viernes, 14 de marzo de 2014

¡PRESENTE MAESTRA!




"Cuando la vida nombra lista 
yo le grito siempre ¡PRESENTE!"




Parece que desde que llegué a este mundo no he parado de preguntarme cosas. ¿Y por qué mamá? ¿Por qué las orguas luego vuelan? ¿Y por qué salen puntos rojos en todo el cuerpo? Era delicioso cuando una mamá te las respondía todas a su manera… (la de esta foto es la mía)  te sentaba en sus piernas, te quitaba los mocos mientas explicaba el proceso de la oruga… y a otras contestaba como buena mamá: Porque sí.

            Puedo decir de todo esto y con el corazón en la mano desde el segundo renglón (es tardado encontrar inspiración y llevaba días queriendo decirles esto pero las musas estaban dormidas) les puedo decir que dentro de todos los días que he vivido y gracias a mi nivel de intensidad y sensibilidad con el que a veces batallo, no ha habido un día de mi existencia donde no me sienta conectada con la vida, porque incluso en los días de más profundo dolor, mis preguntas siempre fueron ¿Por qué no puedo volver a ver los colores alegres como los veía antes? Es decir, mi ser siempre me está empujando a vivir.

            Allí, acostadita con mi maestra de Reiki, mientras ella daba vueltas, mientras esperaba que yo le contestara lo que me había preguntado - ¿Qué has aprendido de la vida? - pensé decirle que de la vida había aprendido a que siempre estoy aprendiendo… 

            Podría sonar de algún modo repetitivo, cíclico y sin sentido ser un eterno alumno de la vida… pero que venga alguien y me diga una manera mejor de estar viva que la forma en la que la vida misma se inventó. Que me digan que es mejor nacer adultos y morir niños, o que el universo no posee la gracia de exhibirse de la manera en la que lo hace, lo que nosotros vemos hoy: el cielo, las flores, la gente. Todo está listo, sólo falta no olvidarnos de conectarnos con la vida todas las mañanas…


        Saben, tengo un diario “oscuro” podría llamarse así... tenía unos veinte años y como dicen por ahí “me tupió duro”. Caí y casi nunca lo cuento pero estuve unos meses deprimida. No estaba funcional ni siquiera iba a la escuela o trabajaba. Sólo estaba tratando de curarme y escribir era mi terapia. Hoy que lo leo después de años me doy cuenta de que un suceso me había empujado a un vació y lo único que quería era regresar a vivir, cobrar la consciencia de los latidos de mi corazón, porque dentro del viaje de la vida, lo único que no quiero empacar es la indiferencia.

            A veces veo ese diario que sólo yo entiendo, y tras leer algo de amargura leo también entre líneas las ganas que tenía de estar conectada con la vida, aunque hoy puedo decirles que en esa temporada de lluvias, por más que me sintiera fuera de la jugada en la banca, sí estuve conectada, sólo que no lo sabía porque de pronto los humanos rechazamos este tipo de sentimientos como la tristeza, pensando que ser felices es lo único que venimos a hacer. 

“La felicidad es un don que todos tenemos y llevamos a la práctica cada que lo necesitamos” Dijo mi maestra mientras yo tenía todos estos pensamientos en mi cabeza. “A esta vida no venimos sólo a ser felices, venimos a vivir.” PUM ahí estaba resuelto mi rompecabezas en sus palabras.

            Yo amo estar de pie después de esos meses de tristeza que aunque pasaron hace mucho los tengo muy presentes de una manera positiva porque me recuerdan que nadie puede pedir ser un arco iris sin haber pasado la tormenta. 

             Hoy amo poder sonreírle a la vida sabiendo que ella y yo tenemos un pasado que nos unió más como pareja. (Sí, la vida y yo somos mejores amigas). Y de algún modo me gusta encontrarme con momentos de felicidad que me permiten acordarme de que los ruegos de esa niña desesperanzada que escribía a altas horas de la madrugada son ahora una realidad. No es que sea feliz, o plena, más bien es que saberme conectada con la vida me hace feliz.

            Es algo que me ha gustado escribir varias veces pero de pronto es tan inmenso que como dice la canción que me cantaban en el catecismo “Tan alto que no puedo estar arriba de él tan bajo que no puedo estar debajo de él, tan ancho que no puedo estar afuera de él, grande es el amor de Dios…” Y traduciéndolo a una forma de vida universal “Grande es sentirse conectada con el amor, con la vida…”.

          
  Así, que últimamente cuando la angustia vuelve a mí y el cajón de preguntas vuelve a llenarse con cuestionamientos más densos, pensamientos macabros o dudas que ahora mi mamita linda no puede resolver porque no les toca siempre, entiendo que de principio, aunque sea un sentimiento que los humanos rechazamos, la angustia me hace no ser indiferente ante las preguntas de mi corazón y entendiendo esto, tomo como una madre a su hijo a la angustia y le digo “Deja de llorar chiquita, ya estoy aquí para cuidarte… yo me hago cargo de las preguntas, las respuestas vendrán a su momento porque ya las lancé al universo y porque dentro de todo este misterio las respuestas se encuentran en el corazón, pero con tanta cosa hoy en día no logro escucharlo... pero tú quédate tranquila angustia mía, que ya vendrán, ya vendrán…en este segundo toca vivir sin responderlas... y eso está bien."

            Y a eso lo llamo convertirme en mujer. No olvidarme de mi niña interior pero no dejar que los berrinches griten más fuerte que mi ternura de abrazarlos. Es hora de tomar esa nueva tarea que a veces se siente un poco como… como… como difícil porque uno está acostumbrado a que lo sienten en las piernas de mamá y nos resuelvan todo. Pero ¿Qué a caso no siempre deseé crecer? Pues Lucía, aquí estás, siendo la mujer que de niña siempre deseaste: Una mujer conectada con la vida.

            Jíjoles… sentí delicioso escribir esto. Lo traía tan dentro. Es que me pasa que cuando no asimilo algo no sé a qué sabe y qué es… pero ya que sé de qué se trata y puedo ordenar mis sentimientos, los disfruto como el mejor bocado y dejo que la parte más bonita llegue: Compartirlo en mi blog.




            Y es que a veces hasta me gusta sentirme un poco atrapada y pensante no por mazoquista sino porque sé que de pronto eso me ayudará a encontrar respuestas que luego podré convertir en lo que amo: Palabras. Al hacerlo es mi recompensa, aunque no merezco ningún premio por vivir, estar viviendo es el trofeo.

            Mírate, tú también, mira tu camino recorrido y respira… estás como yo, conectado y conectada con la vida… ¿A poco no es padrísima? Sea como sea, con el corazón roto por un romance fallido o esperando algo que nunca llega o entendiendo que el romance no fue fallido sino un encuentro que ya terminó y que lo que estás esperando puedes ir por él a obtenerlo. Es que la vida son tantos algoritmos de posibilidades que de pronto uno al sentirse tan libre da miedo… ¿Mamá cuál camino tomo? Le diría en la noche esperando a que me conteste… pagaría lo que fuera porque alguien con más experiencia me contestara pero parte de estar conectados con la vida es hacerte cargo de la tuya y entender que cada uno siempre va a tener su método muy personal de vivirla.

            Y dentro de todo este meollo entiendo que por más que nos sintamos sumamente libres, no somos sino unos bebés en los juegos de Mc Donald´s. Realmente no estamos descuidados, nuestros papás nos ven a distancia aunque nosotros creemos que sólo platican y para los que creen en Dios, el Universo o un ser Creador ¿Creen que descuidarían a una cosita tan tierna como tú? Imposible. No estamos ni tan desamparados como creemos ni tan solos como nos sentimos. Sin saberlo, seguimos en las piernas de nuestro Creador y nos sigue susurrando las respuestas.

           
En este renglón me dio contentismo. De verdad les digo que no hay nada que no haya descubierto en mi corazón que no me encante compartirlo esperando que el mensaje te llene de luz porque no puedo no hacer otra cosa, porque me encanta decirte que aquí estoy contigo de esta manera tan impersonal podría decirse puesto que tal vez ni nos conocemos, y a la vez de una manera tan íntima puesto que aquí estoy diciéndote las cosas que a veces a nadie me atrevo, mostrándote lo que justo ayer entendí y queriendo que lo tomes como el pan calientito y recién sacado del honro de un panadero. Porque no puedo no hacer otra cosa. ¡Que padre soy panadera! 

- ¿O sea que no eres escritora?
- ¡No! ¡Panadera! ¡Panadera! *se llena la nariz de azúcar glas.


            La vida me llevará por caminos y enseñanzas que tal vez ni siquiera imagino y ahora entiendo que está bien. Saberme en las piernas del mundo me hace sentirme no tan desprotegida como lo pensaba. Y ahora que me siento mujer y no una niña berrinchuda puedo entender que yo también cuento con herramientas para amarme y cuidarme y así no dejarle toda la chamba a la naturaleza. 

             Hacerme cargo de mí y ¿por qué no? Algún día poder cumplir con el mismo amor si es posible, la tarea que mi mamá hizo conmigo. Que día tan feliz será ese y que las mamás me digan si no es cierto… ¿Qué haría el mundo sin mamás? Yo nunca terminaré de sentir su amor ni dejaré de cerrar los ojos y tener la posibilidad de sentirme acurrucada en ella y hacerme llamar siempre Lucía... la de Flor. (Para los que no saben mi mamá se llama Flor y en esa foto somos ella y yo en Melaque en uno de mis días más felices, con el pelo cortado de un pedacito porque me sentía estilista.)

Mamás, no sé qué súper poder tengan pero sigan haciendo lo que hacen, es realmente eterno.



            Y por mi parte me centro hoy en el ahora, en lo que tengo, en lo que voy a vivir… y con esto les digo algo que no podía decir y no sabía cómo… me voy a París y a Londres quince días. ¡VAYA CREÍ QUE NO PODÍA DECIRLO! (Quisiera que supieran todos los borradores que hice sólo para decirles esto). A veces las alegrías de la vida me hacen quedarme sin palabras y los que me conocen no me dejarán mentir que cuando estoy en un contentismo nivel me voy a cumplir un sueño que creí imposible, a esta escritora tuya no le salen las palabras.

            Y como dentro de una familia de diez donde amor sobraba pero boletos a Europa faltaban, siempre creí imposible hacerlo hasta el año pasado que conocí Madrid, Barcelona y París. ¡Lo soñé tantas veces! Más veces que lo que una niña sueña con su boda. Y pum, cuando fui escribí tantas novelas en mi mente y tenía tanta emoción que a la fecha, con todo lo vivido, necesitaría un par de meses sin salir de mi cuarto para escribir todo lo que tengo dentro (Y sé que algún día lo haré). Hay mucha Lucía aquí para ti.

            En fin, voy a vivir mi aventura de nuevo. Porque he descubierto que a veces nos aferramos a algo porque tenemos miedo de que no nos pueda pasar dos veces, pero el universo se ríe diciéndonos “yo quiero que te pase siempre sólo no te apegues a lo que ya pasó”. Así que aquí estoy. Y cuando la vida nombra lista yo le grito siempre ¡PRESENTE! Sea para darme una noticia no tan plácida o para decirme que me subiré a un avión en unos días. (Lo escribo y no lo creo).

Deseo irme porque necesito irme. Quedé a medias de un suspiro que tengo que exhalar. Después del vuelo estaré de nuevo de cabeza a mi otro mundo, a ver si así me sacudo… a ver si suelto ideas para dejar entrar nuevas…porque dentro de toda esta agonía de preguntas en mi mente requiero días de observar, de llenarme de todo, de mandar a la nada lo que ya no es nada y sólo estorba. Y para ello aplicaré la aptitud que tiene todo ser humano: La voluntad. Le pediré dulcemente a mi cuerpo que sienta, a mis ojos que vean, a mi pelo se menee, a mi alma que grite, a mis pensamientos se desvanezcan, y a mi corazón que lata como le lata.

Me asombraré cual niña de saberme de día y allá de noche… de estar en diferente pedazo de tierra, tan lejos de la mía y de quienes quiero y me volveré asombrar, a pesar de los kilómetos, de la manera en la que las personas se llevan en el corazón y se vuelven parte de ti porque no puede ser de otra manera.

Voy ligera de equipaje, creeyendo en lo que sucede porque las sombras de nubes del pasado ya no estorban más… me voy a dejarme distraer por el viejo mundo, que para mí es nuevo…me voy a ser curiosa y lista para sentirlo todo, a vivir lo que tenga que vivir pues no puedo decirle que no a la vida y a la posibilidad de que sí suceda lo que una vez creí imposible. Y que suceda más de una vez.

            Me voy sabiéndome la niña que una vez no podía ni levantarse de la cama y escribía en el diario que quería que le sucedieran tantas cosas… caminando por las callecillas de París le diré en secretito “aquí estoy para que todo suceda mi niña linda…” Madres, ya lloré.

            Estoy lista, estoy lista y estoy con los brazos abiertos. Y sobre todo, agradecida en cada segundo, agradecida porque voy a llenarme y porque sé que llena podré dar más. Porque después de todo nada me pertenece. Así que no sé si volveré a escribir libros en mi mente o mi cuerpo se llene de polvos mágicos con un éxtasis que no me quite la sonrisa de la boca… pero volveré a caminar por todas esas callecillas diciéndoles “aquí estoy otra vez porque creo que lo que más deseas en la vida puede pasarte más de una vez…” Y sentiré tantas cosas que quisiera platicarte inmediato, me reportaré con cada pensamiento que pueda, y si no puedo lo haré a mi regreso… pero dentro de todo este suceso que todavía no asimilo, te diré, que si quieres que las cosas sucedan, lo primero que tienes que hacer es conectarte con la vida… y cuando nombre lista decirle ¡PRESENTE! La vida es la mejor maestra.

            Dirán que es más fácil estar conectada en momentos como este, en unas vacaciones o tomando el sol, pero me siento con la experiencia en mis venas de decirles que cuando más triste estuve, que esos meses que pasé tirada en la cama, no estaba no amando a la vida, estaba deseando regresar a ella y al final descubrí que ella está dentro de mí. Es sólo que no la sentía. Siente. Si tienes ganas de llorar, llora, aquí te apapacho. 




              Si no entiendes nada, toma a la angustia en tus brazos y dile que no le toca saber la respuesta ahora, o que al menos no la sabrá si no se calma. Abraza lo que tengas, lo que sea que tengas pero abrázalo… y cree, cree en todas las sorpresas que tiene la vida para ti… confía en la vida, ella quiere enseñarte que lo bueno puede volverte a pasar y que tu ser es tan único, que te vas a divertir infinitamente contigo mismo y que te reirás de saber que no hay nadie como tú que entienda esos chistes que tú y la vida tienen y esas frases locales que sólo tú y la vida entienden…

            Te encantará que te tocó vivir contigo en esta vida. Te reirás al verte al espejo y decir “Somos tú y yo” y tus sonrisas te saldrán al natural… y así, encontrarás que tu misión en la vida no es otra cosa que vivirla… vivirla conectada con todo lo que quiere darte, vivirla conectada con todo lo que te rodea, vivirla sin indiferencias, apreciando todo el espectáculo, todos los géneros literarios que pueden encontrarse serán tuyos, aprenderás de dramas y de romance, de misterio y de superación personal…

            Nunca te rindas a la vida, que la vida no se va a rendir a ti. Los amo, espero haber enviado bien este mensaje. Gracias maestra, aquí está lo que tenía en el corazón.

Se despide con amor... su panadera.

jueves, 13 de marzo de 2014

A CADA QUIÉN LO QUE LE TOCA



De la vida he aprendido que los hechos siempre cambian de acuerdo a las perspectivas con la cual se miran. Las historias personales se juzgan de diferentes formas o se ven o se entienden o no se entienden de acuerdo a la capacidad de empatía que tenemos con los demás.

Y probablemente dentro de todo este mundo donde cada quién actúa de acuerdo a su corazón, podremos observar la salida al pasadizo del problema del vecino pero es cuestión del vecino resolverlo.

Atada de manos ante ver la vida de los que quieres y que deseas verla más feliz, a veces uno sólo es espectador, a veces y sólo a veces uno tiene que estar en el lado de la cancha donde se echan porras.

Cada quien es responsable de su vida y por más que nos duela, cada quién está construyendo su historia. Y hacer lo que nos toca aunque parezca chiquito como dar una palmadita, es estar representando el personaje que nos tocó vivir en su vida. Más bien hoy me tengo que recordar que estoy a cargo de la mía y que en ella también otros quisieran ayudarme porque ven lo que yo no veo… 


martes, 11 de marzo de 2014

LAS INSEGURIDADES: lo que soy y lo que no soy.


A veces me gustaría salirme de mi cuerpo y decir exactamente lo que siento sin que nadie supiera quién es… sólo escuchar una vocecita que expresa todos sus sentires para quien esté cerquita... A veces me gustaría no hacer nada, quedarme en casa viendo como el movimiento de rotación hace lo suyo para que llegue la noche…

            A veces me siento parada en una tarima desnuda en medio de la plaza de algún pueblo… algunos voltean con compasión, otros se burlan y peor aún, unos ni siquiera me ven. A veces, a veces, a veces… 

            Se me apachurra el estómago, me quedo sin fuerzas, las energías se van chupando una a una por el vampiro de la inseguridad y sin una caloría para ponerme de pie me tiro en la cama y decido no levantarme…

            Ahí en mi cama no pasa nada, nada me lastima, todo es calma…


-       - Lucía despiértate.

Me había quedado dormida …

Así es la vida para los que dejamos que las inseguridades nos dominen… los nervios nos carcoman y la voz del miedo se levante más de la voz que nos dice lo que venimos a hacer… las inseguridades nos resaltan los defectos y disminuyen nuestras fortalezas, haciéndonos creer que justamente nosotros no somos buenos en lo que hacemos. Y hasta poniéndoles palabras y sentimientos a las personas que pasan por la plaza: Tal vez los que voltearon con compasión lo hubieran hecho por cualquier persona, los que se burlaron tenían el corazón triste y buscaron un foco de atención diferente a su dolor y los que ni siquiera vieron tenían algo más importante que hacer y ya, no tiene nada que ver conmigo.

            Y es que este tema es tan amplio que aquí también vemos entrar a las estúpidas comparaciones. Donde nuestro prójimo es un súper estrella y yo una mortal sin derecho a reconocimiento… todo esto habita en el mundo de la inseguridad… 

Pero hoy, tú y yo, de pronto, vemos una puerta…  una salida a todo esto. Y sin pensarlo decidimos abrirla, porque estamos cansados de que las inseguridades se apoderen de nosotros, porque queremos pulir nuestra esencia: 

            Así que abrimos quitecitos la puerta, rechina, y a penas se abre un pedacito encandila la luz que hay dentro así que entramos de jalón y nos empapamos de nosotros mismos que eso es justo lo que necesitamos… y le agregamos el toque mágico: La luz del universo, la luz de la puerta de los que deciden decirle a la voz del miedo: Con permiso.

            El mundo es mucho más de lo que creemos, es todavía más amplio, nuestra pequeña perspectiva a veces nos hace sentirnos incapaces de verlo con una visión más infinita. Pero no se diga de un ataque de celos porque tenemos el súper poder de agrandarlo como un meteoro que sabotea nuestra belleza.

            Nos abruma el pleito con el novio, las deudas, el trabajo, la rutina… vemos todos esos monstruos tan arriba de nosotros que no conocemos otra cosa… pero por suerte hoy vimos esa puerta. Realmente tenemos que saber qué de todo esto nos define y qué no, porque si no sabemos quiénes somos, le daremos el poder a cualquier voz de definirnos.

            Cuando los problemas nos abruman no es que no seamos valientes, es que todo se nos sale de proporción cuando tenemos inseguridades… pero para los que tienen grabado en el corazón hacia dónde van y las razones por las que lo hacen, el miedo hasta se convierte en un impulso que los hace brincar más fuertes…

            Conozco amigas que en la prepa eran miedosas y ahora que tienen un hijo o una hija son las más valientes cuando se trata de defender lo que más aman… es asombroso ver cómo las inseguridades desaparecen cuando tenemos en el corazón la firmeza de nuestra misión de vida y lo que somos y lo que queremos.

            Pero para quienes no tienen idea, cualquier idea que entra se queda… ¡No señor! Hoy quiero decirte que no podemos permitir tal cosa porque jamás nuestras inseguridades deberán ser más importantes que nosotros mismos. Y porque no importa que las voces del mundo nos digan lo maravillosos que somos si nosotros mismos no lo creemos y constatamos. Además, el autoconcepto es algo muy propio, se agradecen los halagos pero solo tú sabes quién eres.

            Una persona segura sabe quién es, lo que tiene y sus áreas de oportunidad y eso no tiene nada que ver con la arrogancia o el ego, sino con el orgullo de sabernos importantes y con la humildad de reconocernos importantes al igual que todos los demás.

            ¿Nuestra tarea? Identificar nuestras inseguridades y no dejar que gobiernen el palacio de nuestra alma. Así de fácil (Y me atrevo a decir así de fácil porque a pesar de ser una tarea complicada, es más difícil vivir con las inseguridades en la cabeza...). Imagínate los estragos que harían en el reino de tu ser. Es más, identifica algún pleito que hayas tenido con alguien, a veces si observamos un poquito, son nuestras inseguridades hablando, tú le dices algo y él o ella te contestan pero no están hablando sus corazones sino los miedos… ¿Pueden distinguir una conversación de sus vidas así?

            En fin, tenemos toda una misión que cumplir… primero decidir qué es lo que nos define, conectarnos con el corazón que tiene todas las respuestas y decidir que hay valores que están por arriba de nuestras inseguridades… realmente ser inseguro nos hace crear historias falsas en la cabeza y nos hace ver a todos mejor que nosotros… juzgar nuestras acciones cruelmente y engrandecer las de los demás… ¡De que se trata! ¿A qué hora vivimos si las inseguridades reinan?

            No poder contar un chiste que viene de tu esencia por miedo a si no se ríen… no poderte dar el lujo de hacer el ridículo, ese que te hace feliz. No atreverte a tener el reflector sobre tu cuerpo porque te sentirías como mi sueño: Una mujer o un hombre desnudo en una plaza…

            Después de todo me he dado cuenta que cuando más desnuda me he mostrado ante mis lectores, he recibido un trato de mayor vulnerabilidad y esa es una de las razones por las que no me he detenido.

            Eso habla del gran corazón de las personas, que toman las inseguridades de los demás y en vez de burlarse las abrazan con gran compasión, eso es lo más bonito que he sentido, cuando me muestro sin máscaras y me dicen “así quería verte”. Estoy en el proceso de decir eso yo de mí misma.

            En fin, una vez siendo conscientes de este mundo macabro de las inseguridades y sus historias inexistentes y la manera en la que subestiman nuestra persona, es momento de decidir quién va a reinar en ese cuerpecito tan hermoso que te pertenece, en esa alma tan irrepetible que habita tu ser y te hace ser… no podemos permitir que reine en nuestro corazón lo que no nos define. Tenemos que defender nuestra unicidad y lo que nos hace originales, y con el mismo amor que quisiéramos trataran nuestra esencia, tratar la de los demás…

            Todo sería más fácil si cuando dialogáramos no estuvieran hablando nuestras inseguridades sino nuestro corazón.

            Y peor aún, cuando reinan todos estos complejos a veces (lo he hecho) buscamos minimizar al que tenemos enfrente para sentirnos más grandes porque en realidad nos encojemos en nuestra mente.

            Un ejemplo tonto pero cierto, cuando doy conferencias he recibido el consejo de “imagina que todos están encuerados” da risa, es un consejo chistoso pero yo me pregunto: ¿Qué pasaría si en vez de verlos encuerados para burlarme y así sentirme la chida del grupo por estar vestida, los imaginara como lo que realmente son? Seres humanos tan hermosos como tú y como yo. Y si a caso los imaginara desnudos esa sería una razón para tenerles más cuidado y cariño porque es de valientes dejar las máscaras de la vida en el suelo… Minimizar a los demás no nos engrandecerá ni aquí ni en China.

            En fin, espero haberme dado a entender, espero que en tu corazón escuches lo que te define, esas cosas tan tuyas, esos detalles y gestos tan “tú”,  esos valores que son dignos de admirarse… por ti mismo para empezar. Cuando descubras tu grandeza verás que todos somos magia y que no importa si yo estoy del mismo tamaño, tengo camino menos o más recorrido o sé más o menos que tú… ninguno de los dos nacimos para hacernos daño sino para acompañarnos.


            Es de sabios unir fuerzas y descubrir que al final de cuentas todos somos un espejo… que todos somos alumnos de la vida y que desnudos o no, valemos igual. Anda, distingue todas esas máscaras que no nos dejan verte ni a ti tampoco. ¿Sirven de algo? No hay nada más bonito que tu cara. Y como ya lo dijo Arjona: Desnuda es mejor, ya que la naturaleza no se equivoca. Ey, es metáfora no te encueres… ¡No! ¡Me refería a las inseguridades! ¡No te quites la…! Demasiado tarde… ja.

            Nos vemos en el camino, ojalá que más puros que antes… más seguros de lo que somos y lo que no somos, y tal vez con los mismos miedos, pero con el control del volumen a sus voces. Un abrazo a todos… Los quiero.

lunes, 10 de marzo de 2014

LOS ALUMNOS DE LA VIDA



Después de tanto darle vueltas a mi cabeza entendí una cosa: 

La vida es una escuela y estamos aprendiendo.

 El año pasado comprendí unas cosas y hoy estoy aprendiendo otras y parece el cuento de nunca  acabar pero más allá que tedioso, así es como nos mantenemos vivos… flojera sería no tener nada que conocer de la vida.

Entiendo que hay lecciones más duras que otras, hay sorpresas más buenas que otras y hay momentos de pique como de sentir que vuelas… después de varios años de vida puedo identificar lo que aprendí cada año... puedo reafirmar ahora que el año pasado por ejemplo, aprendí a abrirle los brazos a la abundancia, a que puedo ser muy feliz y no debo de sentirme culpable por ello, a poner mi pasado en orden o al menos un poco… a no cerrarle las puertas al amor y a entender que los sueños se pueden cumplir: Un libro, conocer Europa, enamorarme...

¿Cómo es posible que todas las cosas que había deseado desde toda mi vida me pasaran todas el mismo año? Sentía que de pronto algo malo debía de pasar para compensar la situación pero no, aprendí a abrirle los brazos a la abundancia y a que sí: Todo lo bueno puede pasarme. Esa fue mi lección...

Aprendí a ser agradecida por todo lo recibido y a creer en mí un poco más… pero, hablando de este año, es difícil descifrar cuál es mi lección pues a penas estoy viviéndola y de pronto está bien no saberlo. Es como cuando la maestra nos está enseñado a multiplicar y va en el primer intento. Necesitaremos unos 4 o 5 ejemplos para irle "agarrando la onda" y veremos en el camino como los más nerds dicen "ah yaaa!" y tú de que ¿Qué? ¡No entiendo!

Nunca acabamos de aprender cosas, eso es algo que me relaja, siempre hay algo que trabajar y eso está bien. Son bonitas las áreas de oportunidad y siguiendo ese mood de recordar tiempos de escuela confieso que siempre me emocionaba pasar de año… ¿Por qué no emocionarme también en la escuela de la vida? Personas van y vienen y aprendemos, momentos de vulnerabilidad que no se nos olvidan y mucho menos todas esas personas que estuvieron con nosotros… somos unos alumnos eternos con ganas de conocer a la vida para amarla cada día más, porque nadie ama lo que no conoce…

Y si pudiera atinarle un poco más a la lección de este año, creo que el universo quiere que aprenda de paciencia, desapego y a dejar de querer controlar todo… a confiar más en las personas, en los momentos, a no tener miedo de decir hola ni de decir adiós, a entender que la vida es un ciclo y que hay que disfrutarlo…y si pudiera traducir este párrafo diría que este año estoy aprendiendo a no sufrir porque se me va a acabar el helado de pistache que a penas voy a ir a comprar a la tienda. ¿Me explico?

A veces, cuando estoy contenta o pasando por una etapa bonita, yo misma me la saboteo, trayendo traumas de mi pasado que pudieran repetirse en el presente y condenando lo que tengo a la tragedia porque “siempre ha sido así” (ni es cierto). Y en vez de pensar como mujer madura que soy (en lo que cabe, claro que sí), empiezo a pensar como niña y derrumbándome por mis propios miedos parecería que no he aprendido nada y una multiplicación de 4 x 5 se ve imposible.

Si te has sentido como yo hasta este renglón, quiero decirte que no se vale sabotearnos, que esa no es parte de nuestra lección. Estamos aprendiendo algo pero de pronto nos arruinamos hasta eso con tantos miedos y preocupaciones inútiles. Necesitamos respirar hasta que los problemas se vuelvan de su tamaño original (diez respiraciones profundas y te prometo que se encojen), porque lo primero que tenemos que hacer siendo alumnos de la vida, es estar listos para la clase y así de acelerados nos diría la maestra: no se puede…pon de tu parte.

Es algo así como cuando venimos de deportes con el corazón bombeando a todo… hay que llegar, sentarnos, calmarnos, escuchar la voz quedita de la maestra que nos dice “inhalen… exhalen…” (siempre me daba risa cuando las maestras hacían eso… jajajaajajja jaajjaja *se acuerda) ¡Pero sí sirve!

Después de hacer eso creo que estamos un poco más conectados con nuestro corazón, donde ¿les digo algo? Es el lugar donde habitan todas las respuestas pero sólo se nos revelan cuando callamos las voces del ego. (Y vaya que a mí me gritan mucho…)

Pero bueno, si estás en este renglón más calmado o más calmada verás que esa deuda se paga pronto, que contentarse con alguien sólo es cuestión de tener disposición, que tu amigo se va a aliviar, que los problemas se llaman así porque tienen solución… y dentro de todo descubrirás que nuestra reacción a las situaciones tienen el poder de cambiar la situación misma…

No te abrumes, la vida sólo quiere enseñarte algo pero le agregamos un betún que ni al caso y luego no podemos identificar que la multiplicación era más sencilla. Tal vez estás aprendiendo a ser emocionalmente más independiente, tal vez estás aprendiendo a confiar, tal vez estás aprendiendo a saber dar una segunda oportunidad, tal vez estás aprendiendo a reconstruir tu vida… tal vez estamos aprendiendo a amarnos más… Alguna cosa estamos aprendiendo....

Ahora así con esas respiraciones que ya nos calmaron pregúntale a tu corazón ¿Qué estoy aprendiendo y qué herramientas necesito? Identifica las herramientas que necesitas y pídeselas al universo como se las pedías a la señora de la papelería...

Y recuerda que cada quién tiene su ritmo, las lecciones aparecerán una y otra vez hasta que las hayamos aprendido… no te desesperes por ver que el "nerd" ya entiende... tal vez a nosotros nos reaparecerán incluso años después para recordar que ya sabemos vencer eso y que eso no nos derrumba… o no volverán porque ya no es necesario. No sé. Lo que sí sé es que de todo lo que he dicho hasta ahora, lo que más me ha ayudado a abrir los ojos ante lo que estoy aprendiendo es: Estar. Estar en el presente, conectada con lo único que tienes que es el ahora, olvidándote de lo que fue o lo que será, intentando conectarte con el momento exacto que está sucediendo y vivir al día…

El maestro de la vida nos enseña en el espacio del presente y si estamos idos en el pasado o suspirando por un futuro, no aprenderemos nada… Descubrirás con el tiempo y las clases que mientras nos sepamos alumnos y tengamos disposición de aprender, dejaremos nuestra coraza de víctimas y comenzaremos a vivir plenamente... los veo en clase. ¡Ah! Y hagan su tarea temprano para alcanzar a jugar un rato… J





viernes, 7 de marzo de 2014

HOY ME QUEDO EN CASA


Mi cerebro ha sido una revolución de descargas eléctricas estos meses. Y al no poder poner mis ideas en orden menos he podido hacerlo en papel cibernético. ¿La razón? Estoy sintiendo todo.

            Cuando a veces leo que me dicen que se sienten identificados con lo que escribí me da mucha nostalgia de acordarme de lo que viví que me hizo escribirlo: Un dolor profundo, una separación, una pérdida, una descarrilada de mi vida. Lógico que cuando ya lo escribo es porque más o menos lo procesé y cuando me dicen esto me siento “de la mano” y de algún modo me da mucha alegría de saber que puedo estar contigo al mismo tiempo que lo vives, porque yo también lo estuve viviendo…

            No es que te desee que te derrumbes… ¡Eso jamás! ¡Quiero los días más brillantes para ti! Es el hecho de que no sé por qué me gusta, me gusta que te acurruques en mis letras, siento que es parte de mi misión en la vida y me hace muy, muy feliz. (Ojalá lo esté logrando de la mejor manera).

            El punto es que últimamente, sintiéndolo todo no sé cuál es el tema principal de mi angustia pero tengo mucha. (Esa sí no me gusta repartirla). Hoy por la mañana me subí a mi Chevy y le dije a Dios en voz alta (al “cabos” nadie oye “masque” Él). “Dios, ayúdame a ser funcional… dame paciencia para no desesperarme y sabiduría para entender lo que pasa por mi mente hasta el estómago…”

            ¿Saben qué es lo más difícil de todo? Que no ubico el “foco de infección” es decir, la razón principal por la que me siento así… tengo vagas ideas pero no lo sé, me falta claridad. Y al estar así me pongo sensible y es entonces cuando si alguien me da un abrazo disimulo mi sentimiento de “no tienes ni (pinches) idea de lo que me está sirviendo esto” pero me dejo chiquear como niña chiquita lo más que pueda para tener fuerzas y seguir… pero ojo, no es esto infelicidad, al contrario, la felicidad es una paleta de todos los sentimientos, es el motor para tener actitud ante esta y todas las situaciones. La tuya, la mía. La felicidad es esa actitud que de pronto tenemos la capacidad hasta de crear. ¿Lo sabías? Puedes ser un creador de felicidad.

            ¿Saben qué es lo que creo? A ver si me expreso bien pero la neta es que siento que los seres humanos, casi todos, tenemos que arreglar cuentas con nuestro pasado de vez en cuando. Sé que eso de volver a recordar temas dolorosos que ya pasaron y machacarlos otra vez es algo tedioso, pero estoy segura que ahí está la lonchera que dejé de mi paz interior. Me enfada lo sé, pero a veces siento que dejamos muchas cosas en el camino, cuando nos pisaron, cuando pisamos, cuando nos hirieron, cuando herimos, cuando nos olvidaron, cuando olvidamos…
           
            Y si vivimos algo así de pequeñitos pues seguro de entrada el tema está más intenso. Porque por ejemplo puedo decirles que si de niños nos sentimos abandonados en varios aspectos, de grandes nos sentiremos así pero como dice mi gurú de la paz interior “De adultos nadie nos abandona, mas que nosotros… si una pareja se va no nos abandonó, terminó la relación…” pero uno como dejó su lonchera del abandono lo vive como si nuestra mamá otra vez se nos estuviera muriendo en nuestras naricitas.

            La cosa aquí es, como lo he dicho en un escrito de un par de meses: Devolverle al problema su tamaño original. Darle el enfoque de adulto lleno de experiencias que ahora somos tú y yo (o al menos se supone) y tomar las riendas de la vida en 5..4..3..2… porque como dijo William Shakespeare: No importa en cuantos pedazos se rompió tu corazón, el mundo no se detendrá para que lo arregles.

            Vaya, creo que podría definir toda esta boruca de sentimientos en una metáfora: ¿Les ha pasado cuando todos los niños ya están jugando en el jardín y tú te estás poniendo el suéter y los zapatos porque si no tu mamá no te deja? Malamente de pronto mal nos ponemos el suéter afuera y los zapatos en el tapete de la entrada porque no nos aguantamos las ganas de jugar, de vivir. Nos desespera voltear a nuestro alrededor y ver como todos de algún modo tienen la vida resuelta y ya están jugando a las escondidas. (Error garrafal compararnos pero humanamente pasa, sentimos que todos están bien menos nosotros).

            Así me siento últimamente… abrochándome las agujetas, descubriendo que a penas me pongo un calcetín, el otro no lo encuentro y el suéter no lo alcanzo del clóset. Es tardado prepararnos y nadie está detenido esperando a que salgamos para jugar. Todos estamos viviendo. “Un dos tres por Cristy que está atrás del Datsun”


            Probablemente quiera reclamarle a mi mamá que mi hermano se salió sin suéter… por envidiosa y malamente esperando a que tenga consecuencias como que lo castiguen. (Ese sentimiento ocurre porque nos comparamos).

Probablemente me queje porque mi suéter estaba más arriba que el de mi hermano y tardé más… y culpe a Dios por no encontrar mi otro zapato como si Él se lo hubiera quitado y no yo. (Eso se llama hacerme la víctima).

Probablemente estalle de rabia por no estar lista y me eche a llorar sin salir en la tarde (Eso le llamaría orgullo, berrinche y poca tolerancia a la frustración).

Probablemente sea poquito inteligente y tenga compasión por mí y decida respetar mi proceso de prepararme para seguir jugando… sí, eso intento hacer, eso intento hacer sin desesperarme… y por eso necesito ayuda del universo…

            Ya me puse chipi (reconozco en cada escrito perfectamente cuando mi corazón se conecta al cien con mi mente en algún renglón y fue el pasado) pero voy a seguir diciendo lo que siento porque no puedo no decirlo…

            Hoy quiero respetar mi momento, llenarme de lo que necesito, cuidarme y como dijo mi gurú de paz interior: No abandonarme porque nadie puede hacerlo más que yo. Si tengo que regresar el tiempo en mi mente para recoger loncheras de olvido y de perdón lo haré y si me tardo es porque tengo que hacerlo. Hoy quiero estar bien… no quiero jugar incómoda con un calcetín mal puesto o resfriarme porque desesperada me salí sin sueter… hoy quiero tener el valor de decirle al mundo “ahorita no puedo salir a jugar… tengo que hacer unas cosas por mí…”

            Ya no estoy chiquita como para que mi mamá me diga lo que tengo que hacer o cómo me tengo que cuidar (Que sinceramente desearía con todo mi corazón que suceda) pero hoy me toca cuidarme a mí y aunque es extremadamente difícil es también extremadamente necesario. Tú y yo debemos cuidarnos y cuidarnos tan bien como lo hizo nuestra mamá, para los que tuvimos la oportunidad de saber qué es, sabemos cómo hacerlo y creo que gracias a la vida somos la mayoría.

            Así que en este ruedo donde me encuentro, llena de palabras, sentimientos, momentos y recuerdos que no puedo poner en orden te digo que saldré a jugar al cien cuando esté lista, que mientras estoy en casita y que aquí también estoy viviendo, estoy bien. Después de todo hasta en el juego de “las trais” hay base. Todos necesitamos un momento de acomodarnos el calcetín y recuperar la respiración, más después de un desastre amoroso, una pérdida, un momento en nuestra vida que nos desordenó el corazón… pero a veces como niños no queremos ni ir a hacer pipí por no dejar de jugar y ahí estamos atrás del arbusto brincando para que no nos encuentren en las escondidas. Nos falta darnos tiempo para cubrir nuestras necesidades básicas.

            ¿El mensaje que tengo para ti hoy? Cuídate… mira que bonito suena la palabra… cuídate mucho… cuídate tiernitamente, cuídate porque te amas, cuídate como te gustaría que lo hicieran los demás, consiéntete como madrina al niño del cumpleaños… ponte a pintar… arregla tus fotos y pégalas en un álbum… que no te importe que todos estén jugando en el jardín, quédate en tu cuarto quietecito, quietecita y descubre lo que tu corazón necesita.

            Chance y podamos juntarnos a hacer actividades de casa… jugar memorama y recordar lo bonita que es la vida… peinar a las muñecas y decorar nuestro interior con lo único que queremos que habite. Tal vez traiga una bolsa de basura y tiremos dos que tres cosas… si no te animas yo te echo porras y luego tú a mí… porque ni yo puedo tirar tu basura ni tú la mía. Y verás que al final de cuentas, adentro o afuera de casa, tampoco estamos solos… estoy yo contigo, estás tú conmigo, estás tú contigo y yo conmigo también… ¡Bienvenido al club de los que nos cuidamos!



            Lo malo de ser adultos es que tenemos que cuidarnos y probablemente me he dado cuenta que pocos sabemos hacerlo… y ya no está bien visto llegar chillando con las rodillas sangradas porque tropezamos… ach, es difícil crecer… pero dentro de todo, respira y dime si no ha valido la pena. ¿Verdad?

            Gracias por leer, los quiero…

Los dejo con el escrito de "devolvámosle el tamaño original a los problemas"

jueves, 6 de marzo de 2014

LAS DOS CARAS DEL ORGULLO




Por orgullo he dejado de disfrutar de algunas horas de la vida, me he auto privado de lo que de pronto era mío y ahí estaba sólo para que soltara de mi mano el orgullo y tomara esa sorpresa del día… lo sé, el orgullo me ha robado abrazos, besos, y por orgullo no dije muchos “te quiero…” por orgullo dejé que alguien cerrara la puerta y no salí corriendo aceptando que lo necesitaba de vuelta, por orgullo perdí, por orgullo lloré y convertí en una tragedia lo que estaba destinado para ser una hermosa aventura… ahí conocí al orgullo negro, arrebatador de vida, un cáncer espiritual.

Pero por orgullo también me he levantado del dolor… y orgullosa al sentir como me arrancaban de lo que más quería me dije “sana, sana, no me duele, soy fuerte, con permiso…” Acepto que si el orgullo no hubiera estado en mis venas, me habría dejado romper en pedacitos… el orgullo me recordó mi dignidad como persona.

Curiosamente el orgullo ha sido también el amigo fiel que me echa porras cuando nadie cree en mí, cuando el micrófono espera que diga unas palabras, cuando he necesitado un bastón para andar. Altanera y sobrevaluando mi ser, el orgullo me retomó de nuevo al camino, a la auto compasión y gracias al orgullo te dije ¡Basta! Cuando ya me estabas doliendo.

El orgullo fue  mi padre fiel que no permitía que de mí se aprovecharan, la madre que me regaló el reconocimiento que nadie me daba… el orgullo me puso de pie en plena jugada, me dio el cariño y las palmaditas que de pronto nadie me daba… el orgullo me dio el valor para dejarte porque no me amabas. Y así, conocí el orgullo blanco… el que me guió cuando nadie me tomó de la mano.

             El orgullo me ha llevado a perder personas, pero también a no dejar que me pisen, el orgullo habitó como consolador y como cárcel… fue muy difícil no dejarse dominar por él en ambos casos. ¿Qué me ha hecho el orgullo? Amigo fiel cuando estoy completamente sola y veneno que corre por mis venas cuando tengo que pedir perdón… El orgullo, como las personas, me mostró sus facetas y agradecida las tomé todas… porque de pronto no supe por dónde caminar y aunque lo haya hecho altanera y caprichosa, pude avanzar. No me arrepiento del orgullo, pero a partir de ahora, la consciencia de ambos colores me mantendrá alerta para no perder a quien vale la pena y no llorar y auto rechazar las oportunidades la vida por rencor.

            Ojalá que mis orgullosos pasos nunca pisen de mala forma el terreno sagrado de mi prójimo… ojalá que mi orgullo respete el orgullo de los demás. Ojalá que pueda entender y ser agradecida por esta herramienta, que aún con sus dos facetas, me salvó de la muerte cuando no creí poder continuar, ahora la utilizaré para dar lo que me dio: vida, pues estoy orgullosa de ella.

miércoles, 5 de marzo de 2014

EL TEATRO DE LA VIDA


Somos personajes improvisando en el escenario de la vida, se abre y se cierra el telón a veces sin querer terminar un acto... de pronto tenemos ganas de llorar y ya tenemos el reflector en nuestros pies y nos levantamos de nuevo, porque de eso se trata la vida, de vivirla... así que hoy, más allá de no entender lo que hacemos, necesitamos amarlo y tenernos la compasión que requiere un ser humano que se atreve a salir a escena... por lo cual, hoy, todos, merecemos un aplauso. Clap clap.


He sido últimamente una montaña rusa de emociones… me preocupé. Mi gurú de la paz interior me dijo que soy mujer, que de pronto eso somos, una fiesta de emociones. Lo entendí. No sé por qué faceta esté pasando pero no logro comprender todo lo que siento y de pronto me siento en un cuerpo que no conozco viviendo una vida de no sé quién.

            Sé que soy una mujer positiva y ahorita le encuentro la gracia al asunto pero dentro de todo este torbellino hoy amanecí pensando ¿Qué es esto? ¡Ah que la vida! A veces me gustaría contarles tantas y tantas cosas…

            Mi conclusión es que amar la vida eso implica. Es una obra de teatro con tantas escenas tan diferentes y a veces tan cero deseadas, pero, en cada acto siempre, siempre, siempre hay una razón específica y un por qué que el universo quiere explicarnos. Toda la vida es una lección.

            La cosa aquí es entender desde una divertida perspectiva que estamos parados en una situación muy cómica donde obviamente no tenemos la experiencia porque todo es nuevo, y nuevo, y nuevo… y que la verdad somos unos seres que estamos improvisando todo el tiempo y no deberíamos culparnos si de pronto no lo hacemos de la mejor manera, deberíamos aplaudirnos porque estamos en el juego.

            Y en el tren de los que quieren ser felices, no se permite no abrazar lo que estamos viviendo hoy, sea triste, sea angustiante, sea  letal, sea chistoso, sea aburrido… antes bien, se invita a todos los participantes a encontrar dentro de nuestra libertad, ese poder de decisión que nos lleve a hacerlo de la mejor manera, ubicando que hay cosas que sí podemos cambiar, que hay actos que tal vez se repiten porque no lo hemos aprendido lo que hay que aprender ahí, que de pronto hay fugas de energía que creamos porque en el universo y el destino es el escenario, pero nuestra manera de interactuar la libertad del hombre y probablemente el escenario nos enseña algo y nosotros, en nuestra pérdida de las riendas, no lo vemos.

            Aunque tal vez no entender ciertas cosas es parte de. He entendido que los tiempos del universo son perfectos y a veces si no estoy entendiendo una lección, me relajo, no me toca entenderla en ese específico segundo.  En fin, en mi proceso de descubrir cuál es mi lección de hoy, de estos meses, me dieron ganas de decirles que la vida, aunque a veces no la entienda, sigue siendo hermosa… que con el corazón en la mano les digo que si a caso están más confundidos que cuando yo abría el libro de Baldor, estamos juntos en esto...