Enero, más propósitos, uvas que tal vez sepan a las pasadas, deseando lo mismo porque por alguna razón no lo logramos. ¿Por qué es eso?
Da nostalgia ¿No? Pareciera que en 365 días no hemos ido a ningún lado. ¿Pues qué hice con esos días? ¿En qué me gasté esa hora que necesitaba para el gimnasio?
Quiero compartirles la razón por la que a mí me pasó. Ya saben cómo soy, siempre echando fuera lo que uno trae en el alma. ¿Se las digo así al chile? Aprendí que:
PARA QUE CAMBIE TU VIDA TIENEN QUE CAMBIAR TUS PRIORIDADES.
Cuando comí esa uva "gimnástica" realmente no tenía intención de pararme en el gym, siendo profundamente sincera. Y sin embargo, cuando sí quise, así de simple, comencé a ir. Fue un domingo ¿Quién va los domingos al gimnasio? Ese día empecé mi hábito, me levanté temprano hice mis ejercicios un poco a bajo impacto pues era el primer día y no quería ser cruel conmigo, me bañé ahí mismo y después me fui a la comida del cumpleaños de mi papá. ¿Era un buen pretexto el hecho de ser domingo y el hecho de que era cumple de mi papá para no ir verdad? Sin embargo quería por mis pistolas, así que eso ganaba.
Lo mismo cuando decidí tener mi departamento lo mejor que podía con lo que tenía. Cuando agarré valor para echar fuera toda esa ropa que no usaba y sin piedad fui metiéndola a bolsas (se siente algo así como cuando editas, los escritores me entenderán este punto).
Cuando decidí priorizarme inmediatamente terminé también con una relación que tenía. Mi decisión no había sido cortar, mi decisión había sido amarme más y eso me llevó al día menos esperado en el momento menos esperado decir adiós. Cortar fue una consecuencia de amarme.
Cuando cambian tus prioridades, tus acciones van cambiando también. Comienzas a decidir diferente, a amar diferente, a vivir diferente, a escoger películas diferentes, a comer diferente y a juntarte con gente que vibra en esa frecuencia y los patanes ya ni siquiera sabes en dónde se esconden, simplemente no los ves. Al amarme dejé de tener atracción por personas que no se amaban. La magia de esto es ponerte en el centro de todo (Con Dios de la mano en mi caso).
Recuerdo una vez que trabajaba en publicidad. Estábamos intentando vender un producto nuevo, unas cremas para la cara carísimas de París si lo comparaba con mis ganancias quincenales. Me explicaron que el mercado meta eran mujeres de 35 y no porque tuvieran arrugas, no señor, a los 35 no todas vamos a tener y no todas tienen. La razón era porque una mujer de esa edad ya invertía dinero en su salud.
Yo tenía en ese momento no más de 23 y mi dinero me lo gastaba en Bershka, en ahorrar para el puente irme a Manzanillo y para comprarme un Baby G (reloj de status social de los 90`s).
¿Para qué iba a invertir en salud? Claro, a esa edad no tienes idea de lo que es colitis o que te duela la espalda porque tienes una contractura por estrés. En fin, mi punto es, aprender a priorizar inteligentemente para que la vida fluya, las relaciones fluyan, los días fluyan.
Poner en primer lugar tu tiempo y cómo lo empleas: está bien que se te ponchó la llanta pero paga la merma de la vida y no dejes que arruine tu día completo, sería una mala inversión a quien prioriza la magia del presente.
Haz un examen de conciencia de cómo te tratas, a mí me sirvió y los resultados no fueron óptimos: agaché las orejas como perro regañado. Ni siquiera tomo los vasos de agua necesarios para vivir el día hidratada. ¿Si riego mis plantas con tanto amor para que no se me pongan tristes por qué no hacía eso conmigo? Pensé y me sentí mal.
¿Por qué a veces parece que le tenemos más amor a todo el entorno que a lo que somos? Hay amigos míos si yo les contara todas las consecuencias que me trajo esto. De hecho este escrito lo hago porque la vida me obligó a priorizarme, ni siquiera fue idea mía. No es que me quite crédito es que comencé a enfermarme, pasar días en el hospital que no subí a instagram y a entender que estaba tronando mi cuerpo por querer priorizar al mundo entero antes que a mi alma y cuerpo.
Hoy en día ni siquiera mis sueños están en primer lugar que yo. Me refiero a que puedes dar todo lo que produces y ser la mujer más generosa del planeta pero:
1.- La fábrica jamás está en venta.
2.- La fábrica necesita estar con todas las piezas en orden y bien nutrida.
3.- La fábrica, al menos la mía, no es generosa sólo para recibir aceptación a cambio.
4.- Mi fábrica sólo le gusta rodearse de fábricas premium y no fábricas tóxicas roba energía. Es decir, personas que también entienden este tema o al menos desean pagar el precio aunque estén en el camino de aprenderlo... con eso basta para ser premium. Yo estoy aprendiendo.
5.- Mi fábrica es hermosa. La tuya también. ¡Somos unas cositas divinas! ¿A poco no?
A veces pienso que trataba mejor a mi coche que a mí. Que la gasolina, que el aceite, que pasar los topes despacito (ja no se crean los que me conocen saben que los topes no los paso tan despacito). Dejando atrás el tratamiento del taller de mi cuerpo.
Bueno creo que ya quedó claro el punto, tampoco quiero hablar de mis maltratos inconscientes. Lo que quiero decirte a ti que me lees es que esas uvas mientras las masticas pregúntate si puedes lograr ese propósito porque tienes priorizado las bases de esa meta: Si quieres estar bien buena pero no tienes como prioridad la salud como dice mi queridísimo Cantinflas: Ahí está el detalle. Y ten cuidado con lo que pides ahí están tus prioridades. Si quieres un novio porque te sientes sola tal vez estás pidiendo algo bueno por las razones incorrectas. No sé, así pienso yo, es mi forma de ver la vida, ya saben que nunca digo que lo que yo digo es ley universal, es sólo lo que he visto en mi caminar.
Así que mi deseo este 2016 es que te ames tanto y te tengas tan en primer lugar que con ese amor todo lo que sueñas se te vaya cumpliendo... es algo así como si la única tarea fuera amarnos. Cuando te amas, amas más a los demás, pides un aumento sin temor, disfrutas una nieve sin pensar en las calorías, vas al gym sin parecer moto ratón (googleen). Vas porque quieres ir a sudar y a disfrutar como salen las toxinas del cuerpo.
Todo comienza a darse por añadidura. Comprendes más a los demás, te enojas por cosas que no tienen sentido, atesoras tus días y no sé... te vuelves tan tú que la vida te sabe más a ti, como cuando eras niño y corrías sonriendo para todos lados. Eso quiero para ti. ¡FELIZ 2016!
Los quiere, su lectora favorita.