viernes, 28 de noviembre de 2014

CÓMO AMANECÍ: Ayúdame que yo te ayudaré.



Hoy amanecí con la tele prendida y la luz también. Estaba muy cansada y había decidido que tenía una cita con la TV. Pero a los quince minutos me había aburrido la peli y gracias a Dios había conciliado el sueño temprano. Puse alarma y me dormí con la ropa de ayer… cuando sonó pensé: ¿Y si me duermo una hora más y no voy al gym? Eso hice y me dormí. A los tres minutos sin pensar dije: Tengo que ir.

Y así pasa con la vida, con el cosmos, con todo… llegué hice ejercicio y entonces sentí las endorfinas por todo mi cuerpo… llegué feliz a la ofis y esas cosas y me sentí feliz por haber derrumbado una barrera que hizo que mi día fuera diferente, aunque sigo teniendo los mismos pendientes y saturada de cosas, al menos había comenzado el día haciendo algo por mí.

Entonces entendí que hay veces en que uno y sus sentimientos se hacen bolas solas, luego el cuerpo actúa igual que la mente y los músculos se enredan entre los nervios y vienen las contracturas. Y luego me pregunto por qué tengo panza de embarazada y me dicen que es colitis. Y es que el cuerpo se volvió una expresión de lo que había en mi alma: enredos.

Y como los foquitos de navidad cuando salen de la caja mi primera impresión fue: ¿Por dónde empiezo?

Y es que llevo días en los que todo me dolía y por eso estaba de genio, no quería salir, le quedaba mal a la gente pero es que mi humor no ha sido el mejor, estaba agotada siempre y me dolía la cabeza casi todos los días… ya estaba cansada de tanta medicina y pensé que tenía que solucionar el problema de raíz como Molotov.

Entonces pasé por un proceso de comenzar por buscar la puntita del problema y pasarla entre los enredos para que poco a poco la salud volviera a mi cuerpo. ¿Cómo? Buscando salud mental y espiritual. Uno a veces piensa que es de hierro y que los problemas del pasado ya están superadísimos y que soy la más “chicha” del salón, pero entonces te das cuenta que tienes que regresarte a al principio de las cosas, a los primeros lazos que has tenido y a recordar de dónde vienes y dónde perteneces: A tus padres, a tu familia.  Parece que no, que uno ya es independiente y piensa muy diferente a ellos, pero cuando estos lazos no están tan sanos – sobre todo con nuestros papás- muchas veces no queriendo la cosa, no se dan otras cosas en la vida que pensamos que no tiene nada que ver con ello.

Y pues bueno no es algo que ya solucioné, siempre estamos aprendiendo y todo es un proceso que muchas veces no se termina pero el chiste es intentar vivir de una mejor manera y eso es lo que estoy intentando y hoy obtuve un premio por ello:

Inevitablemente te hace sonreír cuando esta verdad llega a tus oídos, ojos y corazón: La certeza de saber que cuando te ayudas el universo te ayuda más. Y por el contrario, cuando te bloqueas el universo y su ayuda por más que quiere no entra en ti. Y cuando me enterco y exploto de impaciencia sin confiar en el universo, es cuando me vuelvo esclava de mi propio problema.

¿La solución?

Cuando el amor propio comienza a pedalear, el universo te empieza a enseñar todas las herramientas que no veías y los problemas se alejan unos metros para que puedas enfocarlos y entonces entiendas las cosas con menos pánico y remordimiento y más amor.

Uff, cuando las situaciones o a las personas las comprendes con amor, te das cuenta que en realidad en la vida nadie quiere hacerte daño y ninguna adversidad desea hundirnos.

Entonces amanecí pensando en que tal vez es bueno de cuando en cuando hacer un esfuerzo por empezar a intentar hacer algo por uno mismo y aunque de primera instancia no veas los resultados, inyectándole más paciencia y constancia hace que la fórmula se complete y que descubras que cuando sólo cuando te ayudas es que puedes ver la ayuda del universo.

Cuando pasa eso caminas con más… ¿Cómo se dirá? Con más energía y cuando alguien te cuenta un problema piensas: Es que tienes que pagar el precio de la constancia y del ayudarte a ti mismo y la respuesta es muy sencilla pero el esfuerzo es muy grande y por eso estás bloqueado. Y tal vez esa persona no entienda de lo que estás hablando y tal vez quieras gritarle que la vida es más bella si quiere pero recibir la ayuda del universo amándonos a nosotros mismos es una cuestión y esfuerzo personal.

No sé, estoy positiva y creo que una vez que entiendes todo lo que puedes hacer por ti, te das cuenta de que existe una mejor vida de la que ya vivías y que el amor es la energía que nos hace transformarnos y que la magia suceda.

Cuando el amor propio pedalea y nuestra fábrica de amor comienza a funcionar, entonces emanamos tantas cosas que nos hace sanar todo lo que está a nuestro alrededor. Y puedes entender que la vida es un milagro constante.

No sé, amanecí creyendo que, si sigo por esta línea, podré descubrir cosas diferentes. ¿Tú cómo amaneciste?

jueves, 27 de noviembre de 2014

CÓMO AMANECÍ: Reinventándome



Amanecí intentando ser una nueva persona, o tal vez la misma pero más sana. ¿Cuántas veces en nuestra pequeña eternidad intentamos reinventarnos? Enfrentarnos con nuestro rival espiritual y comenzar a hacer cambios positivos que nos hacen girar en un nuevo eje. Dios, todo un reto.

He estado intentándolo no sé si durante dos años o más bien seis meses un poco más efectivos o un mes más drástico.  A veces cuando no se tiene claro a dónde vas es cuando rodeas más en la vida o en el tránsito... da igual. Y el caso es que a veces no quiero saber a dónde voy porque no estoy lista para llegar y rodeo aprendiendo que por más que me haga mensa, debo ir para allá…

¿Cuánto tiempo se necesita de rodeos? Y es que como veo que todos lo hacen o al  menos en apariencia parecería que la sociedad invita al rodeo entonces me dejo llevar…

No importa cuántas señales de nuestro camino veamos, si no queremos ir no vamos a hacerles caso. Y abrir los ojos es el primer paso para tomar la dirección, que más que llamarla correcta la llamaría “el camino que elegí”.

Y es que luego cuando empiezo a dirigirme en la dirección correcta, las cosas avanzan tan lentas que me desespero, no soy una persona que ya aprendió a disfrutar lo que tengo en el momento, tiendo mucho a ver a la derecha, a la izquierda y al frente. Estoy intentando pero aún no llego a ese punto.

Me levanto con ganas de transformar al mundo y me atoro en el “cómo” y luego las palabras, que son lo mío, no me salen y me desespero y dejo de hacer lo que hago para rodear por la vida, al “cabos” está de moda…

El problema está en que la magia ocurre cuando hacemos lo que venimos a hacer, no cuando rodeamos. Y no importa lo difícil que se vea, no hay otra manera de lograr nuestra misión de vida más que hacerla, darle la espalda sería como negarle al universo nuestros súper poderes.

Hoy amanecí pensando en eso y es que más que chipi o nostálgica estoy intentando escuchar mi voz interior que me revelará lo que necesito saber para ir a donde quiero llegar. Mientras tanto hago garabatos… escritos que quedan en la nada… ideas que mientras las pienso en la regadera o cuando corro o mientras manejo, parecen espectaculares y luego se me olvidan… Dios, a veces siento que no tengo el tiempo de calidad suficiente para realizar todo lo que mi corazón me anda pidiendo…

Pero ¿Qué me queda hoy? Tal vez sólo abrir los brazos por así decir, a lo que sí vine a hacer e identificar distractores de los que poco a poco tendré que despedirme… y entender que, los cambios se hacen despacio que vamos de prisa. ¿Y tú? ¿Cómo amaneciste?

miércoles, 26 de noviembre de 2014

COMO AMANECÍ: Levantar la mano.



Hola equipo… me levanté tarde, me puse lo primero que vi y sentí poquito coraje de ir medio mediocre en cuanto a outfit se refiere, pero a veces así es la vida, uno tiene que dar el cien aunque ande al ochenta. Es algo así cuando la magia sucede… somos una bolsa de Mary Poppins y sacamos cuanta herramienta encontramos en un alma que a veces está dolida o debería estar descansando o en un duelo. Pero con eso de que la vida sigue pues sacamos lo mejor que podemos para sobre llevar un buen día. No sé qué opino de eso, tengo sentimientos encontrados.

1.- Que padre que existen personas que dan el “FUA” cuando su alma está triste y cansada y 2.- Tal vez pocos nos atrevemos a levantar la mano y decir “orita” no puedo.


Y es que cada historia personal tiene sus situaciones tan íntimas que a veces lo único que nos queda como habitantes de esta comunidad es respetar y tener un poco de empatía.

No sé es que amanecí pensando en tantas cosas que tal vez lo que acabo de decir son temas diferentes pero… como buena “pensamientos multiusos” que soy quiero resumir todo a una sola cosa:

Atrévete a adaptar el sistema del mundo a ti. Atrévete a poner reglas personales, atrévete a decir “yo funciono así” y a pedir ciertos privilegios en tu trabajo, en tu casa, con tus amigos.

Intenta averiguar qué cosas necesitas para ser feliz y estar produciendo lo mejor de ti. En una relación también. Cada quién tiene ciertas necesidades que a veces nos da pena pedir y preguntamos a las amigas qué está bien y qué está mal. Yo creo que más bien la pregunta es “¿Qué te funciona a ti?”

Así que amanecí pensando en la situación que viven los seres humanos en el estómago de ideas o peticiones que queremos hacerlas al mundo y nos da miedo pasarlas del estómago al tubo que llega a la lengua para convertir en palabras nuestras necesidades y convertir en una petición oficial al mundo algo que nos daba pena pedir.

Cuando trabajaba en Nueva York me era muy difícil decir lo que yo necesitaba entonces siempre decía “estoy bien” (no quería parecer una niña caprichuda) y como resultado reventé un buen día a una hora muy extraña porque en ese momento se llenó mi estómago y salieron mis sentimientos reprimidos en forma de lágrimas.

Nos da pena pedir lo que necesitamos y como resultado nos enfermamos, explotamos, nos volvemos una persona que no somos… muchas cosas.

En una relación algo que no nos gusta a veces no lo mencionamos para hacernos los “cool” los “actuales” los “que tiene YOLO” y probablemente ese acto de nuestro novio o novia nos rompió poquito el corazón en dos. Probablemente necesitamos una relación en la que no exista “eso” que sucedió. Y tenemos miedo de pedirlo.

Un aumento en la oficina… no lo pido entonces vivo enojada haciendo las cosas de genio porque en mi mente creo que me pagan menos de lo que hago o peor aún, actuando mediocre para justificar el propio salario…

Amanecí pensando que en todo momento tenemos que ser más listos que la situación. Y sobre todo, aprender a tener el valor de si es necesario, cambiar un sistema. Aquí vendrán afirmaciones como:


1.- Estoy segura que mi mamá no va a entender.
2.- Mi jefe se va a reír de haber pedido un salario y me va a decir que ni siquiera he cumplido bien este año. Se buscarán a alguien mejor si yo no estoy a gusto, esa será su respuesta.
3.- Mi novio (o mi novia) me va a decir “ai ajá” y me va a decir que estoy pidiendo algo que ninguna otra pareja pide, que estoy loca o loco.

Sí, romper un sistema, una costumbre familiar, de pareja, o peor aún la sagrada constitución oficial de la vida, es algo que pocos nos atrevemos a hacer porque eso nos obliga a ser personas de la talla de lo que estamos pidiendo (Acatamos más responsabilidades cuando levantamos la mano exigiendo algo… porque los ojos de las personas a las que le hacemos la petición se posan en nosotros enfocando cada uno de nuestros defectos).

Sonríe, si todo esto te hace sentido es que tal vez serás un pionero. Un primerizo, un líder. Tomar las riendas de la situación y pedirle a un sistema: familia, noviazgo, trabajo, comunidad, algo diferente, que algo cambie, una propuesta nueva, es algo que de entrada te puede echar al mundo encima pero… ¿Acaso entonces no vale la pena lo que estás pidiendo?

Amanecí pensando en eso, en que la vida no siempre es adaptarte al ecosistema, hay personas que crearemos nuevos caminos, y no somos rebeldes, somos personas que levantamos la mano para decir lo que necesitamos y eso no coloca en la mira y tenemos que tener la fuerza para entender que aunque unos ojos nos estén mirando de una manera, no distorsionen lo que nosotros vemos y queremos aportar a la vida. Tus ojos no me callan.

Y es que, si de pronto necesito un permiso especial en el trabajo o quiero decirle al mundo que pasaré dos días en cama porque me siento muy cansada probablemente tenga consecuencias catastróficas y seremos mal vistos en nuestro desempeño pero ¿Acaso no sientes a veces que vas a explotar y que estás a punto de desvielarte?

¿Quién va a poner ese alto? ¿Vas a esperar a que el mundo te truene para que ahora sí un justificante médico te de el pase de salida para que puedas hacer lo que antes pudiste haber pedido?

En el amor pasa igual, muchas veces esperamos a reventar para que ya siendo demasiado tarde la explosión hable por sí sola porque la pareja no pudo dialogarlo antes.  No sé, no sé si estoy explicando las cosas de la manera correcta… no sé si todo esto son pensamientos internos que a otra persona no le haga sentido pero de igual forma no puedo callarme ante la manera en la que amanecí: Con ganas de inyectarle ganas a quien lee esto de saber que puedes poner un alto a tu vida en el momento que quieras para levantar la mano y decir que quieres respirar, que no estás tan seguro de tu relación, que necesitas un tiempo, que aunque defraudes a mil eventos sociales quiere estar en cama, que aunque seas el chistoso o chistosa del grupo necesitas estar un poquito fuera de las canchas de los papeles que cumples porque de algún modo sabes que no estás dispuesto ni hoy ni nunca, a tronar tu fábrica interna que produce todo lo que eres y haces.

No tengas miedo de pedir condiciones cuando te comprometes a algo por miedo a que esas condiciones te hagan parecer arrogante o peor aún, que te manden a volar.  Si esas condiciones son importantes para ti y para que tú seas tú, no tengas miedo de que aunque la sociedad no piense igual, tú eres tu mundo y quienes se acerquen a él le sería más hermoso conocerte a ti, y no a tu persona tronada y abatida por no levantar la mano y decir lo que necesita.

Amanecí pensando en eso porque de pronto a veces yo me comprometo a todo y luego por no quedar mal parezco un títere que se aparece en tres o cuatro lados cumpliendo los protocolos de cada uno e intentando ser amena con quien esté enfrente porque después de todo me gusta ser amena.

Pero llega la noche y mientras me quito el rimel con algodón y desmaquillante me doy cuenta que no fui amena conmigo, que estaba cansada y me forcé, que tenía ganas de dormir más temprano, que necesitaba un poquito de aire… que quería algo diferente y por agradar no lo tuve. Y es que luego me da miedo de ser olvidada porque estoy acordándome de mí…

Pero a final de cuentas hoy levanto la mano diciendo que sé que hay muchas cosas que me gustaría hacer, que duermo pensando en tres mil quinientos cuarenta y cinco escritos e ideas para seguir contagiando mi amor por la vida… y luego al llegar a casa me pregunto si tengo las posibilidades de hacerlo sin olvidarme de mí.

Y es entonces cuando me pregunto si un alma un poco dolida está obligada a ser lo que normalmente es o tiene chance de bajarle un poco a las actividades diarias para entenderse, abrazarse y dejarse curar… sin importar si el mundo lo entiende o no.

Y tú ¿En qué amaneciste pensando?

martes, 25 de noviembre de 2014

CÓMO AMANECÍ: Campo energético.



¿No les ha pasado que hay días que sin razón amaneces con el humor con el que amanecías para el festival de tu escuela? Adrenalina, felicidad y una vaga idea de que ese día será memorable. Así amanecí hoy sin ningún festival aparente. Sólo creyendo que así será. Me pasa unas dos veces a la semana y a veces me dan ganas de crear un campo de fuerza para que nadie me quite ese humor pero muchas otras veces dos o tres noticias ¡Pum! Tiran todo abajo. ¿Dónde quedó mi… olvídenlo ya se fue.

Y es que, esos primeros veinte minutos del día, cuando todavía no hablas con nadie, cuando estás contigo, cuando recuerdas todos tus propósitos de la vida y cuando crees que todos esos sueños que siempre has querido pueden comenzarse hoy… es cuando de pronto la realidad poco a poco va apagando esa actitud de súper héroe. Bueno a mí me pasa. Admiro a las personas que no.

Los pendientes del día, un café frío, o hasta comentarios que escuchas en el elevador se van convirtiendo en energía que ocupa tu mente hasta que toda tu energía está apartada en mil y un cosas que probablemente no te llevan a donde quieres ir.

Hay veces que me dan ganas de tener una noche como la de Tom Cruise en Jerry Maguire y llegar muy chicha con un escrito azul que dice todo lo que yo quiero de la vida. Y pum, obligarme a cumplirlo sin que ningún otro pendiente se acerque como vampiro a robarme mi energía.

Pero de pronto el sistema y mi necesidad de adaptación a este ecosistema social arruinan mi “personalidad virgen” por así decirlo. Y no sé si yo soy muy débil para permitirlo o de plano es difícil ser una “personalidad virgen” en un mundo de máscaras y protocolos. En eso amanecí pensando. 

Pero, como esencia positiva que tengo creo que todo se resume a ser dueño de nuestras energías y ser consciente de dónde las depositamos en el día. Limpiar la mente de pensamientos que sólo nos hacen sentir “apachurrados”, eliminar y bloquear comentarios negativos, no meter mi nariz donde no me importa y entender que, como líder de este cuerpo dónde habita mi alma, soy responsable de ver dónde queda depositada mi energía del día y quién se ha llevado a mi queso… ah no, ya no como queso.

Y así poco a poco ¿por qué no? se crea ese campo de fuerza impenetrable donde tu “personalidad virgen” puede pasearse sin contaminarse de nada. La vida hay que aprovecharla al máximo y necesitamos nuestra energía para que eso suceda. Para que no lleguemos agotados a casa sin ganas de pintar un cuadro o ir al gimnasio o escribir… ¡No señor!

Hoy amanecí creyendo que mientras más consciente estamos de que somos responsables de nuestra energía, menos flujos de energía tendremos y también tendremos más chance de depositarla en las cosas que nos hacen sentir plenos… tengan un bonito día todos. 

lunes, 24 de noviembre de 2014

COMO AMANECÍ: Replanteando mi posición en el mundo.




¿Extrañaban los cómo amanecí? Yo también. Mi mente ha dado tantas vueltas que si fuera planeta ya habría pasado por las cuatro estaciones del año en menos tiempo que la Tierra. Y es que en esta etapa una mujer como yo se está replanteando su posición en el mundo y eso cuesta trabajo. Redefinirme, reinventarme y dejar el pasado donde pertenece es algo que de pronto me ha hecho pasar malos ratos aunque buenos cimientos. Y es que de todo este embrollo descubro que al menos me encuentro en la vida sin – según yo – dar pasos en falso.

¿Cuál es mi problema? Me pregunto en las noches cuando hago un recuento y descubro que todo va bien en mi vida, que mi papá tiene salud que yo más o menos pero al menos ya supe qué tenía, mi chamba me gusta… ¿qué es lo que en la noche me aprieta el estómago? ¿Les pasa a los demás? Y entonces es cuando se me sale un: Dios ayúdame.

¿A qué quieres que te ayude? Seguro me diría y lo peor de todo es que no sé qué contestar. En realidad es que espero algo grande de la vida y aunque sé que la vida misma es un milagro espero tantas y tantas cosas y mi imaginación gira todavía más rápido que yo en espera de: 1.-un acontecimiento gigantesco 1.- Un milagro 3.- Dos milagros. ¿Por qué uno nomás? 

Espero mucho, espero mucho de mí y de la manera en la que me gasto mi tiempo. Y sin tratar de ser exigente conmigo por las noches me cuestiono si estoy haciendo lo correcto para que eso suceda.

Dentro de todo esto sé, por experiencia propia, que los logros enormes se logran con cosas pequeñas todos los días… no es algo así como así. Y me da gusto porque es bonito ver cómo se construye con esfuerzos algo, porque si de algo estoy segura es que nada ha sido de golpe, todo en mi vida ha sido un pequeño construir…

Entonces mi pregunta es ¿Esto haciendo las pequeñas cosas necesarias? A veces siento que el día no me alcanza, que me agoto antes de que se acabe o que al irme a dormir me doy cuenta que todo lo que hago en el día son las cosas urgentes y se me olvida construir mi pequeña eternidad.

Me voy con mis amigos, me distraigo, voy al súper… por cierto ayer fui. Sentí ganas de llorar, no sé si porque era domingo o porque me acaban de quitar lo que más quería… lácteos. Sí amigos míos, el requesón, la panela, el “yobur”…

No quiero contrar esta tragedia pero tengo que hacerlo: pasaba por los refris y sentí cómo a veces uno se va despidiendo de cosas que a uno la hacían feliz pero que después hacen más daño que bien y por estar bien decido dejarlas. Se necesita ser valiente para hacer eso sobre todo cuando se trata de personas y no alimentos.

Y sí, he estado hecha bolas pensando en cómo voy a construir mi gran eternidad, tal vez preocupándome más por el futuro que lo que debería pero a veces me siento tan sola – sé qué no estamos pero nos sentimos ¿A poco no? – En fin, me siento una unidad de esas que había en la escuela de “unidad” “decena” “centena” eran cuadritos, las decenas venían juntas en una línea y la centena un cuadro grande… que delicia ser centena, pero bueno, nos tocó ser unidad… y como tal, necesito funcionar, necesito recordarme que ser unidad es increíble y esas cosas del mundo mundial.

Y sin enterarme de que estoy a todísima mom, valorar lo que tengo y ver lo que es el presente, me enterco en planear un poco lo que será de mi vida asegurando pertenecer a ciertos grupos que me hagan sentir existente, centena, o buscar esos hobbies que podrán hacerme feliz para siempre. Aunque no sé si el siempre existe como tal.

Y bueno, hoy amanecí pensando en que tenía que decir todo esto, mientras estaba en la corredora oyendo el playlist de spotify de “¡Buenos días mundo!” intentaba por lo menos hacer mi parte y así empecé a sudar, sabiendo que al menos estaba haciendo algo por mí un lunes que es la suma de la semana que hace la suma de los meses que nos hacen hacer grandes cosas… no lo sé.

Después en la regadera pensaba ¿Por qué me preocupo tanto? ¿Cuál es mi necesidad de tener que comprenderlo todo?

Y es que siento que a veces me subo a un carrusel del que luego no puedo bajarme y no sé por qué necesidad me subí. Y bajarte de un sistema en el que vives muchas veces es doloroso y te trae más soledad aunque sabiendo que no es un buen sistema para mí ¿Por qué seguir? Y es por eso que estoy redefiniendo mi posición en el mundo. Me bajé de todo carrusel en el que estaba y sólo estoy: pensando.

Tratando de construir un nuevo sistema de vida que me sea más saludable, que me de más vitalidad, que me recuerde lo que verdaderamente amo y me hace sonreír. Y heme aquí escribiendo otra vez el cómo amanecí. Porque sí, necesito hacer lo que me gusta en un rinconcito del tiempo que sea sólo para mí.

Es difícil replantearte la vida que llevas, pero no me baso en hacer lago por “difícil” o “fácil” sino porque me regale más plenitud y pueda comerme más deliciosa la vida aunque por le momento sea sin lácteos jaja.

¿Tú cómo amaneciste?