gordita. - El cielo, el cielo en mis
pies.
Aunque amaba el sillón de “uno” de la sala porque me
acostaba al revés de cómo debe uno sentarse y mis pies colgaban del mango, y
aunque David mi hermano estuviera esperando que me moviera de ahí para
disfrutar ese sillón tan cotizado, aún así me levantaba por el agua de piña y
cedía el trono.
- --- Piña para la niña. – La traía y me servía.
Era tanta la felicidad que no me
fijaba en ese espesor en la parte de arriba por no colarla bien. Y digamos
que un agua que parece licuado no quita la sed. Pero ¿Era yo capaz de
interrumpir semejante escena? Mi mamá se iba, y sigilosamente yo echaba otra
vez el vaso a la jarra y me volvía a servir “revueltito”.
Ayer pensaba en eso cuando mi
terapeuta y yo platicábamos sobre un tema muy interesante: mi vida. Dejé que
tomara la palabra (como nunca lo hago) y lo escuché un poco porque estaba
cansada de escucharme tanto a mí. Pura boruca traía en la mente. Entonces,
mientras me decía lo que necesitaba escuchar para arrancar el tema, me hizo una
pregunta que me remontó a mi añorada agua de piña:
Lucía... – comenzó - si nuestra
vida se sometiera a una coladera para dejarla más líquida… ¿Qué encontraría en
la coladera que ya no quieres? ¿Qué cosas quieres sacar de tu vida para que el
agua te sepa mejor? ¿Qué está estorbando?
Casi nunca me quedo sin habla
pero vaya que no supe contestar. De pronto a veces quería que todo se quedara
en la coladera y quedarme con el agua pura y volver a empezar o de pronto sabía
perfectamente las cosas que estaban “entrometiéndose” en mi camino por causa
mía. A final de cuentas en esta agua de piña la única cocinera había sido yo y
la única que podía colar las cosas era esta chefcita que se aferra a no seguir
recetas.
¿Qué precio he pagado para llegar hasta aquí? ¿De qué herramientas me
valí en su momento y hoy son sólo muletillas? ¿De qué me falta soltarme para
ser más pura? ¿Qué cosas hacen que no pueda tragar el agua de piña de mi vida y
me sepa a licuado? ¿Cómo identificar lo que sobra en este capítulo sólo mío?
¿Cuántos intentos tenemos antes de servir el agua en la mesa y darla por lista?
Dios, son tantas y tantas cosas…
que no supe qué decirle…
- ---- Creo que me quitaría algunas máscaras. – Comencé
a hablar.
- ---- ¿Qué máscaras?
- ---- No sé, tal vez a veces uno se mete tanto en un
rol porque lo sabe funcional y de pronto
la vida se vuelve un libreto que seguir más que una vida libre.
-
Y tal vez quitaría uno o dos miedos… porque hoy
ya no me dan miedo ciertas cosas como el qué dirán o que alguien quiera irse de
mi vida. He llegado a pensar que no voy
a pasar mi vida intentando no perder a nadie. Creo de algún modo que las personas se irán si quieren o se quedarán si
les apetece pero en este banquete, más que preocuparme por con quién me
voy a sentar al lado, intentaré reconocer que mi personalidad no está en "venta" para recibir algo de aceptación, de reconocimiento, de deseo. Ser como me imagino ser y no como tengo que ser
para no estar sola... esa es mi nueva filosofía.
Que si el amor de pareja, que si el alma gemela, que si el
chango del zoológico, estoy cansada – Le dije – estoy cansada de preocuparme
por ser una persona adecuada y quiero ser yo, sólo yo, con quien quiera o no
quiera estar conmigo. No puedo moldearme más porque ya me moldee hasta perder
mi figura y no puedo someter a tanto cambio lo que nació para ser natural.
Y aquí empieza el problema, creemos que, por ser naturales y
un poco más “salvajes” que “domados”, nos quedaremos solos. Es por eso que este
mundo está tan mimetizado, y entiendo el miedo y entiendo el comportamiento…
pero, Dios, si asumimos que siendo más
naturales nos aceptarán menos entonces la primera persona que no se está
aceptando somos nosotros mismos.
Y esa creencia quiero
sacar de mi coladera. Tengo la esperanza de encontrar belleza natural
dentro de tanto enjambre de comportamientos adoptados para sobrevivir en el
mundo. Y tengo la certeza de que a pesar de que una persona así se salga de los
parámetros o estándares de una sociedad… mientras exista una posibilidad de
existir a mi manera, la disfrutaré como se disfruta un agua de piña bien
colada, sin enjambres, sin el olvido de la pureza de la persona misma.
Y en este andar llevo la promesa de no estar sola, porque creo que en el
camino que habré elegido existan muchas más personas que quieren ser su forma y
no tan moldeados que ya no se reconocen. Espero y confío en que este camino me
traerá incluso más compañía que soledad, porque
no hay soledad más grande que la de ni siquiera voltearse a ver a uno mismo y
quererse al natural. Así que de entrada ya ganamos.
Por lo tanto... intentaré recuperar mi forma natural entre tanta mutación que viví para estar viva, para pestañear... no me quejo de toda la metamorfosis que sufrí para ser aceptada en un mundo donde la primera persona en aceptarse debía ser uno mismo. Al contrario, agradezco las bocas que besé para encontrar la mía y los trenes a los que me subí aunque ese destino no tenía que ver nada con mi ideología de vida... todo lo que aprendí lo agradezco, lo agradezco y de algunas cosas me despido...
En este viaje de la vida parece que salimos por el mundo buscando regresar a casa... a lo que sí es. A lo puro... parece que vivimos una serie de acontecimientos impactantes, viajes inolvidables, besos de novela y días de película para darnos cuenta que lo que más vale en esta vida es la simpleza del ser con lo que sea que sea y no que tenga.
Ve este video, gracias Ginamito por compartírmelo... se trata un poco de lo que hablamos, no necesitamos intentar fuertemente ser aceptados, sólo estar naturales.
Ve este video, gracias Ginamito por compartírmelo... se trata un poco de lo que hablamos, no necesitamos intentar fuertemente ser aceptados, sólo estar naturales.