miércoles, 19 de mayo de 2010

HAIR DO´S

¿Cuántas maneras de expresarnos existirán? Cuando me fijo en mi sobrino que todavía no habla noto que a veces se desespera ¡Cuántas cosas tiene que decir! Mientras crecemos creo que nos encontramos con mayor número de herramientas. Este fin de semana me topé con una poco convencional pero que me encanta. ¡Peinados!

Una explosión de hilos entrelazados que salen de la cabeza. ¡Que locura! los dejo con el menú de obras de arte que me encontré en el camino. Besos.


























lunes, 10 de mayo de 2010

GRACIAS POR LEER

EL 9 DE MAYO

Para la mujer que me hizo ser Lucía la de Flor


Al primer trueno de mayo siento que la vida no puede cambiar de un momento a otro, que se requiere esfuerzo de todos los días para permitir que los milagros pasen y podamos verlos, no nada más pasen.


Como seres humanos que somos ya perdimos la noción de que vivimos en un mundo mágico, donde cosas extrañas y sin explicación suceden todos los días. Porque como pseudo dioses buscamos explicación a un Truco de Magia y abrimos la caja de Pandora del conocimiento… riéndonos de Dios por adivinar su gran artificio.


Lo que nunca nos preguntamos es ¿De dónde vino ese Amor Infinito por nosotros? Entendemos cómo nacen los bebés, porqué las flores crecen y utilizamos la energía hasta para crear sillas eléctricas… pero no profundizamos en el verdadero sentido de la magia… ¿Para qué nos fue dada? ¿Qué hicimos para merecer la vida?


Porque como dice la película de Milagros Inesperados… todos debemos una muerte y tenemos que pagar por ella… y como dice La Biblia… el que esté libre de pecado que arroje la primera piedra.


Nos comemos el mundo como depredadores, como parásitos, como huérfanos con miedo a que se acabe la comida… y si algo sale mal, o si el sol no sale del modo que nos gustaba nos quejamos exigiéndole a Dios un mejor día ya que nos hemos portado bien.


Y si llevamos tiempo persiguiendo un sueño y poniendo todo nuestro empeño en ello y por decisiones del cosmos o la falta de algo, ya sea insistencia de nuestra parte por lograrlo o una ayudadita del más allá, nos regresamos a dormir pensando que y a estamos cansados de luchar, que ya es nuestro turno de pasar al pizarrón y que la vida no siempre es de color de rosa…


Y si vemos que el vecino tiene eso que nosotros ansiamos tanto, entonces regresamos al Templo a acusar a Dios porque chuchito Pérez ya está gozando de esos beneficios cuando él ni siquiera le ha puesto tantas ganas como nosotros.


Y es entonces cuando al primer trueno de mayo recuerdo aquel día que salía de casa de Paussy por Bugambilias. Habíamos tenido una converación como muchas que nos hacían quedarnos más tarde de lo usual.


Regresaba en mi bocho blanco que tanto amaba y a tantos lugares me acompañaba sin fallarme ni una vez y una pequeña grabadora de pilas que me había robado del cuarto de mi papá porque no soporto carecer de estéreo (aunque ya cumplí un año sin él porque del chevy se lo robaron justo 5 días después de haber llegado a México porque vivía fuera).


En fin, era un nueve de mayo y la canción que estaba en el radio era “Y daría… tantas cosas haríaa… sólo porque este mundo no girara tan de prisa…” Un grupo español que me parece fenomenal.


Yo por su puesto iba cantando la canción con singular alegría cuando una lobo de mi lado izquierdo cada vez más rápido me hizo saber que tal vez mi vida no iba a acabar pero iba a cambiar después de unos segundos.


Sus luces llegaron a encandilarme, el tiempo se detuvo y la lobo, yo y mi bocho más asustado que yo, nos fundimos en el tiempo en un lugar donde avanzaba justo como la cantante de la canción lo deseaba… Me sumergí en un mundo que no giraba tan de prisa.


La lobo estaba a unos metros, mis ojos abiertos, las pupilas pequeñas encandiladas por las luces, mi mente aún más encandilada se puso más blanca que las luces y de ahí corrió una pequeñita en uniforme café y trenzas francesas.


¡Qué alegre niña! Puedo dejarla pasar… ella va a estar bien…

Entre aquella niñita y la grande que ya era viví a la velocidad de la luz mi vida entera. Pero no trataba de recordar ni los momentos felices o los momentos tristes sino las personas a las que podía influir la noticia que se pudiera presentar en los siguientes minutos y a las personas a las que necesitaba decirles algo sólo en caso de que algo me pasara… eran tres… dos importantes y otra que también es importante pero a la que sólo le tenía una noticia superficial.


Descubrí que no le tenía rencor a nadie pero quería avisárselos, y en cuanto a la fecha lo primero que me vino a la mente fue “¡Lucía, no cierres los ojos o si no vas a vivir el diez de mayo allá arriba!”


Así lo hice, según recuerdo no cerré los ojos durante el impacto y las vueltas y lo siguiente que recuerdo fue mi frente mojada algunos vidrios y mis piernas que estaban atoradas bajo el volante. Estaba sentada en el asiento del copiloto y ya escuchaba las sirenas y una mujer bajándose del carro… greñuda como yo, pero de cabellos chinos oscuros.


Gritaba desesperada y pude notar que estaba tres veces más intranquila que yo… lo siguiente que me vino a la cabeza fue mi baile de graduación… era en menos de diez días y no quería tenerla que pasar sentada.

- ¿Estás bien? – Me preguntó la mujer greñuda.

- Si estoy bien.

- ¡Por favor no me metas a la cárcel! Acercó su cabeza lo más que pudo a la mía y la tomé del brazo y le dije que no era mi intención y que estuviera tranquila, a decir verdad lo que quería era que se callara, estaba hablando muy fuerte.


Después me quité el celular mini de panasonic que tanto amaba y se lo di al hombre de la ventana y le dije “Paussy” Era quien estaba más cerca y no quería que asustaran a mi papá antes de tiempo.


Sin notarlo estaba ya en una ambulancia, entonces le dije a la enfermera que necesitaba hacer una llamada urgente y llamé a mi pendiente superficial.

- ¿Bueno?

- ¿Ana Laura?

- Sí ¿Qué pasó?

- No voy a poder ayudarte a hacer la tarea es que choqué.


Cuando la enfermera se enteró que eso era “mi llamada urgente” me quitó el celular y le colgó a mi amiga.

En el hospital el doctor me preguntó si comía mucho queso porque no tenía ninguna fractura y al poco tiempo sentí un sueño tan pesado que dormí con mi papá como oso invernando.


Sé que tuve suerte, sé que no fue nada grave, que nada más fue el susto y la pérdida del bochito blanco y graduarme un año después pero el punto que me trajo hasta aquí fue aquel relámpago que vi hoy, justo después de ver Milagros Inesperados y puras condenas a muerte en sillas eléctricas… entonces pensé en cómo la energía se podía usar de formas tan diferentes, ahora te entiendo Einstein.


Entonces pensé en cómo aquel día Dios no quiso que me pasara nada pero también me acuerdo de las ganas que yo tenía de salir viva de esa situación. “¡No cierres los ojos! ¡No te dejes vencer!” Son dos segundos en los que le ordenas a tu cuerpo estar alerta porque no quieres darte por vencida. Una petición al cuerpo por la que estoy segura personas hasta se dejan morir.


Pero los milagros no pasan solos. Siempre vienen acompañados de apertura, de visión, de no pensarse “inespecial” (acabo de inventar la palabra). De creer que por saberte científico que conoce todas las respuestas porque estamos en la era de la Tecnología no tengamos la humildad de reconocer que es un milagro impactante ver el sol salir puntual sin ningún pretexto de “Había tráfico en la órbita”.


Dios ahí está y cumple contigo todos los días. Lo mínimo que espera es que lo veas, porque aquel astro hermoso lo hizo para ti. Sin razón alguna, sólo porque te quiere… a ti, que a veces eres escéptico, o a mí que muchas otras desconozco su bondad por no ver mis caprichos hechos realidad. Ahí está Dios en el agua, en un parto, en los sueños que te hacen levantarte todos los días. En tus ganas de tener los ojos abiertos auque sea para ver como se te estrella una lobo.


Porque la adversidad necesita a veces más atención para poderla sobrellevar de una tierna manera para que al final salgan frutos de eso. O es que no es extremadamente increíble como los desechos de las vacas sirvan de nutrientes en el campo. Así también un “mal día” puede ser utilizado como abono, el problema es que no siempre sabemos verlo y yo soy la primera en declararme culpable del cargo.


Pero hoy que vi los truenos pensé que sentirme culpable cegaría más mi oportunidad de ver a Dios mañana que me levante y contar las veces que me encuentro con Él durante el día. Porque seamos de la religión que seamos creo que todos llegamos a sentir fuerzas mágicas que nos rodean y comenzamos a llamarlas por diferentes nombres, mañana tal vez se llamará diez de mayo, día en el que celebramos que alguien nos cambió los pañales que no necesariamente le sirvieron de abono. Jaja.


Yo por mi parte, a parte del día de las madres, celebro la alegría de estar rodeada de gente tan linda que me quiere tanto que me hace escribir cosas hermosas como esta.

Y que siguan los truenos y las lluvias que nos estamos muriendo de calor.

GRACIAS POR LEER